Un cuerpo sano comienza con un sistema digestivo equilibrado y una flora intestinal saludable. Los probióticos, esas pequeñas bacterias beneficiosas que habitan en el tracto gastrointestinal, desempeñan un papel vital en el mantenimiento de la salud digestiva y en el fortalecimiento de nuestro sistema inmunológico.

Los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés), explicaron que los probióticos actúan principalmente en el aparato digestivo, donde pueden afectar el microbioma intestinal, pues este microbioma está formado por muchos microorganismos (en su mayor parte bacterias) que viven principalmente en el intestino grueso.

Los probióticos son alimentos para la flora intestinal. | Foto: Getty Images

Una publicación de la revista Mejor con Salud, escrita por Daniela Echeverri Castro, explica que el tracto gastrointestinal está compuesto por unas 400 especies bacterianas que forman lo que se conoce como flora o microbioma intestinal. Entre sus principales funciones está la de proteger el organismo contra la proliferación de patógenos, responsables de muchas afecciones.

Una forma efectiva de introducir más probióticos en la dieta es a través de alimentos específicos que los contienen en cantidades significativas. Entre las que destaca el ajo, una especie que ha sido apreciada desde tiempos inmemoriales tanto por sus propiedades culinarias como por sus beneficios terapéuticos.

La cáscara de ajo puede ser útil para el organismo. | Foto: Getty Images

La revista Elsevier cuenta que este alimento es originario de Asia central, este bulbo aromático ha sido cultivado en diversos países alrededor del mundo, convirtiéndose en un ingrediente clave de la cocina mediterránea. Sin embargo, su valor va más allá del sabor y aroma que aporta a los platillos, ya que el ajo ha sido objeto de numerosos estudios científicos que destacan sus efectos positivos sobre el colesterol y la presión arterial.

El ajo contiene diversos nutrientes, como el manganeso, la vitamina B6, la vitamina C y el selenio, así como polifenoles y otras sustancias antioxidantes. De acuerdo con el portal Cuídate Plus, el aminoácido azufrado aliína presente en el ajo se convierte en alicina cuando es machacado, y es responsable del característico olor de este bulbo. Además, el ajo contiene aminoácidos, compuestos sulfurados, quercetina, inulina y minerales como el potasio, el calcio y el manganeso. Estos elementos juegan un papel clave en los efectos benéficos del ajo sobre la salud cardiovascular.

Los ajos tienen algunas contraindicaciones a las que se debe prestar atención. | Foto: Jack Andersen/Getty Images

Diversos estudios han respaldado la capacidad del ajo para reducir los niveles de colesterol total y triglicéridos en la sangre. Investigadores del Instituto de Toxicología de la Universidad de Shandong (China) realizaron un metaanálisis que evaluó 26 trabajos previos sobre el efecto del ajo en los niveles de colesterol. Los resultados mostraron que el ajo fue más efectivo que el placebo en la disminución de los niveles séricos de colesterol total y triglicéridos.

El portal de la Fundación del corazón, que expone el caso estudiado, afirma que se observó que el efecto del ajo fue más notorio en personas que recibieron un tratamiento a largo plazo. Mientras que el ajo en polvo y el extracto de ajo envejecido destacaron en la reducción del colesterol total, el aceite de ajo demostró mayor eficacia en la disminución de los triglicéridos.

¿Cómo se consume el ajo?

Para aprovechar los beneficios del ajo, es recomendable consumirlo crudo y picado, ya que así se obtienen sus propiedades de manera óptima. La alicina, responsable de muchos de los efectos benéficos, se libera cuando el ajo es triturado o cortado.

Por ello, se sugiere incluir el ajo en preparaciones culinarias en lugar de recurrir a suplementos o cápsulas. Además, el ajo es una excelente fuente de minerales y vitaminas, como la B1, B3, B6, C y E, y su bajo contenido en calorías lo convierte en una opción saludable para añadir a diversas recetas, según la Fundación Española de la Nutrición.