Los cartílagos de las rodillas son tejidos firmes y flexibles que protegen los extremos de los huesos en las diferentes articulaciones. La principal función de estos es la de conectar las estructuras óseas para darles movilidad. Además, hacen parte de otras zonas del cuerpo como, por ejemplo, la tráquea, la nariz y las orejas.
Cuando este tejido se encuentra en perfectas condiciones, ayuda a estimular el movimiento de los huesos para que estos se puedan deslizar con normalidad sobre otros. Asimismo, el cartílago los protege para que no se deterioren al frotarse entre sí. Sin embargo, estos tejidos son muy susceptibles a muchas lesiones.
El desgaste del cartílago se puede observar en las fibras superficiales, normalmente dispuestas en paralelo, comienzan a deshilacharse o levantarse. A este proceso se le llama fibrilación. Con el paso del tiempo, esta afección progresa, hasta que la primera capa se deshilacha por completo y se originan las primeras lesiones en la segunda capa de fibras.
A medida que progresa, el desgaste abarca mayor extensión de cartílago y de niveles de fibras del cartílago, hasta que el desgaste acaba con el tejido cartilaginoso y termina rozando hueso con hueso.
Es ahí cuando suelen aparecer los síntomas más comunes, entre ellos están, dolor al mover las extremidades, especialmente la rodilla, limitación del movimiento de la zona, deformidad, inflamación y enrojecimiento.
Aunque existe diferentes tratamientos médicos para regenerar el tejido cartilaginoso, también es una ayuda optar por aumentar la ingesta de ciertos nutrientes que ayuden a favorecer y prevenir que la densidad del cartílago sea baja. UnCOMO explica qué alimentos son los adecuados para recuperarse naturalmente de dicha afección, los cuales son:
- Alimentos con lisina: es un aminoácido que forma parte de las proteínas del cuerpo, pero que no se produce por sí sola, sino que debe ser consumida en ciertas comidas. Al incluirlo en la dieta permitirá que las propiedades regeneradoras produzcan más colágeno y favorezca la absorción de calcio. Además, la lisina disminuye la fatiga y mejora la firmeza del tejido cartilaginoso.
Por ello es importante el consumo diario de lisina, que es de 12 mg por kilogramo y se encuentra en alimentos, como los huevos, la soya, la carne roja, el queso, las legumbres, los frutos secos, el bacalao y la levadura de cerveza.
- Alimentos ricos en vitamina C: es un nutriente con alto contenido antioxidante que mejora las defensas del organismo y favorece la producción de colágeno. Es así como beneficia al sistema óseo porque adecúa la circulación en la sangre como la actividad de los vasos sanguíneos para acelerar el proceso de curación de las lesiones y la regeneración del tejido fibroso del cartílago.
Los alimentos más recomendados por consumir es la piña, la naranja, las fresas, la mandarina, el melocotón, el kiwi, el tomate, la cebolla, la lechuga, los coles y los pimientos. La cantidad por día debe ser de 75 mg en mujeres y en hombre 90 mg.
- Alimentos ricos en vitamina D: contiene nutrientes esenciales para mantener los huesos sanos y fuertes. Combinado con minerales como el calcio, el magnesio y el fósforo, esta vitamina ayuda a la correcta formación, aumenta la mineralización ósea, es decir, fortalece el tejido de ellos.
No obstante, permite que el cartílago pierda el tejido fibroso, pues dicha vitamina mejora la movilidad de las articulaciones y favorece la recuperación de algunas lesiones aliviando el dolor muscular o de rodillas.
El sol es un aliado para conseguir este nutriente, aunque también se encuentra en varios alimentos, como lo es el salmón, la leche, el arenque, las ostras, el pan y los cereales integrales.