La apnea del sueño es una afección de la salud que consiste en que la respiración se detiene mientras la persona duerme. Por ello es importante que si al descansar en una misma habitación alguien identifica que se ronca o respira con problemas, se consulte a un doctor, indica Mayo Clinic.
Los problemas relacionados con el sueño pueden causar somnolencia durante el día, cansancio y puede interrumpir las actividades de la rutina diaria. Es importante recuperar energía para el día que inicia.
Existen dos tipos de apnea: apnea central del sueño y apnea obstructiva del sueño. La primera es la menos frecuente en las personas y ocurre porque el cerebro deja de transmitir señales a los músculos de la respiración. Quienes la padecen tienen dificultad para respirar y por eso puede que se despierten y les cueste volver a dormirse.
La segunda es la más común. Se da cuando los músculos en parte posterior se relajan, causando que las vías aéreas se estrechen o se cierren al respirar. “No puedes recibir suficiente aire, lo que puede bajar el nivel de oxígeno en la sangre. El cerebro detecta que no puedes respirar y te despierta brevemente para que puedas volver a abrir las vías aéreas. Este despertar generalmente resulta tan breve que no lo recuerdas”, detalla Mayo Clinic.
Ahora bien, con respecto a esta última, en estudio del Hospital Brigham and Women’s y la Facultad de Medicina de Harvard, en los Estados Unidos, reveló que ha descubierto que las personas que tienen apnea obstructiva del sueño tienen un mayor riesgo cardiovascular debido a la reducción de los niveles de oxígeno en sangre, explicada en gran medida por la interrupción de la respiración.
En este sentido, hay que destacar que la apnea obstructiva del sueño se asocia desde hace tiempo a un mayor riesgo de problemas cardiovasculares, como infarto de miocardio, ictus y muerte, pero las conclusiones de este estudio, publicado en la revista científica ‘American Journal of Respiratory and Critical Care Medicine’, muestran el mecanismo mayormente responsable de la relación.
“Estos hallazgos ayudarán a caracterizar mejor las versiones de alto riesgo de la apnea obstructiva del sueño. Creemos que incluir una versión de mayor riesgo de la apnea obstructiva del sueño en un ensayo clínico aleatorizado demostraría, con suerte, que el tratamiento de la apnea del sueño podría ayudar a prevenir futuros resultados cardiovasculares”, detalló en el estudio el doctor Ali Azarbarzin, autor de la investigación.
Los investigadores revisaron los datos de más de 4.500 adultos de mediana edad y mayores, y trataron de identificar las características de la apnea obstructiva del sueño que podrían explicar por qué algunas personas eran más propensas que otras a desarrollar enfermedades cardiovasculares o muerte relacionada.
Por su propia parte, las características fisiológicas de la apnea obstructiva del sueño evaluadas incluían la carga hipóxica, que es una reducción de los niveles de oxígeno en sangre durante el sueño; la carga ventilatoria, que son interrupciones de la respiración debidas a la obstrucción de las vías respiratorias; y los despertares nocturnos, que se producen cuando una persona se despierta repentinamente del sueño debido a la interrupción de la respiración y que pueden provocar un aumento de la presión arterial o de la frecuencia cardiaca.
Mientras que la gravedad de la apnea del sueño se define como el número de veces que se obstruyen las vías respiratorias durante una hora de sueño, este estudio pretendía caracterizar mejor los mecanismos subyacentes de la apnea obstructiva del sueño e identificar aquellos que predicen con fuerza un aumento de los riesgos cardiovasculares.
Además, los investigadores descubrieron que una carga hipóxica elevada se debía sobre todo a una obstrucción grave de las vías respiratorias y no a otros factores, como la obesidad abdominal o una función pulmonar reducida.
“Eso es algo que hace que esta métrica sea específica de la apnea del sueño. Las conexiones se explican menos por la obesidad u otro factor”, ha detallado Gonzalo Labarca, otro de los responsables de esta investigación.
Los autores apuntan que los hallazgos tienen el potencial de cambiar cómo se evalúa la apnea del sueño, pero necesitan ser validados a través de futuros estudios.
“Comprender estos mecanismos podría cambiar la forma en que se diseñan los ensayos clínicos sobre la apnea del sueño y lo que se mide en la práctica clínica”, ha remachado la directora del Centro Nacional de Investigación de Trastornos del Sueño del Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre de Estados Unidos, Marishka K. Brown.
*Con información de Europa Press.