Con el paso de los años, es inevitable que la piel vaya perdiendo colágeno y elasticidad produciendo las llamadas ‘arruguitas’, líneas de expresión y demás imperfecciones, sobre todo en el rostro, dejando atrás la vitalidad gozada alguna vez en la juventud. De hecho, Mayo Clinic explica que las arrugas son una parte natural del envejecimiento, siendo más prominentes en la piel expuesta al sol, como la cara, el cuello, las manos y los antebrazos.

Para retrasar el envejecimiento y mitigar que se formen estas líneas de expresión, es importante tener una alimentación balanceada y buenos hábitos de vida. Por ejemplo, elementos como las vitaminas son fundamentales para que esta se mantenga saludable y para que no sean tan visibles los signos de la edad. La labor de las vitaminas es fundamental, dado que nutren el cuerpo y lo ayudan a funcionar correctamente en todos sus procesos.

La vitamina C le ofrece diversos beneficios al organismo. | Foto: Getty Images

La vitamina C es una de las principales y mejores para el cuidado facial, por sus propiedades antioxidantes y su capacidad para combatir los radicales libres para prevenir el daño celular y el estrés oxidativo en el cuerpo, de acuerdo con el portal beaire.

“Es un antioxidante que protege las células contra los efectos de los radicales libres, las moléculas que se producen cuando el cuerpo descompone los alimentos o se expone al humo del tabaco y la radiación del sol, rayos X u otras fuentes. Los radicales libres pueden desempeñar un papel en las enfermedades cardíacas, el cáncer y otras enfermedades. La vitamina C también ayuda al cuerpo a absorber y almacenar el hierro”, explican los especialistas de Mayo Clinic, en una publicación hecha por el sitio web 20 Minutos.

Dicha práctica es efectiva para erradicar las arrugas | Foto: Getty Images

Por su parte, la vitamina C es otro excelente antioxidante, debido a que aporta una elevada protección contra los radicales libres. Proporciona fuerzas frente a la absorción de hierro procedente vegetalmente y coopera con la regeneración de vitamina E.

Los alimentos recomendados son frutas cítricas, principalmente pomelos, naranjas y limones. La vitamina también está presente en pimientos, melón, fresas, frutos rojos, hojas verdes, brócoli, kiwi y otras frutas ricas en vitamina C son grandes fuentes de colágeno. Por lo general, tienen importantes propiedades antioxidantes que ayudan a proteger el cuerpo del desgaste natural.

Expertos aseguran los alimentos ricos en vitamina C, son esenciales para ayudar a cicatrizar heridas. Foto: Getty images. | Foto: Foto: Getty images.

También se resalta el consumo de zanahoria, una verdura que presenta un sinfín de aportes y beneficios para el cuerpo humano, gracias a sus nutrientes, lo que da paso a que se potencie el cuidado de la piel, incluso en casos de acné, gracias a los efectos antioxidantes que posee este alimento, lo que en conjunto con la vitamina E, genera un impacto positivo para cualquier tejido del cuerpo humano.

Por último, la deficiencia grave de esta vitamina puede provocar una enfermedad llamada escorbuto, que causa anemia, sangrado de las encías, hematomas y mala cicatrización de heridas. Por lo que, Mayo Clinic recomienda que la cantidad diaria adecuada debe ser “de 90 miligramos para hombres adultos y 75 miligramos para mujeres adultas”.

Recuerde que si el cuerpo está en equilibrio, el daño causado por el estrés oxidativo puede repararse rápidamente, siendo una de las principales causas del envejecimiento, como lo expone la investigación Estrés oxidativo, envejecimiento y enfermedades. Sin embargo, los hábitos poco saludables como el consumo excesivo de azúcar, los alimentos procesados llenos de aditivos químicos, el alcohol, el tabaquismo y el ejercicio excesivo durante largos períodos de tiempo pueden desequilibrar su cuerpo. Y cuando el organismo está desafinado, pierde su capacidad de reparar el daño causado por los radicales libres.

Cabe señalar que el estrés oxidativo no solo envejece la piel y la apariencia, sino que también daña las células del cuerpo, lo que lleva a enfermedades degenerativas como el cáncer y la aterosclerosis.