Con el paso de los años, el cuerpo va sufriendo de una serie de afectaciones y efectos de deterioro interno, debido a los procesos naturales como el envejecimiento. Este proceso suele comenzar a evidenciarse alrededor de los 40 años, con el desarrollo de pequeñas arrugas que con el paso del tiempo pueden hacerse más visibles. Sin embargo, algunas personas tienden a desarrollar el envejecimiento desde temprana edad.

De acuerdo con los expertos, estos signos de edad son consecuencia de la disminución hormonal que afecta a las células de la piel y a la producción de colágeno y elastina, según precisa una publicación de la revista Muy Saludable, de la compañía Sanitas (España).

Por una parte, el colágeno es una proteína que se encarga de producir el cuerpo. También se puede adquirir por vía externa, lo cual se puede hacer, por ejemplo, con la ingesta de algunos alimentos en particular. En diversas partes del cuerpo existen diferentes tipos de colágeno, resaltando el pelo, los vasos sanguíneos, las uñas, la piel, los huesos, los tendones, los ligamentos, los intestinos y los cartílagos.

Las principales funciones del colágeno son estirar la piel y los tendones, fortalecer los huesos y mejorar la curación de las lesiones. De esta proteína hay tres tipos: colágeno tipo I, colágeno tipo II y colágeno tipo III. La primera se encuentra en los huesos y los tendones, la segunda en los cartílagos y la tercera en la piel y los vasos sanguíneos.

Las principales funciones del colágeno son estirar la piel y los tendones, fortalecer los huesos y mejorar la curación de las lesiones. | Foto: Getty Images

Así las cosas, una de las formas más saludables de proteger la piel es por medio de una alimentación saludable, rica en frutas como las uvas, un alimento milenario que, más allá de ser el ingrediente fundamental del vino, es un alimento imprescindible para la salud, pues tiene un alto nivel nutritivo.

Específicamente, la uva contiene un 80% de agua, un 17% de hidratos de carbono fácilmente asimilables, como glucosa, fructosa, sacarosa, dextrosa y levulosa, por lo que es una buena fuente de energía. Del mismo modo, la uva negra aporta unas 110 calorías por cada cien gramos, mientras que la blanca unas 75. Debido a su alto contenido en hidratos de carbono, no son aconsejables en el caso de personas diabéticas.

Respecto a sus beneficios para la piel, el portal Molexplore explica que la uva contiene polifenoles, potentes antioxidantes naturales que evitan que se degrade la producción de colágeno y elastina de la piel. Esto supone que se contribuya a mantener la elasticidad y firmeza del cutis, retrasando el proceso natural de envejecimiento prematuro y la aparición de arrugas.

Las uvas moradas tienen un gran contenido de antioxidantes. | Foto: Getty Images

A su vez, las semillas de las uvas tienen un excelente poder exfoliante para la piel. Además de activar la producción de fibras de colágeno y elastina, renuevan las células, consiguiendo de esta forma limpiar la piel.

Otro beneficio que ofrece el consumo de uvas es que ayuda a fortalecer el sistema inmunológico gracias a la combinación de resveratrol, flavonoides, antocianos y taninos. Del mismo modo, su alto contenido de vitamina C, estimula la producción de glóbulos blancos, que son las células sanguíneas que defienden a los organismos de las infecciones y enfermedades y garantizan una recuperación más rápida.

“Si tenemos un sistema inmune fuerte, nuestro cuerpo es más capaz de luchar contra y de prevenir cualquier enfermedad súbita y a corto plazo”, contó el nutricionista Anthony DiMarino para el medio Sputnik Mundo.

¿Cómo se puede consumir este alimento?

  • De acuerdo con el portal web Puleva, lo ideal es comer la uva su con piel y masticar bien sus semillas, ya que son una excelente fuente de antioxidantes (taninos y catequinas) capaces de prevenir el envejecimiento, los procesos inflamatorios y favorecer las defensas del organismo.
Lo ideal es comer la uva con piel y masticar bien sus semillas, | Foto: billnoll