El placer de comer, indudablemente, lleva a que las personas hagan su respectiva digestión de diferentes maneras, ya dependiendo de los hábitos de cada uno. Por ejemplo, la cultura también interviene en qué hacemos tras desayunar, almorzar o cenar, pero eso sí, hay que echarle ojo si es beneficioso para nuestra salud.
Por ejemplo, algunos descansan y otros se dedican a caminar por la casa, o en cercanías de ella. Además, una multitud de personas opta en tomar una breve siesta previo a continuar con las labores diarias. El postre, la televisión o algún videojuego son habituales en la rutina diaria.
Sin embargo, hay que tener algo importantísimo en cuenta: varias costumbres no son de conveniencia para el bienestar del cuerpo humano, a pesar de que sean aparentemente inofensivas. A largo plazo, estos hábitos pueden derivar en “incómodos síntomas o problemas de salud”, tal como indica el portal experto Mejor Con Salud.
Hábitos perjudiciales luego de comer
- Dormir:
De acuerdo con la fuente citada, una breve siesta puede derivar en problemas para el organismo, puesto que afectaría directamente el proceso digestivo. Esto se da porque “los jugos gástricos no cubren por completo los alimentos en el estómago”, situación que provoca molestias en el esófago y hasta reflujo o quemazón.
Para sacarle provecho a todos los nutrientes ingeridos en la comida, es prudente estar activo y no dormirse en el momento inmediato.
- Fumar:
Otro hábito de malos efectos en el organismo es fumar; es más, no se recomienda en lo absoluto el consumo de cigarrillo o de otra sustancia similar. Así sea luego de una comida o no, expertos sugieren erradicar esa costumbre.
“La nicotina se une al exceso de oxígeno que es necesario en el proceso digestivo, y a su vez, esto facilita la absorción de carcinógenos”, expresa el portal de salud.
- Comer frutas:
Aunque varias personas creen que las frutas son muy beneficiosas tras una comida, en realidad no es muy pertinente. Es mejor ingerirlas antes de desayunar o, incluso, entre comidas a lo largo del día.
El motivo es simple: pueden derivar en malestares relativos a la indigestión o presencia de gases, dado que el alimento “requiere de enzimas diferentes para digerirse bien y sus azúcares necesitan más tiempo para ser absorbidos”.
- Ducharse:
Aunque sus efectos llevan a la relajación, está claro que tomarse una ducha no es la acción ideal tras ingerir una comida principal del día, sea desayuno, almuerzo o cena, pues ocasionaría un debilitamiento en el sistema digestivo y esto lleva a la inflamación y pesadez.
“Esta aumenta el flujo sanguíneo hacia las manos y la parte inferior del cuerpo, por lo que disminuye la cantidad que debe ir hacia el estómago”, reseña la fuente.
- Tomar agua fría o té:
Resulta que el consumo de agua fría deriva en una digestión poco ideal, pues aglutina las comidas y eso impide que se saque el mayor provecho a la absorción de nutrientes.
Lo mismo pasa con el té, a diferencia que tiene altas concentraciones de ácido tánico, que disminuye la absorción de hierro y conduce a “episodios crónicos de anemia”, así como dolor en el pecho y la falta de apetito.
- Hacer actividad física, sea caminar o correr:
Como última recomendación después de comer, aunque muchos pensaban que la actividad física era muy beneficiosa en cualquier instante, está claro que podría causar una gran indigestión y malestar.
“Por lo tanto, debemos esperar al menos 30 minutos después de la comida y, de ser así, no debe superar los 10 minutos”, fue la recomendación final del portal, que invita a erradicar de raíz todos los hábitos expuestos en este artículo.