Las autoridades sanitarias y los profesionales de la salud consideran que una persona sufre de trastorno por consumo de alcohol cuando esa sustancia genera efectos adversos en su integridad y su calidad de vida, pero no es capaz de dejar de tomarla.

No obstante, el consumo de alcohol es tan frecuente que los pacientes, sus familiares y sus personas cercanas no siempre saben a ciencia cierta que padecen de esta condición.

“Los proveedores de atención médica han desarrollado una lista de los síntomas que una persona tiene que presentar durante el último año para ser diagnosticada con trastorno por consumo de alcohol”, sostiene MedlinePlus, la enciclopedia virtual de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.

Entre otras cosas, los profesionales de la salud tienen en cuenta la cantidad de veces que los pacientes beben más cantidad o más tiempo de lo que tenían planeado originalmente. También es frecuente que las personas manifiesten que han tenido la intención de reducir o dejar de beber por completo, pero no lo lograron.

Así mismo, ocurre que invierten demasiados recursos (que incluyen tiempo y dinero) en conseguir alcohol, tienen ansias o impulsos por consumir y ese consumo les genera afectaciones en su vida diaria. Por ejemplo, pueden faltar al trabajo, dejar de hacer cosas que le gustaban, no ir a la universidad o tener un mal desempeño en las actividades cotidianas.

Pese a eso, los pacientes no pueden dejar de beber. Y, con el paso del tiempo, pueden desarrollar tolerancia. Esto implica que cada vez necesitan más alcohol para estar ebrios o para empezar a sentir sus efectos. En contraste, cuando dejan de consumir pueden manifestar síntomas de abstinencia, que incluyen ansiedad, depresión, irritabilidad y dificultades para pensar con claridad.

El alcoholismo puede afectar profundamente la calidad de vida de las personas. | Foto: Copyright Dazeley

“Según la cantidad y por cuánto tiempo usted haya estado bebiendo, puede estar en riesgo por abstinencia del alcohol. La abstinencia puede ser muy incómoda e incluso potencialmente mortal. Si usted ha estado bebiendo mucho, debe reducir o dejar de beber solo bajo el cuidado de un proveedor. Hable con él sobre cómo dejar de consumir alcohol”, señala MedlinePlus.

Para determinar si una persona padece de alcoholismo, los profesionales de la salud también podrían hacer exámenes y preguntas sobre el historial médico y familiar de los pacientes. Entre otras cosas, podrían ordenar exámenes con el fin de evaluar algunas complicaciones.

Los factores sociales y psicológicos inciden en el consumo excesivo de alcohol. | Foto: Getty Images

Estas pruebas incluyen medir el nivel de alcoholemia, hacer un conteo sanguíneo completo, evaluar la función hepática y hacer un examen de la cantidad de magnesio que hay en la sangre del paciente.

¿Qué hace que una persona desarrolle un trastorno por consumo de alcohol?

Si bien se considera que se trata de un problema psicológico, hay múltiples factores que pueden incidir en el riesgo de que una persona desarrolle alcoholismo. De acuerdo con MedlinePlus, los expertos apuntan a que puede ser una combinación de factores genéticos, medioambientales y psicológicos.

A su vez, advierte que hay un “riesgo a largo plazo” mayor cuando un hombre toma dos o más tragos al día durante una semana o cuando tiene cinco o más bebidas al tiempo. Para el caso de las mujeres se considera que el riesgo se incrementa cuando hay un consumo superior a un trago diario o cuando tiene cuatro o más bebidas al tiempo.

“Un trago se define como 12 onzas o 360 mililitros (mL) de cerveza (5% de contenido de alcohol), una copa de vino de 5 onzas o 150 mL (12% de contenido de alcohol) o un trago de 1.5 onzas o 45 mL de licor (80 grados prueba o 40% de contenido de alcohol). Si usted tiene un padre con trastorno por consumo de alcohol, usted está en mayor riesgo de problemas de alcohol”, asegura MedlinePlus.

El consumo excesivo de alcohol es un riesgo para la salud. | Foto: Getty Images

Además, cita algunos factores de riesgo como ser un adulto joven que está en un grupo que ejerce presión para beber, sufrir de baja autoestima, tener problemas con sus relaciones o padecer de algunos problemas psicológicos como depresión, trastorno bipolar, ansiedad, estrés postraumático o esquizofrenia.