La mala circulación sanguínea es un problema muy frecuente, especialmente en personas mayores de 40 años. Se presenta cuando los vasos sanguíneos pierden su elasticidad y esto dificulta el flujo de sangre.
Mediante el proceso circulatorio, la sangre transporta oxígeno, nutrientes y otras sustancias que hacen su tránsito desde el corazón al resto de las células, los tejidos y órganos, precisa el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos.
Factores como una alimentación poco equilibrada y el consumo de alcohol y de tabaco, inciden de manera negativa en el proceso circulatorio. Pero a esto se adiciona el sedentarismo. La falta de actividad física de manera regular es una de las causas detrás de la mala circulación y las afecciones del corazón. Por esta razón, realizar ejercicio es un hábito que todas las personas, sin importar la edad, deberían adoptar en su día a día.
El National Heart, Lung, and Blood Institute de Estados Unidos indica que la actividad física de intensidad moderada y vigorosa fortalece el músculo cardíaco. Eso mejora la capacidad del corazón de bombear la sangre a los pulmones y a todo el resto del cuerpo. Como resultado, fluye más sangre a los músculos y los niveles de oxígeno en la sangre aumentan.
La mencionada fuente asegura que los capilares, unos vasos sanguíneos diminutos del cuerpo, también se ensanchan. Eso les permite suministrar más oxígeno al organismo y deshacerse de los productos de desecho.
En esta línea, la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos indica que al elevarse los niveles de oxígeno, esto ayuda a bajar el riesgo de afecciones del corazón como el colesterol alto, la enfermedad arterial coronaria y los ataques cardíacos. El ejercicio regular también puede reducir la presión arterial y los niveles de triglicéridos.
Menores riesgos
Los expertos aseguran que cuando se realiza ejercicio periódicamente, la actividad aeróbica de intensidad moderada y vigorosa puede reducir el riesgo de miocardiopatía isquémica. En esa afección, una sustancia parecida a la cera llamada placa se acumula en el interior de las arterias coronarias. Esas arterias suministran sangre con alto contenido de oxígeno al músculo cardíaco. Normalmente, esa placa se genera por la acumulación de colesterol y de triglicéridos en la sangre.
La placa estrecha las arterias y reduce el flujo de sangre al músculo cardíaco. Con el tiempo, una zona de la placa puede romperse (desprenderse). Eso provoca la formación de un coágulo de sangre en la superficie de la placa.
Los especialistas explican que si el coágulo alcanza un tamaño suficiente, puede bloquear casi todo el flujo sanguíneo, lo que es posible que derive en un ataque cardíaco. En este caso, de acuerdo con el National Heart, Lung, and Blood Institute, la actividad física contribuye a mejorar la circulación y a controlar factores de riesgo para las afecciones del corazón de la siguiente manera:
- Al reducir la presión arterial y los triglicéridos
- Al aumentar los niveles de colesterol HDL (de lipoproteínas de alta densidad); es decir, el colesterol conocido como bueno.
- Al reducir la presión arterial y los triglicéridos. si se combina con una dieta reducida en calorías.
- Al mantener un peso saludable
- Al ayudar al cuerpo a manejar los niveles de azúcar en la sangre en regular el desempeño de la insulina, lo cual disminuye el riesgo de diabetes tipo 2. La insulina es la hormona que regula los niveles de glucosa, gracias a que facilita el paso de esta sustancia a las células, liberando la sangre de sus excesos.
- En muchas ocasiones la actividad física también ayuda a dejar de fumar, que es uno de los principales factores de riesgo de enfermedad cardíaca.