El día a día de los seres humanos puede acabar convirtiéndose en algo tedioso, aburrido o solitario, especialmente en la parte emocional. Actualmente, el bienestar sentimental es algo cada vez más importante en la sociedad, por lo que ha sido vital generar hábitos positivos para cada individuo.
Aunque la felicidad es algo subjetivo, distintos expertos y analistas se han dado a la tarea de evaluar esta emoción, para así poder conocer su impacto en el cuerpo humano y en los sentimientos. De esta manera se puede comprender qué situaciones permiten que el ser humano la sienta.
Esta emoción forma parte clave del bienestar emocional de cada ser humano y de la construcción de algo importante dentro de esta temática, como lo es la inteligencia emocional. De la mano de esto, saber cómo manejar las distintas emociones que se presentan en el día a día, donde la psicología ha tomado cada vez más importancia.
Según lo reseña el portal Telva, la inteligencia emocional es la capacidad para poder comprender, asimilar y regular las emociones propias, y también de los demás, las cuales según el psicólogo estadounidense Peter Salovey, pueden formarse a partir de algunas competencias de manera concreta.
En primer lugar, es importante conocer las emociones propias, para así poder ser consciente respecto a lo que se siente, y se puede acabar asimilando, así como también, una vez identificadas estas emociones, es importante fortalecer las capacidades para controlarlas y modularlas.
Con base en esto, es importante saber generar motivación propia, para así poder impulsar las actividades del día a día, y el relacionamiento con las demás personas, donde se vuelve importante reconocer también las emociones ajenas, y así saber cómo tratar con ellas para finalmente poder generar un control adecuado de las relaciones interpersonales, según explica Salovey.
Dentro de estas capacidades, algunos expertos también han dado a conocer algunos hábitos realizados por parte de personas felices, y que generan motivación dentro de estos individuos, por lo que en caso de practicarse, podrían acabar dando paso a un desarrollo de la vida más feliz.
De la misma forma, las personas felices no sacan conclusiones precipitadas, se suelen tomar el tiempo de comprender de forma coherente lo que sucede a su alrededor, por lo que es importante generar una de las competencias mencionadas con anterioridad, que como explica el mismo portal mencionado con anterioridad, ayuda a descubrir los actos realizados en el día a día y cuáles generan mayor emoción y felicidad.
De la misma forma, las personas felices no sacan conclusiones precipitadas y suelen tomarse el tiempo de comprender de forma coherente lo que sucede a su alrededor, por lo que es importante generar una de las competencias mencionadas con anterioridad, que es la capacidad de reconocer emociones ajenas.
En tercera medida, las personas felices practican personalmente la conexión cuerpo-mente, un paso clave para comprender las emociones que siente el cuerpo propio, dando paso a que la inteligencia emocional se multiplique, llevando esta temática al campo de la neurociencia, por lo que es de gran importancia evaluar las experiencias internas.
Esto viene de la mano con el cuarto hábito, que es reconocer las emociones como mensajeras amigas, las cuales tengan explicación, y den paso a que las personas realicen actos para acabar o prolongar esas emociones, ya sean tristeza, miedo, calma o alegría.
Dentro de estas emociones, es muy importante reconocer la ira, siendo esta netamente relacionada con el quinto hábito. Esta emoción, aunque suele ser rechazada, es normal, siempre y cuando esté bien manejada y controlada, para poder ser canalizada, y así evitar que este sentimiento se vuelva constante privando a las personas de la felicidad.
En cuanto a los últimos dos hábitos, forma parte importante la compasión, lo que genere actos de bondad, apoyo, comprensión y amabilidad para el resto de la humanidad. Este es un sentido muy empático, lo que suele llevar a que las relaciones interpersonales tengan éxito; sin embargo, es clave tener esta misma compasión por uno mismo, generando un autocuidado, que establezca límites y amabilidad hacia el trato consigo mismo.
Cabe aclarar que estos hábitos no se tratan de actos mágicos, pero si logran aplicarse de manera eficiente, podrían llegar a generar una sensación de bienestar importante para el ser humano.