El ajo es uno de los elementos indispensables en la cocina para dar sabor y condimentar una amplia variedad de platos. Se destaca por su sabor intenso y aroma penetrante. Este ingrediente pertenece a la familia Allium, que también incluye al puerro, chalote y cebolla.
Se cree que el ajo es originario de Asia central y, con el tiempo, se extendió a Oriente Próximo, convirtiéndose en un pilar fundamental de la cocina mediterránea. Su versatilidad y distintivo sabor han hecho que sea ampliamente utilizado en diversas culturas culinarias en todo el mundo.
Beneficios de consumir ajo
Desde la antigüedad, el ajo ha sido reconocido por sus propiedades medicinales. Contiene un compuesto llamado alicina, responsable de su sabor característico, y que además proporciona beneficios para la salud cardiovascular. Esta hortaliza es altamente nutritiva, aportando vitamina C y vitaminas del grupo B, y tiene un bajo contenido calórico.
De acuerdo con el portal gastrolabweb.com, “el consumo de ajo se ha asociado con la reducción de los niveles de colesterol, lo que es beneficioso para la salud cardiovascular. Además, el ajo es rico en antioxidantes, los cuales juegan un papel importante en la protección contra el daño celular y el combate del envejecimiento prematuro. Su amplio perfil nutricional y sus propiedades medicinales lo convierten en un ingrediente valioso en la cocina y un aliado para mantener una dieta saludable y equilibrada”.
El ajo es un gran amigo del sistema digestivo, ya que ayuda a prevenir la inflamación estomacal y contribuye a eliminar toxinas del cuerpo gracias a sus efectos diuréticos. Además, posee propiedades que favorecen la reducción de la presión arterial.
Al estimular la producción de ácido sulfhídrico, el ajo logra relajar los vasos sanguíneos, lo que mejora el flujo sanguíneo en el cuerpo. Estas cualidades hacen del ajo un poderoso aliado para mantener una buena salud cardiovascular y un funcionamiento óptimo del sistema circulatorio. Incorporar el ajo en la dieta puede brindar diversos beneficios para la salud y promover el bienestar general del organismo.
Según la información proporcionada por el portal del Gobierno de México, “se ha señalado que existen estudios que respaldan la idea de que el ajo contribuye a la prevención de varios tipos de cáncer que pueden afectar el sistema gastrointestinal. Estos estudios sugieren que el consumo regular de ajo puede ofrecer beneficios significativos en la protección contra ciertos tipos de cáncer que afectan el tracto digestivo”.
¿Cómo se debe consumir el ajo para aprovechar sus beneficios?
La recomendación es consumir el ajo crudo y picado, ya que esto puede ayudar a fortalecer el sistema inmunológico y prevenir resfriados. Aunque aún no hay evidencia científica que indique la hora exacta ideal para consumirlo, se sugiere consumirlo de forma moderada si se desea tomar en ayunas.
El portal mundodeportivo.com, aconseja no exceder la ingesta de 3 dientes de ajo al día para evitar posibles efectos secundarios. Si se presentan malestares estomacales, es importante suspender su consumo. Otra opción para consumir el ajo es en forma de infusión o té, y se proporciona una receta en un enlace adicional para aquellos que estén interesados. Es importante recordar que siempre es recomendable consultar con un profesional de la salud antes de incorporar nuevos alimentos o suplementos a la dieta, especialmente si se tienen condiciones de salud preexistentes.
Propiedades del ajo
En el ámbito puramente nutricional, el ajo aporta cuenta con muchos nutrientes y minerales que ayudan a mantener la salud de los órganos y sistemas del cuerpo. Estas son algunas de las propiedades del ajo:
- Es un excelente regenerador muscular gracias a su contenido en potasio.
- Cuida la salud del sistema nervioso y mejora la memoria gracias a su riqueza en fósforo.
- Contribuye al fortalecimiento de los huesos y a la prevención de enfermedades óseas, pues es una buena fuente de calcio.
- Su contenido en magnesio facilita el descanso y mejora el sueño.
- Mejora las funciones del sistema inmunitario gracias a su aporte de vitamina C.
El ajo pierde alrededor del 90 % de su valor nutricional cuando se cocina a altas temperaturas. Puedes reducir la pérdida cocinándolo a muy baja temperatura o consumiéndolo crudo.