La licuadora es uno de los electrodomésticos que más se emplea en las cocinas, y que a la vez mayores tasas de suciedad o bacterias puede albergar si no se adelanta un correcto lavado de estos, pues muchas veces la ‘pereza’ de efectuar un lavado completo, hace que las personas opten por un ‘enjuague superficial’, lo cual a futuro no solo genera malos olores, sino que también puede convertirse en un eventual foco de enfermedades.
En referencia a lo anterior, es necesario entender la pertinencia de un lavado minucioso de este electrodoméstico, entendiendo que si bien su vaso es la parte que mayor mugre puede acumular, es necesario también efectuar buenas limpiezas de su motor, entendiendo que este componente no puede ser sometido tan frecuentemente, a la limpieza ideal, y que además no puede ser ‘sumergido en agua’.
Sobre el vaso, es necesario también entender que muchas veces el ‘juagado’ superficial que se suele hacer para eliminar los restos ‘visibles’ de alimento, no logra retirar por completo la suciedad de esta, advirtiendo que las bacterias pueden concentrarse en puntos no visibles, incubando infecciones que terminan afectando a usted y su familia.
Si bien para algunas personas resulta engorrosa la labor del lavado idóneo de la licuadora, es necesario advertir que este proceso, que comprende desarmar el vaso, es totalmente necesario, si se quiere propender por la salud derivada de la buena higiene de nuestros elementos de cocina.
Así, también resulta conveniente entender que en los casos en los que se emplea habitualmente el vaso de ‘plástico’, este, por su naturaleza tiende a acumular mayor sociedad, y su trato indebido obliga también a realizar ‘cambio’ más recurrente del elemento.
Es necesario entender que en componentes como cuchillas y cauchos, debido a la complejidad de lavar algunas zonas, y al desgaste mismo, también es conveniente realizar una renovación periódica.
Antes de emprender el lavado de la licuadora, es necesario entender que esta está compuesta de varios elementos, cuyo orden es necesario conocer, para evitar eventuales ‘accidentes’ derivados de un armado erróneo, o de no poner correctamente los ‘empaques’ o cauchos, derivando en fugas.
Sobre la limpieza del motor, este no se debe sumergir en el agua, ni se debe colocar en los lavavajillas, debido al riesgo que ello representa al poseer componentes electrónicos que eventualmente pueden derivar en cortos en siguientes usos.
También es necesario percatarse inicialmente que este esté desenchufado al momento de lavarlo para evitar eventuales accidentes al accionarlo en caso de que se encuentre conectada a la corriente.
En ese caso, el motor debe limpiarse periódicamente, más aún cuando se presentan eventuales fugas del contenido de vaso, generando suciedad en el motor.
Lo ideal es limpiarlo con una mezcla suave de jabón de loza, al que se pueden adicional algunas gotas de vinagre blanco y bicarbonato que ayuden a eliminar las bacterias y los malos olores.
Sobre la limpieza del vaso, es necesario recalcar en la importancia de en lo posible desarmar esa parte de la licuadora, para poder realizar una minuciosa limpieza de cada uno de sus componentes.
Para lavar el cuerpo de la licuadora, y ante eventuales residuos de alimento pegados en el vaso, es recomendable que el lavado se lleve a cabo con agua tibia o caliente, incluso dejando sumergido este elemento por algunos minutos para ‘ablandar el mugre’.
Teniendo en cuenta el uso que se le da a la licuadora, no es conveniente emplear productos agresivos tipo quitagrasa. Es suficiente con un lavaplatos común, y percatándose de que la esponjilla que se use para ello se encuentre bien limpia.
También es conveniente usar una esponja suave para evitar eventuales ‘rayones’.
Como recomendación para evitar eventuales surgimientos de hongos o bacterias en la licuadora, es necesario dejar secar bien cada uno de los componentes antes de volver a armarla.
Dentro de los tips para el lavado a fondo periódico, se encuentra el poder ‘rociar cada una de las partes con agua oxigenada’, con el fin de desinfectar a fondo estos elementos. Se recomienda hacerlo una vez por semana en los casos en los que la licuadora se emplea con gran periodicidad.
En el lavado, es importante hacer especial énfasis en la rosca inferior, y en los ‘pliegues’ o sectores difíciles generalmente derivados de los marcadores de capacidad.
En los casos en los que la tapa de la licuadora también es desarmable, vale la pena lavar cada uno de sus componentes por aparte, pues allí eventualmente también se puede acumular residuos de comida.
En los casos en los que el vaso se encuentra muy sucio o con alimentos pegados, además de recurrir a remojar por algunos minutos, e incluido horas, también se puede optar por licuar medio limón con una cucharadas de bicarbonato y un poco de agua, para realizar una limpieza más profunda.