Los tatuajes, una práctica que cada vez está más en tendencia, y con mayor aceptación en las culturas durante el último tiempo, siendo creaciones artísticas impregnadas en el tejido corporal humano a partir de agujas y tinta, las cuales son realizadas de forma permanente.
Distintas son las tendencias de estilo que se han promovido durante el último tiempo en materia de tatuajes, siendo esta una práctica ancestral incluso realizado por tribus con el fin de identificarse con pertenecientes a ciertos grupos; sin embargo, actualmente suelen tener una tónica más estética.
Se han realizado distintos estudios durante el último tiempo, con el fin de analizar las afectaciones que estos pueden tener a la salud, sin embargo, se ha encontrado que no existe mayor dificultad en esta materia por la realización de tatuajes, no obstante, se debe tener en claro que existen una serie de parámetros a seguir con el fin de cuidar estas obras en la piel.
Un tatuaje mal cuidado, puede presentar afectaciones como infecciones, dolor o ardor en la zona del tatuaje incluso después de curado, o hasta generar una alergia y posterior rechazo por parte de la piel hacia la tinta, generando que el diseño se difumine o luzca otro color totalmente distinto.
Es probable que una vez pase un tiempo reciente a la realización de estos tatuajes, se presente dolor, exudación, hinchazón, o hasta picazón, teniendo en cuenta que la piel está atravesando un proceso de curación por las afectaciones generadas por las agujas al penetrar la piel e inyectar la tinta.
Sin embargo, se debe estar alerta a algunas señales negativas o que den muestra excesiva de las previamente mencionadas, cada tatuador brinda una serie de recomendaciones y cuidados a tener en cuenta para preservar el tatuaje durante su proceso de curación, no obstante, es muy importante seguirlas a cabalidad.
En primer lugar, es importante evitar el tocar el tatuaje durante su proceso de curación, especialmente si se tiene en cuenta que al estar recién hecho, se trata de una herida abierta, por lo que es importante evitar el ingreso de agentes externos, que puedan afectar esta recuperación, o infectar al organismo generando reacciones adversas.
Posteriormente, se debe retirar el vendaje, de acuerdo al tiempo que estipule el tatuador, y realizar lavados de manera progresiva con jabones de pH neutro, de manera suave, evitando irritaciones en la piel, para que esta luego sea secada suavemente. Se recomienda mantener la piel humectada, y utilizar alguna crema cicatrizante especial para tatuajes, que puede ser entregada o adquirida a través de su propio tatuador, con el fin de estimular este proceso curativo en pequeña cantidad.
Existen algunas prácticas en concreto, que se deben evitar a toda costa, con el fin de evitar daños directos al tatuaje y la piel, como lo pueden ser, rascar la piel o arrancar las costras que se van desprendiendo de la piel, ya que con ellas puede irse una porción de tinta, dejando un hueco en el tatuaje, sumergir el tatuaje en agua, exponer la piel al sol o a cámaras bronceadoras, a causa de las irritaciones que esto puede generar al tejido, utilizar ropa ajustada que no deje respirar a la piel, lo que aumente también la sudoración y la posibilidad de infección, hacer ejercicio que fuerce o estire el área del tatuaje, causando que la piel se pueda romper, o también la ingesta de alcohol al poco tiempo de haber realizado el tatuaje, ya que puede generar alergias o irritaciones en el tejido.