El médico Jorge Felipe León ha trabajado durante 39 años en temas de columna y se ha especializado en tratar la discopatía degenerativa, una condición muy común en la población colombiana. Ha operado a más de 10.000 pacientes de los cuales 6.000 han sido con su técnica de cirugía mínimamente invasiva, con muy buenos resultados. Hace unas décadas la manera de tratar estos temas era con grandes cirugías. “Operábamos con anestesia general, incisiones grandes y varios días de hospitalización”. En 1993, no contento con los resultados, fue a entrenarse a San Diego, California con un experto que estaba cambiando radicalmente el enfoque quirúrgico de la columna. Su técnica era con anestesia local, algo de sedación, una incisión de cinco milímetros y de forma ambulatoria. “Fui el pionero en América Latina”, dice. Fue perfeccionando su técnica y estuvo por todo el mundo aprendiendo y enseñando. . “Yo todo lo resuelvo con la técnica endoscópica”, agrega. Los pacientes son los más beneficiados pues si se operan hoy salen de su consultorio caminando para su casa. Figueroa: ¿Cuándo voy a volver a entrenar? Aunque se siente orgulloso de haberle solucionado el dolor a muchos de sus pacientes, el caso que más lo alegra fue el del pesista Oscar Figueroa. El caso es tan insólito que ha sido publicado en revistas indexadas prestigiosas. “Estando en Beijing, Oscar sufrió una lesión que le causó una hernia discal. Los expertos que lo vieron le decían que tenía que someterse a cirugía, pero cuando él les preguntaba cuándo podría volver a alzar pesas la respuesta era ‘nunca’. Él quería ser campeón olímpico. Un colega que conocía mi trabajo me remitió el caso y cuando lo vi le dije a Figueroa: ‘usted es quirúrgico’. El preguntó lo mismo: ‘¿Cuando voy a volver a entrenar?’ Pensando que yo le iba a responder que nunca le dije: ‘por ahí en un mes’. Lo operé y al mes ya alzaba pesas. En 2012 fue a Londres y recibió medalla de plata; al año siguiente quedó campeón mundial de pesas en Polonia y en el 2015 perdió todo porque tenía dos hernias lumbares. Lo operé en enero y le dije: ‘este año va a ser campeón olímpico’. Y así fue: en agosto, en Rio de Janeiro recibió la medalla de oro”. León cuenta ese caso con orgullo porque es el único de un pesista que después de dos cirugías de columna obtiene la medalla olímpica. Muchos deportistas de esta disciplina sufren de problemas de columna, los operan y quedan bien, pero no pueden volver a levantar pesas a ese nivel. “Óscar nos dio la primera medalla de oro en la historia de los olímpicos”. Por eso el caso se conoce en todo el mundo. El dolor de espalda es terrible Los dolores de espalda, enfatiza el especialista, son terribles y pueden afectar de manera insospechada la calidad de vida. Cuenta que ha visto parejas separarse, a otros perder su empleo o disminuir el disfrute frente a la vida. Por eso dice que el dolor de espalda puede llegar a generar problemas de salud mental. “Una persona con un dolor crónico desarrolla por esta razón problemas en sus relaciones personales con el cónyuge y los hijos porque vivir todos los días con un dolor de espalda altera la calidad de vida y esto impacta la familia y su trabajo. Un alto porcentaje de mis pacientes son personas separadas una o dos veces y con problemas severos de relación con los hijos”. Además de eso, una persona con estrés somatiza esta tensión en esta parte del cuerpo que es la que tiene más componente muscular y vasos sanguíneos. Por eso hay tensión muscular cuando hay estrés, especialmente en la parte lumbar y cervical. La mujer consulta más porque el hombre hace más actividad física y porque ellas tienen más problemas emocionales que les lleva a somatizarlos en la espalda. Muchos acuden a muchos sitios para manejar el dolor crónico antes de llegar a su consultorio. El los entiende porque “quien no ha sufrido un dolor de espalda no sabe qué es eso. El paciente oye del vecino que ha sufrido de esto y comienza a hacer lo que oye del desespero, porque no le ha funcionado lo que le han hecho. A veces cae en cosas no documentadas científicamente y lo veo todos los días: gente que gasta mucho dinero en cosas que no le han servido para nada porque lo primero es que no tienen el diagnóstico”, afirma. Sí hay soluciónLo importante es saber que existe una solución y que nadie tiene porque vivir con ese dolor. Lo primero es la prevención y para eso hay que entender que la espalda duele porque es una estructura anatómica que tiene mucha flexibilidad por la cantidad de vértebras y discos que la conforman. “Es la parte del sistema músculo esquelético que más duele”, dice, y esto sucede porque al tener tanta movilidad tiene un desgaste más grande de los discos y articulaciones. La columna se divide en tres partes: la cervical, la lumbar y la dorsal. La que tiene más movilidad es la lumbar y por eso el 80 por ciento de las consultas son por esta patología. Luego sigue la cervical con 15 por ciento. Y el cinco por ciento restante es por problemas dorsales, la parte que menos movilidad tiene. “La higiene postural es muy importante para que estos problemas se minimicen”. Hacen parte de la higiene dorsal tres cuidados básicos: hacer ejercicio con regularidad, no ser obeso y no ser fumador. Otro componente es tener buenas posturas. Esto último incluye pararse y sentarse bien. “Yo lo resumo sencillo: si una persona permanece ocho horas en su lugar de trabajo lo mínimo que debe tener es una silla ergonométrica en la que la columna este a 90 grados y que los pies siempre estén contra el piso y con un espaldar que le permita estar cómodo”. Lo otro es que cada hora y durante cinco minutos se pare y de una vuelta sin entorpecer el trabajo de los demás. “Hay que promover la cultura de usar los antioxidantes entre los que están el colágeno hidrolizado, el ácido hialurónico, que son elementos que el cuerpo deja de producir a partir de los 30”. Para el tratamiento recomienda que la gente consulte cuanto antes con un especialista para ponerle nombre y dos apellidos a su enfermedad. “Cuando ya se sabe lo que produce el dolor hay que ir de menos a más”, explica, lo cual significa primero darle medicamentos des inflamatorios y terapia en un centro especializado, y una faja si la necesita, acompañado de actividad física, sobre todo cardio. “Si puede hacer natación, excelente”, anota.. El 70 por ciento se mejoran con estas prácticas pero un 25 por ciento regresa y a ellos les recomienda un bloqueo o infiltración con alguien experto, ojala un radiólogo intervencionista guiado por TAC. Eso mejora al 70 por ciento de los pacientes. La última opción es la cirugía.