No es fácil vivir con psoriasis. Aunque no es una condición letal, la gente que la padece sufre mucho emocionalmente. Es una enfermedad de la piel y las articulaciones y se evidencia por manchas rojas y escamosas que causan comezón. Esta descamación se genera por un defecto del sistema inmunológico: los glóbulos rojos atacan  la piel y para contrarrestar esto se produce una a sobreproducción de unas células específicas que producen la sintomatología. El problema es que la descamación, las manchas rojas y la picazón son síntomas visibles que generan el rechazo de otras personas. Si bien es cierto que nadie se muere de esto, la psoriasis genera una gran carga emocional debido al estigma que afecta desde el trabajo hasta las relaciones sexuales. “A los pacientes les da pereza salir así porque su cuerpo está lleno de escamas y laceraciones, pero también la gente no quiere estar cerca de uno”, dice Guillermo Gutiérrez, director ejecutivo de Fundapso, la asociación que aglutina a estos enfermos. Al ser rechazados se encierran y este aislamiento podría generar depresión e incluso el suicidio. Por fortuna, esta es una de las enfermedades que se pueden controlar con medicamentos. Cuando el paciente es atendido a tiempo y se le ofrece el tratamiento de última generación, es posible que los síntomas de la enfermedad se controlen durante 10 años. “Son medicamentos inyectables que se aplican cada tres meses y dan calidad de vida al paciente porque disminuyen los síntomas”, dice la dermatóloga Natalia Hernández. Sin embargo, “en el sistema de salud la ven como una enfermedad cosmética y por ello no incluyen los medicamentos en el plan obligatorio de salud”. Dicho tratamiento actualmente no se ofrece a menos que el paciente interponga una acción de tutela. “Cuando lo aprueban lo dan los primeros tres meses y luego vienen las demoras y así pasan dos o cinco meses sin él, lo cual hace perder todo el esfuerzo”, dice Gutiérrez.  Esta enfermedad no es contagiosa y por eso las personas que la sufren no deberían ser discriminadas. Además, a cualquiera le puede dar y en cualquier edad, aunque la mayoría de casos se observa entre personas de entre 15 a 20 años y 55 a 60 años. Cuando no se trata a tiempo es posible que genere otras enfermedades como artritis, diabetes, obesidad o problemas cardiovasculares, enfermedades que tienen un alto costo. Por eso es importante que las autoridades de salud tengan un protocolo adecuado de atención y que los pacientes sepan consultar a tiempo para recibir el diagnóstico y el tratamiento indicado. Esto es crucial para mejorar la calidad de vida. Como lo dice Gutiérrez, “a los pacientes con psoriasis nos duele más el alma que la piel”.