SEMANA: ¿Qué han aprendido el uno del otro? Martín de Francisco: yo de Santiago he aprendido que es una persona muy buena. A él no le gusta que hablen bien de él. Es una persona que cuando nadie lo ve hace buenas obras, pero él no está pontificando de eso y yo he aprendido a hacer eso en lo teórico porque en la práctica no lo he llevado a cabo. Me falta eso de ser bueno. Él es excelente persona, de unos principios morales profundos. lo único que no me gusta de Santiago es que se burla de mí. Santiago Moure: de Martín he aprendido el rigor, la exactitud, la minuciosidad en los detalles, en el set de La Tele no se mueve nada sin que Martín haya dicho pongan acá este cuadro, muevan allí a Mafe… No, en serio es una bestia de trabajo, es un burro incansable, trabaja, trabaja y aporta (risas de Martín). Siempre he admirado su habilidad para sacarle punta a cualquier situación. Yo me engatillo mucho y he aprendido a agarrarme de él como si fuera la última tabla del Titanic. Vea el especial completo: La vida me enseñó. Detrás de cada personaje público hay una historia SEMANA: ¿El día que se conocieron fue un día feliz? S.M.: Nunca lo olvido, fue en septiembre de 1992. Martín tenía unos jean rotos y una camisa a cuadro verdes que aún conserva. Lo conocí por Carlos Vives para una reunión de trabajo. M.D.F.: Santi llevaba una gabardina y una pipa de marihuana y yo dije quién es este atorrante, este carasucia, este respondón, iconoclasta, burletero, sarcástico, sardónico y aquel día llevó una idea de hacer una entrevista como un buzo… S.M.: eran entrevistas de profundidad. M.D.F.: fue gratificante pues fuimos trabajando juntos con Rafa Noguera. Empezamos en esta pesadilla, hemos sido tres en este recorrido desde ese día con Rafa Noguera. SEMANA: ¿Martín: Qué ha aprendido de vivir a la sombra de su hermana Margarita Rosa? M.D.F.: me encanta tu pregunta. He aprendido a observar, a mirar y a no poder aprender. A no poder llegar pero pues me gusta, porque estoy a la sombra y simplemente observo. Es aprender eso y a tratar de que ella me ayude. Yo he aprendido a que ella me remolque de alguna manera, que haga una llamada, que genere una influencia y eso a la final me ha traído unos réditos y eso me pone, no muy contento, pero por lo menos satisfecho para poder vivir de lo que hago. ¿Qué hago? Ser hermano de Margarita. Gracias. SEMANA: ¿Qué aprendieron los dos en el colegio? S.M.: la mano blanda de la hipocresía, la doble faz, la crueldad infantil, no hay recinto donde se albergue tanta crueldad como un colegio, ni siquiera en las instituciones carcelarias ni las barracas de cuarteles. Aprendí el terror al poder, el desprecio por el poder, por la religión, el odio visceral por los niños y la juventud. Siempre desprecié el colegio y el colegio a mí. M.D.F.: aprendí a que se educaba para uniformar, para ser como una serie de personas muy parecidas, muy similares y hacer todo el curso y toda la carrera para ser un empleado, desde el colegio hasta la universidad nos van formando a todos nosotros. Ustedes también son víctimas, me da pesar, los veo todos llenos de ilusiones, con los ojos vidriosos, mirando la esperanza. Señores, estamos todos uniformados y simplemente somos empleados en unas empresas. Gracias. (Risas). Y vamos a seguir así pero veámoslo por el lado amable: podemos comer, y eso no es poca cosa. SEMANA: ¿Por qué es importante reírse de todo? S.M.: quién dijo que reírse de todo es importante. Ese es el problema: que vivimos riéndonos de todo. En Colombia es típico. Alguna vez Garzón (Jaime) de las muchas buenas de sus intervenciones, tenía una chistosa y era que el colombiano se reía y hace chistes de cosas como me robaron la billetera jua jua jua, se robaron el país. Yo creo que deberíamos ser más serios, pero no, no somos serios y nosotros no somos la excepción. M.D.F.: cuando las pocas veces que uno aparece riéndose de todo debe querer decir que a lo largo del día uno está en otro sentimiento o emoción, seguramente. Yo he encontrado llorando a Santiago. Es una persona sentimental. Yo también lloro. Muchísimo. Por ejemplo viendo Café (risas), o viendo novelas… S.M.: o viendo una bandeja paisa, lo puede conmover cualquier cosa. M.D.F.: pero bueno, estoy medicado. S.M.: yo creo que esa cosa de burlarse de todo es como un alarido desesperado ante la frustración de cinismo, una manera de mostrar el cinismo es la burla, el cinismo permanente es un reflejo de frustración totalmente justificado. M.D.F.: es como burlarse uno mismo de la tragedia que está viviendo y hay que volverlo tragicómico, si no sería imposible. Ahora eso es lo que hacemos en el programa, pero no necesariamente es lo que vivimos cotidianamente. Se vive con mucha angustia, pero bueno uno se medica y ahora estoy tomando el citalopram de 10 miligramos. Estaba tomando de 20. Estoy bajoneado. Llamé. ¿Puedo tomarme dos? Y hoy me tomé dos. Por eso estoy de buen ánimo. S.M.: muy bueno ese medicamento. Le podría interesar: Johana Bahamón: “En la cárcel son más libres que muchos de los que estamos afuera” SEMANA: ¿Cuál es la peor entrevista que han hecho? S.M.: la peor entrevista…son tantas. La última siempre es la peor. Las entrevistas son como los presidentes de Colombia: el último siempre es peor que el anterior y así. M.D.F.: es que son muchísimas. De pronto una con Claudia López, no me gustó lo que hice, pero Santiago pudo salvar la situación, él es el oportuno salvavidas que apareció en el caño, en el río Bogotá y nos prendimos de ahí para salir adelante. S.M.: yo creo que esas que uno no recuerda son las peores por eso no me acuerdo de muchas. ¿Qué es lo malo? Que no pudimos sacarle al personaje que invitamos pero yo creo que los personajes siempre nos arrollan y siguen su agenda en la entrevista. M.D.F.: claro, Claudia López estuvo muy bien. S.M.: ella nos tragó enteros. M.D.F.: eso fue muy triste, llegar a la casa y sentir que se había fracasado con un personaje que era muy enriquecedor, muy sustancioso, muy suculento. S.M.: pero hay personajes como ella que es mejor dejarlos. Esos son los mejores personajes, los que hacen la entrevista solos, como por ejemplo en este caso nosotros. SEMANA: ¿De los políticos que han aprendido? M.D.F.: a ser unos hijuep..tas. (Risas) No, hay uno buenos, poquitos pero hay. S.M.: sí. ¿De cuáles políticos? Porque yo de Hitler aprendí que es muy exitoso: De él aprendí su disciplina, su capacidad de manipulación, su capacidad de torcer la verdad, de hacer que lo falso se vuelva verdadero, y su manipulación de masas. ¿Estoy hablando de Hitler? Pues hay muchos imitadores. Y todos funcionan igual. Admiro que puedan seguir adelante sin ninguna empatía, arrolladores, son tiburones de la política como los tiburones financieros, va es para adelante M.D.F.: y ayudando a tapar todo lo que han cometido, pero por ejemplo el liderazgo, el patronato, el caudillaje del político importante del país, que a pesar de las pruebas y de lo maléfico que pueda ser, se convierte en guía y la gente lo sigue, los lleva a hacer algo parecido, a cometer cosas que hacen daño a los demás, y eso lo admiramos. S.M.: admiramos a los perversos. SEMANA: ¿Qué tienen por mejorar? S.M.: para mejorar solo morirme, es la mejor manera de mejorar, cortar por lo sano porque mi vida ha sido un permanente pañito de agua tibia, uno sobre otro, yo creo que para mejorar hay que morir y resucitar. Yo, si no lo logro en los próximos cuatro años, yo mismo acabo con mi existencia porque no quiero estar a los 60 años contestando entrevistas como esta. M.D.F.: yo creo que para mejorar necesito dejar de trabajar. Porque trabajando uno no puede mejorar y que alguien me ayude, bueno ahí está mi hermana. Y pedirle a mi papá, para que me ayude mientras me como mis ahorros. Debo salir de los trabajos en los que estoy. Yo quisiera poder vivir de la imagen de viagra o de Tena, algo bien indigno. S.M.: no, pero eso es peligroso, prefiero ser probador de colchones. M.D.F.: probador de ataúdes. S.M.: probador de seres humanos, eso es lo que es el matrimonio, probador de mujeres, y uno prueba y si no funcionó, se acaba. En contexto: “El universo es indiferente a nuestras tragedias”: Alejandro Gaviria SEMANA: ¿Han tenido experiencias difíciles en la vida? ¿Cómo las han superado? S.M.: sí, todos los lunes. M.D.F.: me encanta tu pregunta.He tenido varias como cuando me independicé. Duró poco y yo las he superado en una clínica de rehabilitación. Hice el trabajo allá adentro, no significa que me sienta mejor, simplemente menos peor. S.M.: cuando la mediocridad es lo que guía tu vida, toda experiencia es difícil, por pequeña que sea, desde un libreto hasta una entrevista para mí puede volverse como escalar el Everest. Hacerlo rápido, salir del problema agachar la cabeza, no tener dignidad porque la dignidad lo lleva a uno decir voy a mejorar, en cambio una persona indigna como yo le corre a todo y olvida pronto. SEMANA: ¿Cuál ha sido el mejor día de sus vidas? M.D.F.: para mí el sábado. Sábado tras sábado es el mejor día pues vengo de acostarme temprano y voy a no tener que acostarme temprano y poder ver 52 partidos de fútbol. SEMANA: Pero además del sábado hay un día que recuerden con especial cariño, por ejemplo, el de la primera comunión... M.D.F.: no la he hecho. Santiago: ¿para alguien puede ser un buen recuerdo ese día? Para mí no. Pero el sábado es chévere porque no trabajas, pero si todos los días fueran como el sábado sería una tortura. Vivir en un sábado permanente... M.D.F.: sí, a mí me encantaría. De hecho mis vacaciones son irme a mi apartamento y no salir de ahí en 20 días como si fuera sábado, lo he hecho varias veces. S.M.: yo lo he hecho años. Y llega un momento en que uno se vuelve loco porque se le acaba la plata. Duré tres años en un sábado. A mí los días que me gustan son cuando no hay gente en Bogotá. Por ejemplo, cuando no hay festival de teatro y la gente se va, en enero y en diciembre a partir del 25 de diciembre son fabulosos, la ciudad está vacía, descubre uno cuál es el problema y qué es lo que está sobrando. SEMANA: ¿Qué le envidia el uno al otro? S.M.: su belleza, su elocuencia, su don de gentes, su garbo, su inteligencia, su capacidad para proyectarse plenamente desde el inconsciente, su habilidad con el lenguaje, su honestidad, sus juegos de palabras. M.D.F.: le envidio la inteligencia, él es brillante, es muy genial, su capacidad de análisis, sus conclusiones siempre sentenciosas y muy acertadas, muy precisas, casi quirúrgicas. Esa agudeza hace que haya admiración. Felicitaciones a Santi. SEMANA: ¿Se arrepienten de algo? M.D.F.: sí de haber llegado puntual. De ser tan puntual. Porque todo el mundo llega después. S.M.: yo me arrepiento de muchas cosas. De ser un cobarde y dejémoslo ahí. SEMANA: Ustedes deben tener muchos contradictores. ¿Eso les molesta? M.D.F.: No, yo no conozco, no he visto. Genera es mucha indiferencia y me molesta porque yo quisiera que me apreciaran (risas). Sí, claro me acompleja pero generar indiferencia es muy triste, pero bueno hay que seguir adelante. Tampoco me voy a suicidar por eso. S.M.: yo perdono a todo el mundo. Era más rencoroso antes pero me resbalé en la tina, me dí un golpe, me salí de la Juco y ahí cambié mi tendencia política, porque me hicieron un escáner y vieron que mi insolencia se debía a un tumor cerebral que tenía, me lo extirparon y me metí al Centro Democrático. SEMANA: ¿Qué enseñanza que les haya dejado la vida quieren comunicar a sus seguidores? S.M.: es una frase “no aboguen, la causa está juzgada”. Desprecien al débil, alinéense con los poderosos, las causas justas los llevaran a la ruina. M.D.F.: yo les aconsejo que tengan suerte.