“Estamos todos acostumbrados al sexo tradicional, a tener relaciones sexuales desde el afán por darle placer al otro, damos por sentado que el orgasmo femenino o la eyaculación masculina son indicativos del éxito de una buena relación íntima”, asegura María Lucía Tarazona, facilitadora tántrica y quien hace más de tres años llegó al mundo del Tantra. Sin embargo, lo que realmente sucede es que después de la descarga, el hombre termina cansado y con ganas de ir a dormir, y muchas veces la mujer no llega al orgasmo, y cuando lo hace, queda saturada de sexo.Esto sucede, de acuerdo a la experta, porque todos los músculos están muy contraídos, hay un exceso de fricción y no hay una respiración relajada que permita fluir la energía por todo el cuerpo. Por eso, Tarazona explica que la meta del sexo tántrico no es la eyaculación o el orgasmo, sino potenciar los sentidos mediante besos, caricias y miradas para que fluya la energía sexual, dejando atrás los tabúes y, sobre todo, las prisas.“La diferencia entre el sexo tradicional y el sexo tántrico es muy grande”, asegura y agrega que a diferencia de cualquier encuentro convencional que suele durar 15 minutos, un encuentro sexual aplicando las prácticas del sexo tántrico puede alcanzar más de dos o tres horas. “La energía va en ascenso y sigue llegando en oleadas. Incluso puedes navegar en esa energía por una semana completa porque queda en tu cuerpo y en tu organismo”.Le puede interesar: Lo que aprendí de sexo en un añoUno de los secretos para alcanzar este tipo d3 experiencia es que entre más sutil sea el movimiento y más suave, el cuerpo logrará sensibilizarse más y comenzará a experimentar un nuevo tipo de sensibilidad. Según Tarazona, no se requiere tener ningún tiempo de experticia ni acondicionamiento físico para practicar sexo tántrico, pero sí práctica. “Lo primero que hay que saber es que todos los seres humanos fuimos dotados con esta energía. Pero venimos de unos condicionamientos muy arraigados, especialmente hacia la búsqueda del orgasmo,y no perdemos de la delicia de todo el viaje. La invitación es a estar presente cada instante”. La experta también aconseja empezar a entender que las zonas erógenas están en todo el cuerpo y hay que enfocarse en todas ellas, no sólo en digitales. También es fundamental preparar el ambiente para practicarlo, pero sobretodo, hay que aprender a aceptar el cuerpo tal y como es. “Los sentimientos como la vergüenza y la culpa son los elementos más tóxicos para una relación sexual, pues cuando no logró una plena aceptación de mi cuerpo, no voy a poder soltarme ni liberarse en esa relación. Es importante alimentar ese cuerpo de manera apropiada, ejercitarlo, amarlo como es. Y trabajar sobre los tabúes y culpas que están enraizados en el inconsciente colectivo por todas las trabas que ha impuesto la religión”.