Desde que los celulares se propagaron por el mundo a  principios de la década de los 2000 es difícil no ver a un ser humano tecleando frenéticamente en cualquier lugar. En las ciudades más grandes del mundo, hasta en los lugares más recónditos del planeta hay granjeros, empresarios, médicos o comerciantes unidos por ese aparato interactivo. No hay duda de que los teléfonos móviles lograron seducir a buena parte de la población por la facilidad que ofrecen de hacer múltiples tareas desde una sola plataforma: mandar un correo, mantenerse conectado con la familia, llevar una agenda y hasta entretenerse con diferentes opciones como videojuegos, música o películas. 

Su expansión ha sido tan precipitada que, según el informe ‘Monitor global de basura electrónica 2017’, lanzado por la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), agencia de la ONU, para 2017 el mundo tenía una población mundial de 7.400 millones de personas y 7.700 millones de suscripciones a teléfonos móviles. Es decir, más celulares que habitantes. En Colombia, el panorama no es muy diferente. Según el Ministerio de Tecnologías de la Información y Comunicaciones (MinTIC) en el país existen 1,2 líneas móviles por cada habitante y según un ranking mundial, Colombia está entre los cinco países en los que las personas pasan más tiempo conectadas a internet al día: 9 horas, detrás de Filipinas (12 horas y 10 minutos), Brasil (9 horas y 29 minutos) y Tailandia (9 horas y 11 minutos).  Sin embargo, este uso excesivo por parte de los humanos ha pasado a convertirse en una preocupación para los científicos. De acuerdo a varios estudios, aunque los teléfonos móviles pueden hacer la vida más fácil, también se han convertido en una adicción difícil de dejar. Algunos como Nicholas Carr dicen que socavan la habilidad para pensar con profundidad. Esto ha sido ampliamente demostrado. Una investigación de Gary Small, profesor de la UCLA que midió la actividad cerebral de las personas mientras buscaban información en Internet encontró que aunque internet y los smartphones han agudizado la capacidad espacio-visual del cerebro, por otro lado, han debilitado la capacidad de análisis, de atención y, con ello, la efectividad de la memoria a corto plazo. El déficit de sueño, la ansiedad, el estrés y la depresión, todos asociados con el abuso de Internet, también se han relacionado con el uso de teléfonos móviles. En 2011, por ejemplo, la Universidad Edinburgh Napier de Escocia comprobó que la necesidad de actualizar el estatus y de mantenerse al día con los amigos causa estrés y ansiedad. Además, sólo en Corea del Sur hay más de 300 centros de rehabilitación para tratar la dependencia a internet y también han surgido muchos movimientos y centros de retiro para desintoxicarse del smartphone.  De acuerdo a Caar, ya no se trata sólo de disciplina ni de autorregulación sino de cómo cambiar las normas sociales y expectativas para no sentir esa presión constante de estar en línea. En ese sentido, ser consciente de la adicción que pueden generar aplicaciones, como los videojuegos o las redes sociales es importante.

Sean Parker, expresidente de Facebook confesó en 2017 que desde un principio la compañía tenía la intención de explotar la vulnerabilidad de la psicología humana y hacerla altamente adictiva. “Se trató de lograr que la gente consumiera la mayor cantidad de tiempo en la plataforma. Y eso significó darles un toquecito de dopamina cada vez que alguien diera un ‘me gusta’. Es un círculo infinito de validación social”.  Técnicamente hablando solo se puede hablar de adicción cuando se trata de una sustancia, pero no es un secreto que la mayoría ha generado una dependencia aterradora a estos dispostivos. En ese sentido, saber si su celular lo está idiotizando o no, depende de varias señales:  - Lo usa la mayor parte del tiempo- Es incapaz de reducir el uso del teléfono celular- Lo usa como una solución al aburrimiento- Siente ansiedad o depresión cuando su teléfono está fuera de su alcance- Está dejando en un segundo plano sus relaciones. Si la respuesta en la mayoría de las frases anteriores fue sí, debe replantearse poner varios límites a su relación con el celular. Aquí algunos consejos sobre cómo hacerlo: Cómo acabar una relación tóxica con su celular