Los seres humanos siempre esperan que el padre muera en la vejez. Aun en dicha circunstancia la partida generará tristeza y los hijos tendrán que trasegar por las etapas de shock, negación, aceptación y asimilación que la psicología ha descrito ante la muerte de un ser querido. Pero en Colombia la guerra le robó a muchos ese derecho. Los expuso no solo a enfrentarse muy pronto a la muerte del padre, sino a formas brutales de morir que les generaron un impacto tan grande que los manuales de autoayuda para hacer el luto se quedaron cortos. Porque el duelo no solo afecta por la muerte, sino por la forma de morir. Y a veces esto último resulta más difícil de tramitar. En el conflicto colombiano, según la psicóloga Lina Rondón, esas formas de morir como el asesinato, la desaparición forzada o la tortura “cambiaron totalmente la manera de tramitar el dolor”. Los hijos, entonces, sufrieron por partida doble: por la muerte del padre y la condición en que fallecieron.Para leer el artículo completo, haga click aquí.