El colesterol es una sustancia cerosa que el propio organismo se encarga de producir para generar vitamina D, hormonas y algunas sustancias que ayudan en la digestión de los alimentos. También es posible obtenerlo de los productos ricos en grasa que se consumen cada día y se encuentra en todas las células grasas del cuerpo.
Lo que sucede con el colesterol es que cuando sus niveles se elevan mucho suelen estrechar o bloquear las arterias. Esto hace que la sangre no fluya con facilidad al corazón, lo cual aumenta el riesgo de ocasionar un ataque cardíaco o un accidente de tipo cerebrovascular. Ambas afecciones pueden llevar a la muerte.
Por su parte, la gripa “también llamada influenza, es una infección respiratoria causada por virus. Cada año, millones de personas se enferman de gripa. En ocasiones, causa una enfermedad leve, pero también puede ser grave e incluso mortal, especialmente para personas mayores de 65 años, recién nacidos y personas con ciertas enfermedades crónicas”, explica Medline Plus, Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos.
“La gripa es causada por el virus de la influenza que se transmite de persona a persona. Cuando alguien con gripe tose, estornuda o habla, expulsa pequeñas gotas. Estas gotitas pueden caer en la boca o en la nariz de las personas que están cerca. Con menos frecuencia, una persona puede contraer la gripa al tocar una superficie u objeto que tiene el virus de la gripa y luego tocarse la boca, la nariz o posiblemente los ojos”, agrega la entidad.
En cuanto al azúcar, o glucosa, como también se le conoce, es la principal fuente de energía del organismo. Se obtiene de los alimentos ricos en azúcar que se comen a diario. En niveles muy altos, aumenta el riesgo de padecer una enfermedad crónica y metabólica como la diabetes, uno de los trastornos más graves que puede sufrir un ser humano.
La diabetes, con el paso del tiempo, daña el corazón, el hígado, los riñones y los vasos sanguíneos. Si no se trata de forma adecuada, puede llevar a la muerte. Sus principales síntomas son el aumento de la sed, la micción frecuente, la debilidad o fatiga, el hormigueo en las manos y en los pies, los problemas de visión, entre otras cosas más.
La alimentación es un ítem clave para mantener regulados los niveles de colesterol, combatir la gripa y controlar el azúcar o glucosa en la sangre. Precisamente, la cebolla es uno de los mejores alimentos para cumplir con estos objetivos.
Baja “el colesterol LDL y los triglicéridos, pues contiene unas sustancias llamadas saponinas que disminuyen el riesgo de sufrir enfermedades cardíacas, como aterosclerosis o infartos”. Además, ayuda “a prevenir y a combatir enfermedades como la gripe, resfriados, amigdalitis, asma y alergias, así como el cáncer y contra la infección por candida albicans, pues es un alimento rico en quercetina, antocianinas (principalmente en las cebollas moradas), vitaminas del complejo B, C y otros compuestos antioxidantes que le proporcionan acción antimicrobiana y antiinflamatoria”, afirma el portal Tua Saúde.
Además, baja la glucosa en la sangre, ya que “contiene quercetina y compuestos sulfurados que poseen propiedades hipoglucemiantes, por lo que es una excelente opción para personas con prediabetes y diabetes.
Para que pueda brindar estos beneficios, es de vital importancia que un alimento de origen vegetal como la cebolla se consuma en su propio estado, es decir, cruda. Los profesionales de la salud recomiendan consumir 25 g por día. Su ingesta debe ser regulada, sin llegar a un exceso.