El jengibre tiene su origen en China y puede llegar a medir hasta 90 centímetros de altura, con hojas largas de 20 centímetros. Se originó en los bosques tropicales del subcontinente indio, en el sur de Asia, donde las plantas de jengibre muestran una notable variación genética. Fue una de las primeras especias que se exportaron desde Oriente y llegó a Europa durante el comercio de especias. Tanto los griegos como los romanos lo utilizaron en su época.
De acuerdo con el portal El Poder del Consumidor, el jengibre, conocido científicamente como ‘rizoma de zingiber officinale roscoe’, es el tallo de dicha planta que se caracteriza por tener un sabor picante.
Además, es versátil en la culinaria, puesto que es rica en vitamina B1; B2; B3; y B9, con efectos antioxidantes y antibacterianos, con la capacidad de reducir el envejecimiento prematuro y contrarrestar los radicales libres, por ejemplo.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) asegura que “el número de personas con diabetes pasó de 108 millones en 1980 a 422 millones en 2014. La prevalencia de esta enfermedad ha venido aumentando más rápidamente en los países de renta baja y de renta mediana que en los de renta elevada”. Por lo tanto, —según lo menciona— el jengibre tiene la capacidad de regular la glucosa del torrente sanguíneo.
Por su parte, la Asociación Estadounidense del Corazón (AHA, por sus siglas en inglés) señala que hay cuestionamientos sobre lo bueno y malo que puede ser el colesterol, ya que uno se denomina LDL (lipoproteínas de baja densidad), que aumenta el riesgo de enfermedades cardíacas, incluidos los derrames cerebrales; mientras que el HDL (lipoproteínas de alta densidad) mitiga las anteriores afecciones.
Por esto, como la circulación de la sangre se ve afectada, el jengibre, con su acción vasodilatadora, mejora el flujo, asegura el Poder del Consumidor.
¿Cómo preparar el té de jengibre?
Ingredientes
- 2 a 3 cm de jengibre fresco rallado;
- 180 ml de agua.
Preparación
Colocar a hervir el agua, retirar del fuego y agregar el jengibre rallado, tapar y dejar reposar durante cinco minutos. A continuación, cuando esté tibio, se debe colar y beber.
El té de jengibre es una bebida que contiene gingerol, paradol y zingerona, sustancias que tienen la capacidad de combatir el dolor de garganta, los resfriados y los síntomas gastrointestinales como náuseas, cólicos y vómitos. Además, gracias a su potente efecto antioxidante y antiinflamatorio, el té de jengibre también ayuda a prevenir enfermedades como el cáncer, diabetes y obesidad.
Adicionalmente, el té de jengibre tiene propiedades diuréticas y termogénicas, lo que favorece la eliminación del exceso de líquidos en el cuerpo y contribuye a la quema de grasa corporal, facilitando la pérdida de peso.
Esta infusión se puede preparar utilizando jengibre fresco o en polvo, y se puede consumir sola o con limón, canela, cúrcuma o nuez moscada para agregar más nutrientes y sabor a la bebida. Sin embargo, es importante destacar que para obtener los beneficios mencionados, el té de jengibre debe ser parte de una alimentación saludable y equilibrada, acompañada de actividad física regular.
La dosis recomendada para obtener sus beneficios, que son mayores cuando el jengibre es utilizado fresco y no en polvo, varía según la situación, como se indica a continuación:
- Para tratar las náuseas en el embarazo, de un postoperatorio quirúrgico, por causa de la cinetosis (mal de movimiento) o por la quimioterapia: 1 a 3 g.
- Para otras situaciones: 1 g.
El uso de jengibre está desaconsejado en personas que toman medicamentos para la hipertensión y anticoagulantes como la Aspirina. Además, se recomienda utilizarlo con precaución en caso de cálculos vesiculares y siempre bajo la supervisión médica. Es importante destacar que durante el embarazo, no se debe consumir más de 3 gramos de jengibre al día, para garantizar la seguridad tanto de la madre como del feto.