El ajo es un ingrediente clave en la preparación de todo tipo de recetas gastronómicas, gracias a que le proporciona sabor y un toque especial a cada comida. Además, contiene una alta densidad nutricional que le permite ayudar a prevenir diversas afecciones, si se realiza un consumo regular y en el marco de una dieta equilibrada y saludable.
Se dice que esta hortaliza es buena para evitar patologías relacionadas con el corazón y el sistema sanguíneo, como presión alta, colesterol elevado, enfermedades de las arterias coronarias y la arteriosclerosis.
El ajo contiene minerales como manganeso, selenio, calcio, cobre o potasio y vitaminas B6 y C y aporta pocas calorías. El portal Healthline indica que la mayoría de los beneficios para la salud que ofrece este producto están relacionados con los compuestos de azufre que se forman cuando se cortan, trituran o mastican los dientes de ajo crudo. Uno de los más reconocidos es la alicina.
Una de las mejores formas para aprovechar sus beneficios en torno a la salud es consumirlo crudo, pues según los expertos no tiene contraindicaciones si se ingiere en dosis normales, excepto para personas a quienes produce irritación de estómago o alergia. Sin embargo, es importante tener presente que es posible que contrarreste el efecto de medicamentos para la circulación sanguínea, debido a que es un potente anticoagulante.
Ajo, un aliado de la circulación y los vasos sanguíneos
Una de las bondades que más destaca de los ajos cuando se consumen crudos es que ayudan, precisamente, con el sistema circulatorio y lo hace desde diferentes frentes. Por un lado, este alimento ayuda a reducir los niveles de colesterol “malo” LDL y los triglicéridos en la sangre, debido a que inhiben su oxidación, reduciendo así el riesgo de sufrir aterosclerosis.
Esta afección se presenta cuando se da un endurecimiento de las arterias. Se dice que el ajo puede hacer que las arterias se ensanchen y se mantengan flexibles, lo cual normalmente se va perdiendo con el envejecimiento.
El portal de bienestar y salud Tua Saúde indica que el consumo de este alimento en su forma natural, es decir, crudo, también disminuye la presión arterial alta, debido a que ejerce un efecto hipotensor y favorece la circulación de la sangre por ser vasodilatador.
Información de la fundación estadounidense AARP indica que para limpiar los vasos sanguíneos es importante asegurarse de incluir bastante ajo crudo en la dieta. Las investigaciones indican que la ingesta regular de este vegetal ayuda a evitar que las plaquetas se peguen, fortalece los vasos sanguíneos y promueve la buena circulación. Esto se debe a que es rico en alicina, compuesto que libera este alimento cuando se corta o se machaca, por ello, la recomendación es no consumirlo entero.
Otros beneficios
Según el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos, el consumo de ajo podría prevenir cáncer de colon, estómago, páncreas, esófago, próstata y mama. Algunos estudios revelan que los riesgos de padecer cáncer de la próstata y pancreático, en particular, se puede reducir hasta por un 50 % al aumentar el consumo de este vegetal.
Al respecto, una publicación del medio digital Business Insider refiere una investigación realizada por científicos de la Universidad de Medicina de China y publicado en la revista Asia-Pacific Journal of Clinical Oncology, en el cual se concluye que el ajo, la cebolla y otras hortalizas de la familia Allium tienen potencial para prevenir el cáncer colorrectal.
De otra parte, este ingrediente también resulta beneficioso para hacerle frente a diferentes tipos de bacterias, entre ellas, la salmonela y la escherichia-coli. A esto se suma que es un antiinflamatorio natural, lo cual se debe a la alicina y a sus antioxidantes. Se dice que su ingesta frecuente disminuye la respuesta inflamatoria en el organismo que es causada por diversas enfermedades. Asimismo, sus compuestos sulfurados le proporcionan propiedades analgésicas y modulan la respuesta del sistema inmune.
Por último, evita problemas respiratorios. El ajo estimula las funciones respiratorias gracias a sus propiedades expectorantes y antisépticas, facilitando la respiración, por lo que su uso es recomendado para tratar la gripa, tos, resfriados, ronquera, asma, bronquitis y afecciones pulmonares.
Si bien es recomendable comerlo crudo, el ajo también puede adicionarse a diferentes tipos de recetas y platos; sin embargo, siempre es importante consultar con el médico cuando se quiere iniciar algún tipo de tratamiento específico con este ingrediente natural.