Los riñones están formados por aproximadamente un millón de unidades de filtración llamadas nefronas que eliminan los desechos, el exceso de líquido del cuerpo, el ácido que producen las células del cuerpo y mantienen un equilibrio saludable de agua, sales y minerales (como sodio, calcio, fósforo y potasio) en la sangre, de acuerdo con el Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y Renales de Estados Unidos.
Además, explicó que las probabilidades de tener enfermedad de los riñones aumentan con la edad y entre más tiempo se haya padecido diabetes, presión alta o enfermedad cardíaca, hay mayor probabilidad de sufrir de la enfermedad de los riñones.
Adicional, es importante señalar que existen hierbas que pueden dañar los riñones, según Infobae, y estas serían: “alfalfa, cambrón, jengibre, verbena, aloe, ginseng, jugo de Noni, cáscara de la baya del laurel, equiseto Panax, caulófilo, tusílago y el regaliz”.
Adicional, otras enfermedades de los riñones pueden incluir: cáncer, quistes, piedras o infecciones y, para detectar si hay una enfermedad renal, el médico debe hacer pruebas de sangre y de orina, ya que los síntomas se desarrollan muy tarde y por lo general aparecen cuando los riñones fallan completamente, que es cuando el médico debe ordenar un trasplante renal o un tratamiento con diálisis para reemplazar la función que normalmente desempeñan los riñones.
¿Cómo cuidar los riñones?
Tener hábitos que ayuden a limpiar los riñones es una buena decisión si de evitar afectaciones futuras se trata, y algunas recomendaciones son:
1. Beber agua. Este líquido acelera el metabolismo, genera saciedad y adicional hidrata el cuerpo. No obstante, de acuerdo con Mayo Clinic, entidad sin ánimo de lucro dedicada a la práctica clínica, la educación y la investigación, el consumo diario de agua es diferente para los hombres y para las mujeres, ya que existen diferencias entre la ingesta, pero por lo general los hombres deberían consumir 3,7 litros de agua al día y las mujeres deberían beber 2,7 litros.
2. Tener una alimentación: según la Organización Mundial de la Salud (OMS) esta debe incluir al menos 400 g (o sea, cinco porciones) de frutas y hortalizas al día; menos del 10 % de la ingesta calórica total debe ser de azúcares libres, menos del 30 % de la ingesta calórica diaria debe proceder de grasas y se deben consumir menos de cinco gramos de sal (aproximadamente una cucharadita) al día y la sal debería ser yodada.
3. Hacer ejercicio: Se deben realizar al menos 150 minutos de actividad aeróbica moderada o 75 minutos de actividad aeróbica intensa a la semana, o una combinación de actividad moderada e intensa.
4. Evitar el consumo del alcohol, pero si se bebe, es mejor hacerlo con moderación, lo que quiere decir beber no es intoxicarse (o embriagarse) y que no se consuma más de un trago al día si se es una mujer y no más de dos tragos si se es un hombre. Un trago se define como 12 onzas (350 mL) de cerveza, 5 onzas (150 mL) de vino o 1.5 onzas (45 mL) de licor fuerte.
5. Dormir bien y lo necesario: en promedio, un adulto necesita entre siete y ocho horas de sueño por noche. Los bebés generalmente duermen unas 16 horas diarias. Los niños pequeños necesitan unas 10 horas de sueño, mientras que los adolescentes necesitan, al menos, nueve horas.
6. Controlar la diabetes, la presión arterial alta y la enfermedad cardíaca.
De todos modos, la información antes dada de ninguna manera sustituye la asesoría médica y por ello, lo primero que hay que hacer es consultar a un experto de la salud para que sea este quien guíe el proceso e indique qué es lo más adecuado para cada persona.