Las frutas son determinantes para ayudar a prevenir enfermedades. Su riqueza nutricional, basada en vitaminas, minerales, fibra y otros nutrientes, le otorgan a estos alimentos una serie de propiedades que le ayudan al cuerpo a evitar el desarrollo de ciertas afecciones, muchas de ellas crónicas.
Entre las numerosas opciones de frutas, la granada se destaca como una de las mejores para fortalecer huesos y articulaciones. Esta fruta única, conocida por su característico color rojo intenso y su sabor agridulce, ha sido apreciada durante siglos por sus propiedades medicinales y nutricionales.
Uno de los principales antioxidantes de la granada son los polifenoles. Otra publicación de esta misma revista, en este caso escrita por Valeria Sabater, indica que existen diversos estudios que han mostrado evidencia científica de que una dieta rica en polifenoles es muy beneficiosa para el sistema cardiovascular, debido a que aportan efectos vasodilatadores.
Por esta razón, una de las formas de tratar arterias obstruidas es ingerir el zumo de granada, ya que favorece la limpieza de los depósitos de grasa, evita la rigidez de estos conductos y reduce la aterosclerosis. Además, es una fruta que contiene elagitaninos y antocianidinas que optimizan la función cardíaca gracias a su alto poder antioxidante.
Según informó el portal Cuerpo Mente, “el consumo habitual de granada, tanto en forma de zumo como si se consumen sus deliciosos granos, es una buena forma de reducir el riesgo cardiovascular, ya que previene la concentración y la oxidación del colesterol “malo” (LDL) y mejora la elasticidad de las arterias”. También beneficia al corazón y al sistema cardiovascular su abundancia en potasio que contribuye a regular la tensión arterial.
Asimismo, las antocianinas de la granada disminuyen la acción de los receptores de estrógeno, lo que ayuda a prevenir cánceres como el de mama. Este efecto lo causan asimismo los flavonoides y es reforzado por la acción sinérgica de otros antioxidantes que evitan el desarrollo de células tumorales. La granada, una fruta exótica muy cotizada por su agradable sabor, textura y color, también se considera útil en la prevención del cáncer de próstata.
A lo anterior se suma que, de acuerdo con estudios realizados en Estados Unidos, Japón y Cuba mostraron que la granada protege frente a los cánceres de piel, mama y colon. De hecho, recientemente se comprobó que un vaso diario de su zumo enlentece la evolución de tumores recurrentes en personas operadas de cáncer de próstata con niveles ascendentes de antígeno PSA y que tiene un efecto preventivo del cáncer de próstata en personas sanas.
Por su parte, esta fruta hipocalórica, debido a su abundante agua y bajo aporte en hidratos de carbono, es muy útil en dietas de adelgazamiento, cuando se quiere reducir la ingesta de calorías, pero también en ayunos que tengan como objetivo activar los mecanismos naturales de limpieza del organismo. Aunque en menor cantidad que la manzana o la pera, la granada también contiene pectina, una fibra soluble que participa en su efecto depurativo. Además, sus deliciosos granos son una notable fuente de fibra no soluble, que sacia y favorece el tránsito intestinal.
¿Cómo exprimir el zumo de granada?
Se puede utilizar el clásico exprimidor manual de naranjas y luego colarlo, ya que los utensilios eléctricos, como las batidoras, rompen en exceso la estructura de los granos, y podrían dejar un sabor amargo.
Este zumo se puede tomar tal cual, con un poco de limón u otros jugos como el de manzana, uva o zanahoria. Además, sirve para preparar salsas, helados o gelatinas. Con él también se puede preparar la clásica granadina, un jarabe de granada más o menos espeso que se elabora reduciendo al fuego una mezcla de jugo con azúcar y un poco de zumo de limón.
La granadina se puede tomar como refresco, diluida con agua fría o con hielo picado, o emplear para regar macedonias o preparados de repostería y ensaladas.