La hipertensión o la presión arterial elevada suele ser un padecimiento que surge en pacientes de avanzada edad. Sin embargo, puede desencadenarse en un paciente joven cuando no se ha cuidado y ha llevado una vida de excesos en cuanto a la alimentación, la ingesta de alcohol y el sedentarismo.
Según la biblioteca de salud y medicina de los Estados Unidos Medline Plus, cada vez que el corazón late, bombea sangre que se desplaza hacia las arterias. La presión arterial aumenta cuando este órgano transporta el líquido rojo por medio de sus latidos, en un proceso llamado presión sistólica. Cuando el corazón está en reposo, entre latidos, la presión arterial baja y se conoce como presión diastólica.
La entidad sin ánimo de lucro dedicada a la práctica clínica, la educación y la investigación Mayo Clinic, explica que para saber cómo manejar esta patología, las personas son catalogadas en algunos de los siguientes grupos:
- Pre-hipertenso: son pacientes con presión sistólica de 120 a 129 mm Hg y diastólica por debajo de 80 mm Hg. Aquí no existe un diagnóstico claro de hipertensión arterial, pero los valores están por encima de los que se catalogan normales.
- Hipertensión arterial de primer grado: cuando la tensión sistólica supera los 130 mm Hg y no pasa de 140 mm Hg, o la diastólica se registra entre 80 y 89 mm Hg; ya hay hipertensión de grado 1.
- Hipertensión de segundo grado: estos individuos tienen valores repetidos de tensión arterial sistólica superior a 140 mm Hg y de diastólica mayor a 90 mm Hg. Este es un cuadro patológico que puede dañar los órganos vitales a mediano plazo.
En medio de una dieta para prevenir la hipertensión y otras patologías es crucial la ingesta de frutas, y se recomienda que como mínimo se ingieran tres porciones de este tipo de alimentos al día. Lo ideal es que se haga en el desayuno, a media mañana y a media tarde. La idea es variar el consumo de una amplia variedad de frutas presentes en el mercado para poder aprovechar los nutrientes, vitaminas y antioxidantes de la mayoría.
La Razón, en su sección de salud y cuidado personal, menciona la importancia de incluir fresas en la alimentación para prevenir la hipertensión y otros padecimientos. Es que la fresa es rica en hierro y tiene un alto contenido de vitaminas C y K, además de ácido fólico. También cuenta con magnesio, potasio, calcio, fósforo, manganeso, silicio y cobre.
Un estudio reciente publicado en la revista científica Nutrition 2023 y compartido en la reunión anual de la Sociedad Americana de Nutrición, atribuye a las fresas nuevos beneficios para el cuerpo. Los resultados del ensayo clínico aleatorizado llevado a cabo en la Universidad Estatal de San Diego (California, Estados Unidos) relacionan el consumo diario de fresas con una mejor función cognitiva, una menor presión arterial y una mayor capacidad antioxidante, lo que potencialmente mejoraría la salud cardiovascular”.
Para poder llegar a estas conclusiones en el estudio participaron 35 hombres y mujeres sanos, con edades entre los 66 y los 78 años. Los participantes consumieron 26 gramos de polvo de fresa liofilizado, equivalente a dos raciones diarias de fresas, o un polvo de control durante ocho semanas cada uno. Lo hicieron durante 8 semanas.
Tras la ingesta de esta fruta se puedo evidenciar que la velocidad de procesamiento cognitivo aumentó un 5,2 %, la presión arterial sistólica disminuyó un 3,6 % y la capacidad antioxidante total aumentó significativamente un 10,2 %. El perímetro de la cintura disminuyó un 1,1 % tanto en el brazo de control como en el de intervención del ensayo.
“Nuestro estudio demuestra que el consumo de fresas puede promover la función cognitiva y mejorar los factores de riesgo cardiovascular como la hipertensión”, dijo Shirin Hooshmand, profesor de la Escuela de Ciencias del Ejercicio y Nutrición de San Diego State e investigador principal del último ensayo clínico.