Las frutas son alimentos clave en la dieta de todas las personas y en las diferentes edades, pues sus componentes nutricionales aportan para que el organismo se mantenga saludable y contribuyen a evitar el desarrollo de diversas enfermedades.
Las hay de todos los colores, sabores y tamaños, pero una de las más populares es la mandarina. Consumir esta fruta diariamente contribuye a prevenir los signos del envejecimiento, a mejorar el proceso digestivo, a fortalecer el sistema inmunológico y a absorber el hierro que requiere el cuerpo para su adecuado funcionamiento.
Es rica en vitaminas A y C; ambas estimulan la producción de colágeno, proteína responsable de la firmeza y elasticidad de los tejidos que forman el organismo, como la piel. Según una publicación de la revista Mejor con Salud, la cantidad de vitamina C en una mandarina es de 35 miligramos por cada 100 gramos de la fruta.
Una de las bondades que se le atribuyen es que ayuda a regular el colesterol en la sangre. Las fibras que contiene contribuyen a disminuir los niveles totales de este lípido y el llamado colesterol ¨malo¨ o LDL, previniendo enfermedades cardiovasculares, como la aterosclerosis, derrame cerebral e infarto. La aterosclerosis es el endurecimiento de las arterias y se presenta cuando se acumulan grasa, colesterol y otras sustancias en las paredes de estos conductos, precisa la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.
Asimismo, la mandarina es rica en flavonoides, vitamina C y ácido cítrico, antioxidantes que impiden la oxidación de las células de grasas, disminuyendo el exceso de este tipo de grasa en la sangre.
Baja la presión arterial
Este producto cítrico tiene buenas cantidades de potasio, un mineral que ayuda a eliminar el exceso de sodio por la orina, previniendo y controlando la presión arterial alta. Así mismo, al ser rica en compuestos antioxidantes, la mandarina también mejora la salud de los vasos sanguíneos y facilita la circulación sanguínea, previniendo y controlando la presión ejercida por la sangre contra las paredes de las arterias.
De otra parte, la mandarina es fuente natural de fibra, que se encuentra en la pulpa blanca que hay debajo de la piel y entre los gajos. Esta sustancia estimula el movimiento intestinal y reduce la absorción de grasas y sustancias tóxicas en el organismo, gracias a lo cual previene afecciones como el estreñimiento, precisa el portal Cuerpo Mente.
Control del peso
La mandarina ayuda en el control del peso corporal. En 100 gramos de mandarina se pueden encontrar alrededor de 53 calorías, 0,3 gramos de grasa, casi dos gramos de fibra, 27 miligramos de vitamina C y 37 miligramos de calcio. Estas propiedades hacen que esta sea una opción para incluir en las dietas para adelgazar.
La fibra es un nutriente que ayuda a mantener la saciedad del cuerpo y a equilibrar el nivel de azúcar en la sangre. Sus vitaminas reducen la producción de cortisol, la hormona del estrés, que puede influir en el almacenamiento de grasas. Y, finalmente, por ser un alimento con bajo contenido en grasas y calorías y altos niveles vitamínicos, se convierte en un buen aliado de una alimentación balanceada y saludable, indica un artículo publicado en el portal Come Fruta de España.
Como sucede con la mayoría de frutas cítricas, la mandarina es fuente de vitamina C, ácido cítrico y carotenos, antioxidantes que combaten la acción de los radicales libres y de los rayos ultravioletas del sol que actúan afectado la piel, evitando problemas de salud como el cáncer de piel y la dermatitis, asegura Tua Saúde.
La mencionada vitamina también ayuda en la formación de colágeno, mejorando la hidratación y elasticidad de la piel, previniendo la aparición prematura de señales como las líneas de expresión, las arrugas y la flacidez.