De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, el sedentarismo es un problema de salud mundial que afecta a más del 27.5 % de la población. Específicamente, en Latinoamérica, países como Brasil, Colombia, Ecuador y Chile encabezan la lista de personas con mayor riesgo de enfermarse debido a su falta de actividad física.
Entre los riesgos que implica este problema de salud está el incremento de la posibilidad de aparición de enfermedades peligrosas, así como de diversas lesiones, las cuales pueden ser evitadas antes que generen una afectación seria. Como tal, se le atribuye el nombre de sedentarismo a aquellas actividades que realizan las personas sentadas o reclinadas, estando despiertas y sin mucho desgaste físico.
Los periodos sedentarios son aquellos tiempos en los que se llevan a cabo estas labores, tales estar sentados durante los desplazamientos, en el trabajo o la escuela, en el ambiente doméstico y durante el tiempo de ocio.
Por su parte, Rey-López, el experto de la Universidad Internacional de Valencia (VIU), explica que para reducir la aparición del sobrepeso se debe mantener un estilo de vida activo, lo que tiene múltiples beneficios para la salud en general.
Por ejemplo, reduce el riesgo de ciertos tipos de cáncer, mitiga el riesgo de enfermedades cardiovasculares como la insuficiencia cardíaca, la hipertensión arterial y los infartos, disminuye el riesgo de sufrir diabetes tipo II, alivia dolores lumbares y mejora la calidad del sueño.
De lo contrario, la falta de actividad puede provocar un impacto negativo en el cerebro, el principal órgano que se encarga de regular y coordinar lo que se hace diariamente, contiene los pensamientos, emociones y es el responsable del comportamiento.
Frente a esto, una investigación realizada en 2014 por la firma Mischel y colaboradores pertenecientes a la Escuela de Medicina de la Universidad Estatal de Wayne, hallaron con precisión los cambios concretos que se producen en el cerebro, fruto del sedentarismo. Según la revista Mejor con Salud, los investigadores seleccionaron dos grupos de ratas. Uno de ellos se movía y hacía regularmente ejercicio, pero el otro no. Después de 3 meses, hallaron los siguientes cambios físicos en la estructura de los cerebros de las ratas sedentarias:
- Principalmente, se evidenció un excesivo número de ramificaciones adicionales en las neuronas que sobreestimulaban el sistema nervioso, acelerando el ritmo cardíaco y predisponiendo a la hipertensión.
- Por otra parte, se ratificó que la inactividad llevaba al sistema nervioso simpático a fracasar a la hora de regular la vasoconstricción periférica, lo que también predispone a la hipertensión y a enfermedades del corazón.
¿Cómo evitar los riesgos del sedentarismo para el cerebro?
- Hacer ejercicio físico y mental: Otra investigación publicada en Preventive Medicine, demostró que el ejercicio moderado mejora la salud mental, sobre todo en aquellas personas que padecen trastornos de estrés, ansiedad y depresión. “El ejercicio ayuda a combatir los síntomas de la ansiedad, por lo que también ayuda a estar más tranquilos y relajados a la hora que ir a dormir. El deporte aumenta la autoestima, la confianza en uno mismo y favorece el intercambio social”, indica la revista en mención.
- Dormir saludablemente: Uno de los riesgos del sedentarismo recae en la eliminación de las rutinas de actividad y un desorden en los horarios, lo que redunda en una mala calidad del sueño. Y claro, esto no hace más que agravar el problema. Si no se duerme bien, puede surgir una falta de ánimo y padecer mayor inestabilidad emocional. La atención y la memoria también se pueden ver muy afectadas al reducir el tiempo de descanso.
En conclusión, es importante mencionar que los riesgos del sedentarismo para el cerebro y el físico han quedado demostrados, por lo que está en sus manos combatirlos con algo de ejercicio y estimulación para sus neuronas, como las actividades al aire libre, la visita a museos, o manteniendo una conversación con alguien con el que estás caminando o haciendo footing.