El colesterol es una sustancia cerosa que el mismo organismo se encarga de producir con el fin de generar vitamina D, hormonas y algunas sustancias que ayudan a la digestión de los alimentos. También es posible obtenerlo de los productos ricos en grasa que se consumen a diario; entre estos resaltan el queso, mantequilla y los aceites.
En valores normales, el colesterol en la sangre no le causa problemas al organismo, sin embargo, si sus niveles se elevan sin control, esto puede bloquear y estrechar las arterias, lo cual dificulta el flujo de sangre al corazón. Esto aumenta el riesgo de ocasionar un ataque cardíaco o un accidente de tipo cerebrovascular.
Por su parte, la presión arterial “es la fuerza de su sangre al empujar contra las paredes de sus arterias. Cada vez que su corazón late, bombea sangre hacia las arterias. Su presión arterial es más alta cuando su corazón late, bombeando la sangre. Esto se llama presión sistólica. Cuando su corazón está en reposo, entre latidos, su presión arterial baja. Esto se llama presión diastólica”, explica Medline Plus, Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos.
“La lectura de su presión arterial usa estos dos números. Por lo general, el número sistólico se coloca antes o por encima de la cifra diastólica. Por ejemplo, 120/80 significa una presión sistólica de 120 y una diastólica de 80. Cuando su presión arterial se mantiene mucho tiempo alta, hace que el corazón bombee con más fuerza y trabaje demasiado, lo que puede ocasionar serios problemas de salud, como ataque cardiaco, accidente cerebrovascular, insuficiencia cardiaca, e insuficiencia renal”, agrega la entidad.
El colesterol alto y la presión arterial alta se pueden heredar, pero por lo general terminan siendo el resultado de un estilo de vida poco saludable, en el que no se práctica actividad física y se abusa del consumo de alimentos ricos en grasas dañinas y sodio.
En este sentido, para tener regulados los niveles de ambos indicadores, es de vital importancia evitar el consumo de productos cargados en sodio y grasas dañinas. Estos se deben reemplazar por alimentos de origen vegetal ricos en vitaminas y minerales.
Precisamente, la avena es uno de los alimentos más recomendados por los profesionales de la salud para bajar los niveles altos del colesterol y la presión arterial. La avena es muy rica en fibra y en vitaminas pertenecientes al grupo B.
“La avena es rica en beta glucano, un compuesto que puede reducir los niveles de colesterol en la sangre entre un 5 y 10 por ciento. De acuerdo con la Biblioteca Nacional de los Estados Unidos, por cada gramo de fibra soluble consumida el colesterol total disminuye alrededor del 1.42 mg/dL y el LDL alrededor de 1.23 mg/dL”, reseña la plataforma digital Salud 180.
Además, el portal web incluye que “la ingesta de avena cruda puede reducir la presión arterial en personas que padecen hipertensión”. Así se debe preparar:
- Por la noche, se debe poner media taza de avena en un vaso, llenarlo de agua (se puede usar leche de almendras), agregar dos cucharadas de yogur griego, revolver, tapar y meter a la nevera.
- Dejar reposar durante 10 horas.
- Por último, se puede consumir.
Para que todos los beneficios de la avena se puedan aprovechar de la mejor manera posible, su ingesta debe ser moderada, sin llegar a un exceso. La avena también es uno de los alimentos más utilizados para bajar de peso.