Los huesos son tejidos vivos que se encargan de sostener y proteger los órganos blandos. Su estructura es muy fuerte y rígida. Se componen por proteínas y minerales como, por ejemplo, el calcio. También albergan la médula ósea, la cual produce células sanguíneas. Se solidifican a medida que una persona crece.
Las enfermedades que más afectan a estos tejidos son el raquitismo, el cáncer de hueso y la osteoporosis. Esta última adelgaza y debilita los huesos; los hace frágiles, lo cual aumenta el riesgo de que se fracturen con una mayor facilidad. Por lo general, afectan a las personas de la tercera edad.
Por su parte, los músculos son tejidos compuestos “de miocitos que en su interior comprende otros elementos que tienen la capacidad de contraerse para así producir un deslizamiento de sus proteínas y lograr un movimiento final. Además, son estructuras que tienen entre sus propiedades la elasticidad, flexibilidad, excitabilidad y la contractilidad”, explica el sitio web Fisio Online.
“Los músculos tienen un lugar donde inician sus tendones y otro sitio de destino en los que se insertan, por eso cuando hablamos de la ubicación de un músculo en particular se habla del origen que es el lugar donde comienza el tendón y de la inserción que es el sitio del hueso donde realiza su llegada. Por eso existen algunos que tienen lugares semejantes en los huesos del cuerpo”, agrega el portal.
En cuanto al sistema nervioso, este es uno de los más importantes del cuerpo, pero también es el más complejo. Agrupa, entre otras cosas, un conjunto de órganos que tienen la capacidad de transmitir impulsos eléctricos a lo largo de una red de terminaciones nerviosas. El cerebro es el órgano principal de este sistema.
Son muchas la enfermedades las que afectan de forma considerable al sistema nervioso; estas son el Parkinson, la esclerosis múltiple, la esclerosis lateral amiotrófica, el Alzheimer, la enfermedad de Huntington, las neuropatías periféricas, entre otras más.
Para fortalecer los huesos, los músculos y el sistema nervioso, son muchos los remedios caseros que se suelen consumir. Precisamente, existe un superalimento que tiene la capacidad de cumplir estos objetivos. Se trata de la moringa, la cual tiene su origen en Asia meridional.
“Por su contenido de calcio, magnesio y fósforo, la moringa es un aliado de la salud ósea, muscular y del sistema nervioso. Además de fortalecer los huesos, podría contribuir a aliviar la artritis gracias a sus propiedades antiinflamatorias”, reseña la plataforma digital El Universo.
Por lo general, la moringa se consume en infusión. Su preparación debe ser sin azúcar ni edulcorantes artificiales. Es de vital importancia que un especialista en el tema autorice su ingesta de acuerdo con las condiciones de salud de cada persona.
Más beneficios de la moringa
El Medical News Today resalta más beneficios de la moringa. Estos son:
1. Fortalece el sistema inmune. Uno de los beneficios más grandes de la moringa es que ayuda a fortalecer el sistema inmune. Esto es ideal para prevenir y combatir el resfriado común y demás enfermedades de tipo respiratorio.
2. Protege la piel y el cabello. “El aceite de semilla de moringa es beneficioso para proteger el cabello contra los radicales libres y mantenerlo limpio y saludable. La moringa también contiene proteínas, lo que significa que es útil para proteger las células de la piel de daño. También contiene elementos hidratantes y desintoxicantes, que potencian la piel y el cabello”.
3. Mejora el estado de ánimo. Este elemento también es muy utilizado para mejorar el estado de ánimo y combatir la depresión.