El colágeno es una proteína que abunda en el cuerpo y cumple con tareas determinantes para su normal funcionamiento. La principal es la de aportar textura y flexibilidad a los tejidos que les permiten a las personas moverse y mantener la piel en condiciones saludables.

Estos tejidos forman parte de las articulaciones, huesos, ligamentos, cartílagos y tendones, entre otros. Con el paso del tiempo, el organismo va perdiendo esta sustancia y no tiene la misma capacidad para regenerarla. Según el portal Vivir Mejor, el cuerpo posee unas células que elaboran esta proteína con la ayuda de los aminoácidos que el organismo obtiene a través de la comida.

Cuando la edad avanza, las mencionadas células ralentizan su capacidad de sintetizar el colágeno y empiezan a aparecer problemáticas tanto a nivel estético, que se evidencian en la piel; como internos, en el cuerpo, que derivan en problemas de salud.

El colágeno es una proteína importante para mantener en buena condición los tejidos del cuerpo, entre ellos la piel. | Foto: Getty Images

Los expertos aseguran que a partir de los 40 años es cuando las células comienzan a disminuir su capacidad de formar colágeno y esto se refleja en afecciones como dolor articular, pérdida de densidad ósea y la aparición de las arrugas en la piel, precisa un artículo publicado en el diario La Vanguardia, de España.

Los procesos hormonales llevan a que las mujeres experimenten de forma más acelerada la pérdida de colágeno, la cual puede evidenciarse de distintas formas. Una de las más evidentes se da en la piel, pues se presenta un adelgazamiento de la misma, pérdida de volumen, formación de arrugas, envejecimiento prematuro, pérdida de elasticidad, aparición de várices y ralentización para cicatrizar heridas.

Sin embargo, la pérdida de colágeno también se refleja, por ejemplo, en afecciones en las articulaciones, provocando dolor y desgaste del cartílago. De igual forma, es posible que se genere pérdida ósea debido a que los huesos están hechos principalmente de esta sustancia, que les da estructura y ayuda a que se mantengan fuertes.

Las proteínas son buena fuente de colágeno. | Foto: stephanie phillips

Como ocurre con muchas otras afecciones, la alimentación es determinante para mantener el colágeno en el cuerpo. Es clave el consumo de proteínas animales como las carnes de res, cerdo y pollo. De igual forma, se puede incluir pescado, que es un alimento con un alto contenido de omega-3, el cual potencia los beneficios del colágeno natural y también ayuda a desinflamar la piel. Además, es bueno para las articulaciones y huesos, ya que evita el deterioro de los tejidos al aumentar los niveles de calcio.

Frutas buenas para producir colágeno

Además, en la dieta pueden incluirse algunas frutas, que si bien no aportan esta sustancia, son claves para estimular su producción.

Naranjas: las frutas que son fuente de vitamina C estimulan la emisión de colágeno y sus antioxidantes, evitan la aparición de arrugas y mantienen la piel más suave. En esta lista destacan las naranjas. Un estudio publicado en el Journal of Epidemiology determinó que estas son efectivas para proteger las articulaciones y regenerar el cartílago, según menciona una publicación de la revista Artritis y Reumatología.

En cuanto a la piel, el consumo de naranja y el uso de su pulpa le aportan muchas vitaminas y nutrientes, que ayudan a mantenerla saludable, previniendo el desarrollo prematuro de signos de envejecimiento. Además, se puede usar la cáscara que es rica en vitaminas A y C y betacarotenos, además de calcio, potasio, proteínas y riboflavina. De su cáscara se extraen los aceites esenciales utilizados para mejorar muchos problemas de la piel como el acné y las manchas.

Las fresas son ricas ne vitamina C y antioxidantes que cuidan la piel. | Foto: Libre de derechos

Fresas: además de ser ricas en vitamina C, las fresas también aportan un importante antioxidante llamado licopeno, que contribuye en la producción de colágeno, ayudando no solo a conservar la piel saludable, sino a mejorar la condición de otros tejidos. Otros frutos rojos como las frambuesas, cerezas y arándanos cumplen con funciones similares.

Tomate: la mayoría de alimentos con pigmentación roja contienen betacarotenos, antioxidantes que se transforman en vitamina A y ralentizan las reacciones de oxidación de las células que conducen al envejecimiento. Esos antioxidantes trabajan para contrarrestar la degeneración del colágeno. Esta fruta también es buena fuente de licopeno, que contribuye a la producción de colágeno.