El aceite de coco virgen y el bicarbonato de sodio son dos productos naturales que garantizan una piel hidratada y sana, según reveló un estudio de la Journal of Traditional and Complementary Medicine.
Tradicionalmente, el aceite de coco se ha usado como humectante desde hace siglos por habitantes del trópico. Ahora, estudios clínicos han revelado que esa sustancia diminuye los síntomas de los trastornos de la piel porque, básicamente, calma la resequedad.
Las investigaciones de la Journal of Traditional and Complementary Medicine demostraron que el aceite extraído del coco no irrita la dermis y, por el contrario, produce una actividad antiinflamatoria al crear una barrera cutánea. Funciona como un poderoso “escudo protector” contra los daños de los rayos UV en la piel.
Este es el primer informe sobre los beneficios antiinflamatorios y protectores de la piel del aceite de coco, y por lo que en general, los resultados justifican su uso en cualquier tipo de piel.
Por otro lado, está comprobado que el aceite de coco posee ácido láurico, vitamina E y K, una combinación de ingredientes ideales que humectan los tejidos del rostro en profundidad, favoreciendo la regeneración celular y proporcionando suavidad.
Muchas personas se quejan del acné en su rostro, los puntos negros, manchas de sol, o las arrugas, y temen usar productos comerciales que generalmente tienen altas concentraciones de ácidos o químicos. El aceite de coco es un producto que se consigue en cualquier tienda o supermercado.
Los investigadores aseguran que el bicarbonato de sodio también tiene un efecto regenerativo y ayuda a eliminar las células muertas, razón por la que es un potente e insuperable exfoliante natural. Recomiendan formar una pasta con un pequeña cantidad de polvo y agua tibia, masajear suavemente la piel y enjuagar. Posteriormente, para evitar que la piel se reseque, se sugiere que se aplique una crema hidratante al momento y no repetir este proceso más de dos veces por semana.
Otras de las ventajas de usar este producto es que contiene propiedades antisépticas y antiinflamatorias, aliados perfectos para combatir el acné, sobre todo en los jóvenes. Una bondad alterna del bicarbonato de sodio es que también ayuda a estabilizar cualquier desequilibrio en el pH de la piel.