La caléndula es una de las plantas que más se usa en la medicina natural gracias a las innumerables bondades que se le atribuyen. La confianza en esta flor de color naranja no es reciente, data de hace más de 3.000 años cuando los antiguos griegos en la región mediterránea se suplieron de ella por sus numerosos beneficios, una popularidad que ya había logrado esta planta entre los hindúes y los árabes.

Las cualidades terapéuticas destacan en esta planta, no obstante, también es ampliamente utilizada para la producción de alimentos, algunas recetas de cocina gourmet, como ingrediente cosmético y hasta como tinte para telas. La escasa altura de la flor de caléndula no le quita el enorme potencial que tiene, más entendiendo que es una planta que está en la capacidad de florecer todas las épocas del año y en cualquier parte del mundo, aconsejan que sea ubicada en un lugar donde reciba sol en abundancia.

El nombre científico de la caléndula es calendula officinalis, tiene entre 12 y 20 variedades y puede llegar a medir entre 40 y 50 centímetros de altura. Incluso, hay quienes deciden tener plantas de caléndula en los hogares para ahuyentar a los insectos.

El portal Tododisca registra que esta planta contiene moléculas como la mentona, carvona y cariofelo, la cuales se encuentran en el aceite esencial de la caléndula entre un 0,1 % y 0,4 %. A la vez, tiene principios amargos, a los cuales se les atribuye su capacidad para mejorar la salud digestiva.

La caléndula contiene un porcentaje entre el 0,3 % y 0,8% de flavonoides y entre 2 % y 5 % de saponósidos, así como también esteres colesterínicos, que provienen del ácido palmítico, esteárico, laurico o miristico. La caléndula es rica en triterpenos alcohólicos, polisacáridos hidrosolubles y galactanas. Además, su color naranja evidencia el contenido de carotenoides, calendulina y demás pigmentos xantofílicos.

La caléndula posee propiedades antivirales, antisépticas, cicatrizantes, entre otras. Es utilizada como catalizador de infecciones provocadas por insectos gracias a sus propiedades antiinflamatorias y antiinfecciosas.

Además, al ser una planta que contiene características que reducen la inflamación, es ampliamente aprovechada para aliviar hematomas, hinchazones, golpes y aliviar el dolor en general. Hervir unas cuantas flores de caléndula en agua, remojar unas compresas y ponerlas sobre el lugar de la molestia ayuda a la recuperación de torceduras, rasguños, ampollas y cortes en general.

Los sangrados leves, las úlceras en la piel y las llagas –en cualquiera de sus tipos– también pueden ser curadas con ayuda de caléndula, pues actúa como agente hemorrágico y cicatrizante para la piel. En este sentido, la caléndula es utilizada –en sus diferentes presentaciones– para sanar quemaduras.

Entre sus propiedades para curar afecciones, la caléndula también actúa como solución para el acné, los abscesos, furúnculos, eczemas secos, urticaria y las dermatitis atópica y exfoliativa.

A nivel interno, esta planta milenaria también es ampliamente aprovechada. Por un lado, suele estar en la taza de las mujeres mes a mes gracias a sus propiedades antiespasmódicas, que ayudan a calmar los molestos cólicos menstruales, así como también es recomendable su consumo para combatir los parásitos intestinales. Para preparar la infusión de caléndula solo se necesita un puñado de esta flor y un poco de agua, se prepara como cualquier aromática y se puede acompañar de otras plantas para potenciar el resultado.

A la caléndula también ayudar a cuidar el hígado, pues trabaja en la curación de las irregularidades hepáticas y restaurar las funciones de este importante órgano, lo anterior sin dejar de lado sus propiedades para aliviar las úlceras gástricas.