Hace millones de años el chocolate era considerado por algunas culturas como un regalo divino y un súper alimento. Sin embargo, hoy es habitual que las personas se pregunten si tiene cabida o no en una dieta saludable, ya que está presente en muchos productos procesados.
Por eso no es raro escuchar que quien quiera bajar de peso o llevar una dieta balanceada renuncie a su consumo. No obstante, a pesar de su mala reputación, se trata de un alimento que ofrece una serie de beneficios a la salud.
El chocolate está hecho de semillas tropicales del árbol de cacao Theobroma y su uso se remonta a la civilización olmeca en Mesoamérica, pero luego del descubrimiento de las Américas se volvió muy popular en todo el mundo y su demanda aumentó.
De acuerdo con información publicada en Medical News Today, algunos estudios han sugerido que el chocolate podría reducir los niveles de colesterol y prevenir el deterioro de la memoria, pero a la vez contiene una gran cantidad de calorías.
Su consumo se ha asociado con acné, obesidad, hipertensión arterial, enfermedad coronaria y diabetes. Sin embargo, según un análisis de los efectos sobre la salud del chocolate, publicado en Netherlands Journal of Medicine, este producto también ofrece muchos beneficios. De hecho, comer chocolate podría disminuir los niveles de colesterol, prevenir el deterioro cognitivo y reducir el riesgo de problemas cardiovasculares.
Medical News Today aclara que los posibles beneficios para la salud que se plantean provienen de estudios individuales, por lo que se requieren más investigaciones para confirmar que comer chocolate realmente puede mejorar la salud de las personas.
Además, las barras de chocolate no solo contienen cacao. Es necesario considerar los beneficios y riesgos de cualquier otro ingrediente, como el azúcar y la grasa.
1. Colesterol: Un estudio publicado en The Journal of Nutrition, sugiere que el consumo de chocolate podría ayudar a reducir los niveles de colesterol de lipoproteínas de baja densidad (LDL), también conocido como “colesterol malo”.
Según la publicación, los investigadores se propusieron investigar si las barras de chocolate que contienen esteroles vegetales (PS, en inglés) y flavonoides de cacao (CF, en inglés) tienen algún efecto sobre los niveles de colesterol, llegando a la conclusión de que el consumo regular de barras de chocolate que contienen PS y CF, como parte de una dieta baja en grasas, puede ayudar a la salud cardiovascular al reducir el colesterol y mejorar la presión arterial.
2. Función cognitiva: Científicos de la Escuela de Medicina de Harvard han sugerido que beber dos tazas de chocolate caliente al día podría ayudar a mantener el cerebro sano y reducir el deterioro de la memoria en las personas mayores. Los investigadores encontraron que el chocolate caliente ayudó a mejorar el flujo sanguíneo a las partes del cerebro donde se necesitaba.
“Dado que diferentes áreas del cerebro necesitan más energía para completar sus tareas, también necesitan un mayor flujo sanguíneo. Esta relación, llamada acoplamiento neurovascular, puede desempeñar una función importante en enfermedades como el Alzheimer”, dijo en su momento el autor principal de la investigación, Farzaneh A. Sorond.
3. Enfermedad cardiaca: Una investigación publicada en The BMJ sugiere que consumir chocolate podría ayudar a reducir en un tercio el riesgo de desarrollar enfermedades cardiacas, según indica Medical News Today, que explica que los autores concluyeron que los niveles más altos de consumo de chocolate podrían estar relacionados con un menor riesgo de trastornos cardiometabólicos. No obstante, se requieren más estudios experimentales para confirmar estos hallazgos.
4. Derrame cerebral: En un estudio realizado a más de 44.000 personas, científicos canadienses encontraron que quienes comieron una porción de chocolate tenían un 22 % menos de probabilidades de sufrir un derrame cerebral que las que no lo consumieron. Además, quienes consumían alrededor de dos onzas de chocolate a la semana tenían un 46 % menos de probabilidades de morir de un derrame cerebral.
5. Desarrollo fetal: Comer aproximadamente una onza de chocolate todos los días durante el embarazo podría beneficiar el crecimiento y el desarrollo fetal, según un estudio presentado en la Reunión de Embarazo de 2016 de la Sociedad de Medicina Materno-Fetal en Atlanta, GA.
6. Rendimiento atlético: Los hallazgos publicados en The Journal of the International Society of Sports Nutrition sugieren que un poco de chocolate amargo podría aumentar la disponibilidad de oxígeno durante el entrenamiento físico. Los investigadores estudiaron a ciclistas que realizaban pruebas de tiempo en el Reino Unido y descubrieron que “después de comer chocolate negro, los ciclistas utilizaron menos oxígeno cuando pedalearon a un ritmo moderado y también cubrieron más distancia en una prueba de tiempo de dos minutos”.
Riesgos
Así como algunos estudios muestran beneficios, expertos advierten que el consumo de chocolate puede generar algunos efectos negativos. Uno de ellos es el aumento de peso.
Hay estudios que sugieren que el chocolate puede tener un alto recuento de calorías debido a su contenido de azúcar y grasa. Cualquiera que esté tratando de adelgazar o mantener su peso debe limitar su consumo de chocolate.
Por otro lado, el alto contenido de azúcar de la mayoría de los chocolates también puede ser una causa de caries, por ejemplo.
Algunas personas pueden experimentar un aumento de las migrañas cuando comen chocolate con regularidad debido al contenido de tiramina, histamina y fenilalanina del cacao. Sin embargo, hay investigaciones contradictorias.
Otro de los aspectos señalados en la publicación es que hay cierta evidencia de que el chocolate puede causar una estructura ósea deficiente y osteoporosis. Los resultados de un estudio, publicado en The American Journal of Clinical Nutrition, encontraron que las mujeres mayores que consumían chocolate todos los días tenían menor densidad y fuerza ósea.
Y por último, algunos polvos de cacao, barras de chocolate y semillas de cacao pueden contener altos niveles de cadmio y plomo, que son tóxicos para los riñones, los huesos y otros tejidos corporales.