Dolor, hinchazón y sensación de cansancio en las piernas son algunos de los síntomas que generan las venas várices, un padecimiento que afecta principalmente a las mujeres, pero que también puede impactar a los hombres mayores de 50 años.
Se trata de venas superficiales que sufren una dilatación anormal y pueden variar desde pequeñas vénulas menores de un milímetro de grosor (Teleangiectasias) hasta grandes paquetes dilatados y prominentes que se observan fácilmente en las piernas.
Según información de la Clínica Imbanaco, en las piernas existen dos sistemas venosos: el superficial, compuesto por venas que van debajo de la piel, y el profundo, formado por aquellas que se encuentran entre los músculos pegadas a los huesos.
Las venas de las piernas tienen válvulas que ayudan a mantener la sangre fluyendo en una sola dirección hacia el corazón. Si las válvulas están débiles o dañadas, la sangre puede detenerse y acumularse en las venas, lo que hace que se hinchen, según información de la Biblioteca de Medicina de Estados Unidos.
Expertos de Sanitas.es explican que la sangre sale del corazón a través de los vasos sanguíneos denominados “arterias” hacia el organismo para llevarle oxígeno y nutrientes, y emprende desde cualquier parte del cuerpo su viaje de vuelta al corazón a través de los vasos llamados venas.
La primera parte del camino es fácil, pues el corazón se encarga de impulsarla hacia delante, pero el regreso de la misma desde algunas zonas del cuerpo, especialmente las más alejadas, es más difícil, pues nada la empuja de vuelta hacia el corazón.
Cuando por diversas razones al cuerpo le resulta imposible hacer que la sangre vuelva con fluidez al corazón, ésta se va estancando, y para que tenga sitio el vaso (la vena) se va dilatando. En un primer momento, si se favorece el retorno venoso dicha dilatación desaparece y la vena vuelve a ser normal.
No obstante, si este proceso dura demasiado, la vena se “cede”, las válvulas dejan de funcionar y el problema ya no se solucionará cuando se produzca el retorno de la sangre. precisamente a esos vasos dilatados se les llama varices, y pueden aparecer en cualquier lugar del organismo, aunque las más frecuentes son en las piernas.
Las varices afectan a una de cada 10 personas, aproximadamente, y de forma más frecuente a las mujeres, fundamentalmente por efecto de los embarazos. Las varices, según los expertos, tienden a hacerse más grandes con el tiempo, y pueden llegar a ser causa de edemas en las piernas y úlceras varicosas, que pueden adquirir una pigmentación parda de la piel.
Algunos de los consejos y medidas que se pueden adoptar para prevenir que esta situación se presente son los siguientes:
- Evitar sentarse o estar de pie quieto durante largos períodos.
- Dormir con las piernas elevadas
- No usar tacones
- No levantar pesas con los pies
- No usar anticonceptivos hormonales
- No fumar
- Si el trabajo o la vida diaria son sedentarios, hay que flexionar piernas y tobillos frecuentemente, levantarse y andar.
- La actividad física regular disminuye la presión en las venas y alivia las molestias.
- Utilizar medias compresivas, pues proporcionan alivio inmediato y duradero, al comprimir las varicosidades y mejorar así el retorno venoso. Suelen estar diseñadas de forma que la máxima compresión se da alrededor de los tobillos y pantorrillas. Pueden estar indicadas también en el embarazo.
Dependiendo del estado del sistema venoso profundo y de la cantidad y grosor de las venas, existen varios tipos de tratamiento: Para las vénulas de tres milímetros se utiliza la escleroterapia o inyección de un líquido en las venas varicosas.
Para las venas mayores de tres milímetros, los especialistas utilizan la cirugía que consiste en extraer las venas a través de unas pequeñas incisiones en la piel, siempre y cuando el sistema venoso profundo se encuentre en buenas condiciones.
De cualquier forma, lo aconsejable siempre es consultar con el especialista para conocer el tratamiento a seguir para hacerle frente de la mejor forma a este padecimiento.