Ana Lucía Vásquez, la madre de Alejandro Pineda Vásquez, quien convive con obesidad mórbida, se apoya en su esposo Óscar Andrés y su hija Mariana de 22 años para acompañar a este adolescente de 12 años en su proceso de pérdida de peso. No es una tarea fácil, especialmente en la calle, donde los vecinos le regalan a ‘Alejo’ comida de paquetes o ‘chatarra’.
Doña Ana Lucía les agradece el gesto de sus vecinos, pero a la vez debe explicarles que es mejor que le regalen una fruta, “una mandarina en vez de un paquete de papas fritas”, y más cuando tiene 134 kilos y no para de comer. Además, por su autismo y otras enfermedades físicas y mentales, el joven no es consciente de qué es bueno o malo para él. ‘Alejo’, acaba de empezar un proceso de pérdida de peso en Medellín y el apoyo de su familia es fundamental.
El amor de una madre o de un ser querido, muchas veces se expresa con la comida, y este gesto, si no está asesorado por médicos especialistas, puede convertirse para una persona con obesidad o sobrepeso, en un ambiente obesogénico (conjunto de factores ambientales y sociales a los que un individuo está expuesto y que son motivo para que gane peso corporal hasta rebasar el límite ideal que le garantice un buen estado de salud). Lucía, una mujer de 35 años explica en su blog, en qué consisten estos ambientes y cómo enfrentarlos.
Y como muchos de nosotros tenemos un amigo, familiar o compañero de trabajo o estudio que convive con sobrepeso u obesidad, pero queremos ayudarlo en su proceso, SEMANA consultó con un especialista para no cometer errores durante el proceso.
Ricardo Rosero es médico internista y endocrinólogo en la Clínica Las Américas y nos comparte diez consejos para apoyar a una persona con obesidad y sobrepeso, en su proceso para llegar a una vida saludable:
UNO
Generar ambientes protectores, en donde se integran las dinámicas familiares para animar a su ser querido que busca bajar de peso. El grupo familiar, sobre todo la persona más inmediata como la pareja debe integrarse al plan nutricional que le haya recetado el médico, el especialista o el nutricionista y también acompañarlo a las rutinas de actividad física.
DOS
En el ambiente laboral se debe procurar exaltar, elogiar, motivar y ver con buenos ojos a las personas en proceso de pérdida de peso, apoyándolos con sus intentos nutricionales, y ejercicios.
Evitar los sobrenombres con alusión a su condición de sobrepeso o por su obesidad. “Esos sobrenombres empiezan a cambiar y los pacientes empiezan a entender que eso puede ser algo del común y normal para su imagen social”.
TRES
Entre los amigos no presionar a la persona con obesidad y sobrepeso a que coma algo que no le conviene. “Amigos que dicen ‘comé, no me vas a despreciar, mirá que yo te hice la comida con mucho cariño, mañana empezás la dieta…' Esto le van restando importancia al proceso nutricional y le van acomodando la vida a un menor esfuerzo”, explica el endocrinólogo Rosero.
CUATRO
El círculo cercano debe velar por que la persona con kilos de más siga bien las indicaciones que le den los líderes nutricionales, deportivos y clínicos, para favorecer los hábitos de sueño. “Lo más importante es evitar los grandes trasnochos que pueden ser ocasionados hasta por la pareja”.
CINCO
En los lugares de hábitos deportivos, donde se exalta el fitness, generar un ambiente donde la persona con obesidad no se sienta incómodo, ya que, según el experto: “usualmente tienden a esconderse y evitar ir a ciertas horas, para evitar señalamientos. Esto se vuelve una barrera el acceso que no contribuye con el propósito de hacer actividad física”.
SEIS
La obesidad como enfermedad, al igual que otras patologías requiere que haya una sincronización de las esferas familiares, laborales y sociales que velen por proteger la intensión y el deseo del paciente.
SIETE
Es importante asesorarse de los especialistas indicados para que sean ellos quienes dirijan el proceso de pérdida de peso. Para saber qué profesional de la salud conviene, en cada ciudad, existen herramientas web como localizadores de especialistas, una de ellas es el que ofrece La verdad de su peso, que gracias a un amplio directorio de especialistas verificados, ofrece la posibilidad de encontrar el más cercano para así comenzar un manejo apropiado de la obesidad o el sobrepeso.
OCHO
Sugiere el endocrinólogo Rosero a los acompañantes del paciente, entender el proceso por el que está atravesando la persona: “Tiene que ir orientado siempre al equilibrio de las esferas emocionales, evitar detonantes de estrés, apoyar en todo lo que es ese comportamiento adictivo nutricional, que puede crear malestar, mal genio, y por último ser empático. Entender que nadie quiere tener un peso exagerado, sino que es una condición que es una unión de factores que determina una enfermedad”.
NUEVE
Disminuir las expectativas: todas las personas tienen una respuesta diferente, no todos bajan al mismo tiempo, ni a la misma velocidad, ni en igual intensidad. “Evitar leer libros, que el gurú del plátano, nada de eso, porque genera expectativa y ansiedad, la cual se incrementa al no ver el resultado detonando así en más estrés para esta persona”.
DIEZ
En niños y adolescentes, el acompañamiento siempre tiene que ser orientado por un especialista en pediatría, y ojalá siempre con un apoyo de nutrición pediátrica y también de las áreas de psicología, sí se requieren, “porque son niños de pantalla, por el consumo excesivo de televisión y de videojuegos, que son muy frágiles y más vulnerables al matoneo”.
Recomienda el médico internista que con este grupo de personas “siempre hay que buscar ser empáticos, hay que buscar ser motivadores y entender que tienen que ser actividades que le gusten para que las adopte sin problemas. No hay que obligar al niño a hacer un ejercicio porque al papá le gusta, sino que hay que entender cuáles son las habilidades y actitudes el niño o del adolescente para poder ir favoreciendo esa rutina y esos hábitos de ejercicio. De igual forma, hay que ser consistentes en los hábitos de sueño, y la disminución en tiempos de pantalla”.
Para todos, también recomienda el galeno que hay que ser coherentes entre lo que se dice y lo que se hace. “Dar ejemplo es lo primero: yo no le puedo pedir a mi hijo que coma verduras, mientras yo me las salto; yo no puedo pedir que no esté en la pantalla, cuando yo como frente al TV. Buscar siempre ser coherentes con la educación y lo que se considere adecuado para cada una de las familias, en donde se deben hacer ciertas rutinas como comer en el comedor y dormir en la habitación y ojalá ejercitarse, de acuerdo con las posibilidades, en campo abierto”, agregó el galeno.