Los daños que causa el consumo de cigarrillo a los pulmones son irreversibles. No se trata de una pelea que intentan dar los médicos alrededor del mundo, sino una moraleja que repiten millones de pacientes de enfermedades pulmonares a sus amigos y familiares.
Es un consejo que dan muchas personas a aquellos que fuman, por el bien no solo de su salud, sino también de la salud pública. Hay cientos de pacientes que, a pesar de no haber probado un cigarrillo, sufren de enfermedades pulmonares por ser fumadores pasivos o estar en lugares con altos niveles de contaminación.
Pese a que es un consejo que en la mayoría de los casos es por el bienestar del fumador, a veces puede llegar a ser catalogado como injusto e invasivo, pues no se trata de una decisión fácil para las personas adictas. Fumar es un vicio que se puede dejar con la ayuda de un tratamiento y, sobre todo, con la disposición de la persona que quiera dejar de fumar.
Este hábito puede ser un factor de riesgo para la aparición de cáncer de pulmón, epoc o ataques de asma, reseñan los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) en Estados Unidos.
Pero fumar no es el único hábito que daña los pulmones, hay otros más como el sedentarismo, la alimentación inadecuada o la falta de actividad física que perjudican a estos órganos vitales. Se les considera vitales toda vez que la respiración es una función fundamental para el organismo y de la vida como tal, pues permiten que ingrese oxígeno a la sangre y mediante el proceso de intercambio de gases se elimina el dióxido de carbono.
De acuerdo con el portal Mejor Con Salud, la falta de ejercicios de respiración daña los pulmones. Por eso es importante dedicar una parte del tiempo a los pulmones, respirar de manera adecuada. Destinar por lo menos cinco minutos del día para sentarse en una silla y concentrarse en la respiración, alejando cualquier otro pensamiento: inhalar, contener el aire por unos segundos y luego exhalar.
El ejercicio también es clave para que los pulmones no se dañen tan rápidamente. La actividad física no solo es una práctica que ayuda a mejorar su salud, sino que también cumple un rol esencial para que los pulmones transporten más oxígeno al organismo.
Cada vez que las personas inhalan, el cuerpo recibe aire que se convierte en oxígeno. Y cuando exhalan, sacan dióxido de carbono. Este proceso se incrementa cuando se practica ejercicio, además de ser una rutina que aporta energía.
Una publicación de American Lung Association destaca que cuando se practica ejercicio, se mejora la condición física y esto ayuda a que el cuerpo sea más eficiente para transportar oxígeno al torrente sanguíneo y transportarlo a los músculos que lo requieren. En este proceso, los pulmones se benefician en la medida que empiezan a ser más fuertes.
De la mano del ejercicio hay que sumar esfuerzos para tener una sana alimentación. La ingesta inadecuada de alimentos provoca daños en los pulmones, por extraño que parezca. Consumir los nutrientes adecuados en las comidas ayuda a la respiración y minimiza los síntomas del asma, reseña otro artículo de American Lung Association.
La vitamina E contiene un compuesto químico llamado tocoferol, el cual ayuda disminuir síntomas como la tos o los silbidos al respirar, propios del asma. Las almendras, acelgas, semillas de mostaza, avellanas, semillas crudas y el brócoli contienen este compuesto.
De otro lado, el salmón, el huevo y la leche fortificada son algunos de los cientos de alimentos que contienen vitamina D, la cual ayuda a reducir la inflamación y a fortalecer el sistema inmunitario.
Por otro lado, es importante protegerse ante las variaciones del clima. Exponerse a la lluvia o a bajas temperaturas puede causar gripas o virus que afectan los pulmones. Para finalizar, es clave mantener el hogar y el espacio de trabajo limpios, ya que convivir con el polvo no es el escenario ideal para el sistema respiratorio.