La fibromialgia es un trastorno caracterizado por dolor musculoesquelético generalizado, el cual normalmente está acompañado por fatiga y problemas de sueño, memoria y estado de ánimo.
Los investigadores consideran que la fibromialgia amplifica las sensaciones de dolor porque afecta el modo en que el cerebro y la médula espinal procesan las señales de dolor y de no dolor.
Los síntomas a menudo comienzan después de un evento, como un traumatismo físico, cirugía, infección o estrés psicológico significativo. En otros casos, los síntomas se acumulan progresivamente con el tiempo, sin que exista un evento desencadenante, explican expertos del Instituto Mayo Clinic.
Los estudios han demostrado que las mujeres son más propensas que los hombres a desarrollar fibromialgia. En algunos casos, este padecimiento también genera dolores de cabeza tensionales, trastornos de la articulación temporomandibular, síndrome de colon irritable, ansiedad y depresión.
Si bien no existe una cura para la fibromialgia, hay varios medicamentos que pueden ayudar a controlar los síntomas. El ejercicio, la relajación y las medidas para reducir el estrés también pueden ayudar.
Son varios los síntomas que indican que una persona puede estar presentando este trastorno. El dolor asociado a esta enfermedad muchas veces se describe como un dolor leve, molesto y constante, que dura al menos tres meses.
De igual forma, las personas que padecen fibromialgia con frecuencia se despiertan cansadas, aunque a la vez manifiestan que duermen mucho. De manera frecuente, el sueño se interrumpe por el dolor, y muchos pacientes tienen otros trastornos del sueño, como síndrome de las piernas inquietas y apnea del sueño.
Adicionalmente presentan dificultades cognitivas, que es un síntoma comúnmente llamado “fibroniebla” y es la dificultad en la capacidad de enfoque, atención y concentración mental.
¿Cuáles son las causas?
Muchos investigadores creen que la estimulación nerviosa repetida provoca cambios en el cerebro y en la médula espinal de las personas que padecen fibromialgia. Este cambio está relacionado con un aumento anormal de los niveles de ciertas sustancias químicas en el cerebro que transmiten señales de dolor.
Además, al parecer, dicen los expertos, los receptores de dolor del cerebro desarrollan una especie de memoria del dolor y se hacen más sensibles, lo que significa que pueden reaccionar de manera desproporcionada ante las señales de dolor y de no dolor.
Los análisis también indican que algunos de los factores que llevan a esta situación derivan, por ejemplo, de la genética. Debido a que la fibromialgia suele ser hereditaria, podría haber ciertas mutaciones genéticas que probablemente hagan más vulnerables a algunas personas a desarrollar este trastorno.
De igual forma, algunas enfermedades parecen desencadenar o agravar la fibromialgia, la cual también podría desencadenarse por un suceso físico, como un accidente automovilístico. El estrés psicológico prolongado también puede desencadenar esta enfermedad.
Esta es una enfermedad que se diagnostica con más frecuencia en las mujeres que en los hombres y si la personas sufre de osteoartritis, artritis reumatoide o lupus, es más probable que se pueda enfrentar también a este doloroso padecimiento.
Complicaciones
El dolor, la fatiga y la mala calidad del sueño asociados con la fibromialgia pueden afectar la capacidad para que los pacientes se desenvuelvan de forma normal en la casa o en el trabajo. La frustración de lidiar con una enfermedad que muchas veces se malinterpreta también puede causar depresión y ansiedad relacionada con la salud afectando la calidad de vida no solo del paciente sino de su familia.
Según la Fundación Española de Reumatología, se trata de una enfermedad que no tiene cura definitiva y por ello el tratamiento se concentra en reducir el dolor y tratar los síntomas acompañantes, para conseguir una mejoría. Sin embargo, hay algunos tips que pueden ayudar en el proceso.
Para los especialistas, es importante conocer la naturaleza de la enfermedad y cuales son los factores desencadenantes de brotes, realizar tratamiento de las alteraciones psicológicas asociadas si las hay (ansiedad y depresión) y ejercicio físico suave diariamente.
De igual forma, se requiere establecer buenas condiciones para lograr un sueño reparador. Tener una cama no excesivamente blanda pero tampoco tan dura, así como una almohada baja. Evitar la ingesta de sustancias y bebidas estimulantes, las temperaturas extremas y los ruidos y luces, pueden ayudar al paciente a descansar mejor.
Según especialistas de MedlinePlus, también es importante aprender a manejar el estrés, consumir una dieta saludable y hacer terapias. Algunas como la terapia cognitiva conductual puede ayudar a aprender estrategias para lidiar con el dolor, estrés y sus pensamientos negativos. También se recomiendan masajes terapéuticos, quiropractia y acupuntura.
Adicionalmente, los analgésicos disminuyen de manera parcial el dolor, pero solo deben consumirse si el médico lo indica. Otros grupos de medicamentos utilizados son los relajantes musculares que deben tomarse en tandas cortas y algunos fármacos antidepresivos que aumentan los niveles de serotonina. Sin embargo, todos ellos deben tomarse bajo prescripción médica.