La quinua o quinoa –se le conoce por ambos términos– fue catalogada por la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y Alimentación) en 1996 como uno de los cultivos más promisorios de la humanidad, aclarando que no solo lo hacía por sus innumerables propiedades benéficas o sus múltiples usos, sino también por considerarla como una alternativa para solucionar los graves problemas de nutrición humana.
Entretanto, la NASA también incluyó la quinoa dentro del sistema CELLS (Sistema Ecológico de Apoyo de Vida Controlado) para equipar los cohetes a su cargo con este grano en los viajes espaciales de larga duración, por ser un alimento cuya composición nutritiva es una excelente alternativa para solucionar los problemas de la insuficiente ingesta de proteínas.
Además, en 1975 la Academia de Ciencias de Estados Unidos estudió las propiedades de este grano y lo calificó como el mejor alimento de origen vegetal para el consumo humano.
Los anteriores motivos bastarían para implementarla dieta de los hogares, pero no son los únicos, hay muchos más. La quinoa es rica en proteínas, tiene entre 12 % y 14% de estas, lo cual la diferencia de otro grano que es más común: el arroz, cuyo valor proteico es tan solo del 8 %.
Además, su balance en aminoácidos es el ideal, por lo que su calidad proteica es elevada, teniendo a ser equiparada con la leche materna –cuyas propiedades son indiscutibles, o alimentos como el huevo, las carnes rojas, el pescado o la leche de vaca. Según reseña el diario ecuatoriano El Universo, la quinoa tiene una alta digestibilidad, por lo que es comprendida como un excelente sustituto de los alimentos de origen animal que inciden en el incremento de los niveles de colesterol.
Recetas para incluir la quinoa entre la dieta diaria hay por montones; quizás una de las más comunes es agregar una porción moderada cuando se prepara el arroz –agregarla junto con el arroz crudo–, pues además de aportar innumerables beneficios para la salud y ser considerado como un súperalimento, es sencillo de preparar.
Hoy los expertos también hablan del pan de quinoa que, además de más ligero, tiene numerosas propiedades beneficiosas, como lo describe Leon the Baker, un local que introduce un nuevo concepto de panadería artesanal en España.
Entre ellas, destaca que es rico en proteína. Las proteínas son los nutrientes que participan en más funciones en el organismo, forman tejidos, luchan frente a “invasores” que quieren entrar en el organismo y transportan vitaminas. Sin dejar de mencionar que también es una fuente de calcio, su ingesta ayuda a evitar la descalcificación y la osteoporosis.
Además, el pan de quinoa es rico en hierro y magnesio, imprescindibles para el crecimiento y desarrollo del organismo. Estos nutrientes ayudan a mantener un funcionamiento adecuado de los intestinos, músculos y nervios, mejoran el sistema inmunitario, y forman parte de huesos y dientes. Sumado a esto también aporta un importante contenido de omega 6, cuya ingesta es esencial. Su consumo contribuye a regular la energía, interviniendo en el metabolismo energético y aportando beneficios sobre la salud ósea, la piel y el cabello.
El pan de quinoa posee un alto contenido en fibra y en proteínas, pero su índice glucémico es muy bajo, por este motivo, es una buena opción para aquellas personas que están a dieta, son diabéticas o quieren mantener el peso. Es de destacar que también favorece el tránsito intestinal: por su alto contenido en fibra, el pan de quinoa previene el estreñimiento, mejora el tránsito intestinal y ayuda a tener unas mejores digestiones.
Es antioxidante, apto para intolerantes al gluten, ideal para deportistas y perfecto para incluirlo en dietas veganas. También puede ser incluido en las ensaladas –tal y como se hace cotidianamente con el ajonjolí–, para preparar alimentos cocidos como sopas o vegetales, hacer sánduches, entre otros alimentos.