A Salvador Palacios, quien llegó a pesar 200 kilos a sus 34 años, lo salvó de morir, curiosamente su tercer infarto. Los médicos le advirtieron que si seguía comiendo exageradamente como lo hacía tenía sus días contados.
No bastaban sus intentos por controlar el consumo de alimentos y las 18 gaseosas negras litro y medio que tomaba a diario. “Yo era un comedor compulsivo, no me llenaba nada” cuenta Salvador, quien hoy con 55 años logró bajar su peso a 77 kilos. Salvó su vida y hoy ayuda a salvar la de otros pacientes con obesidad como él, a través de su Comunidad ‘Gorditos de corazón’, fundada hace 16 años.
El infarto lo revivió, dice él, porque antes de llegar al quirófano por urgencias, Salvador tomaba 10 medicamentos diarios para el control de la hipertensión, el corazón, las articulaciones y su estado físico era tal, que no podía dormir sin la ayuda de una máquina para respirar mejor “roncaba de tal manera que parecía un helicóptero descompuesto” recuerda hoy con gracia, pero en ese momento su salud física empezó a afectar su salud mental y entró en depresión; reconoció con ayuda psicológica que tenía que controlar su ansiedad y el trastorno compulsivo.
Su historia con la obesidad empezó desde pequeño, cuando su familia de Puerto Berrío llegó a Medellín. Eran seis hermanos, todos padecían obesidad, así como su madre quien falleció producto de complicaciones de la diabetes. A su padre le dieron dos infartos y sufrió de trombosis, y hasta las mascotas fallecieron por exceso de comida. “La comida era el placer en mi familia”, una herencia que casi lo lleva a la muerte.
“Yo tengo que cambiar la historia, no puedo morir así”. El día que Salvador dijo esta frase su historia se partió en dos. Tenía que buscar ayuda profesional y su primer intento fue acudir a la EPS, pero, aunque le suministraban los medicamentos para las otras enfermedades crónicas, no le daban un manejo integral a su obesidad que se estaba saliendo de control.
En el segundo intento con la EPS le practicaron un “bypass gástrico”. Sin embargo, “no fue efectivo porque mi obesidad estaba relacionada con el trastorno compulsivo, ansiedad, y empecé a usar mi cuerpo como un laboratorio, trabajo del que he tenido que aprender mucho”, explicó.
Pero entonces, ¿cómo logró bajar de peso? Todo fue gracias a un cambio en su mentalidad, que sirvió para crear el método basado en el manejo integral de su mente, cuerpo y emociones, el cual aplica en su Comunidad donde ha ayudado a 25 mil personas,
El programa de hábitos saludables que lidera junto con un equipo de médicos especialistas en Medellín empieza por una desintoxicación, manejo de ansiedad y depresión, estudio del ‘metabolismo lento’. “Es un método integral no invasivo, no se necesitan de cirugías, aunque hay unos pacientes que sí necesitan este tipo de cirugías”, explicó Salvador.
Para él, la solución está en cada una de las personas. “Depender de un sistema de salud tan deficiente, de un medicamento y de unos profesionales - hay unos muy prudentes y amorosos, también hay otros que no saben cómo manejar este tipo de personas- es un riesgo”.
Ese manejo integral incluye un cambio de hábitos alimenticios, físicos y mentales. Advierte Salvador, que no son cambios de un día para otro y que se requiere ayuda profesional. Y, esa atención por parte de un equipo profesional preparado, así como un acceso fácil a especialistas, no está activada en el sistema de salud.
Este paciente con antecedentes de obesidad ve hoy con tristeza el panorama del sobrepeso y la obesidad en Colombia. Aparte de que más de la mitad de la población tenga problemas con estas dos enfermedades, lo que más le preocupa es el incremento de los indicadores en niños y adolescentes, y más en tiempos de pandemia, en donde el sedentarismo y los malos hábitos alimenticios han disparado los casos.
De acuerdo con las estadísticas de la Comunidad ‘Gorditos de corazón’ durante la pandemia los pacientes han subido entre 3 y 15 kilos, así como ha subido la irritabilidad, la intolerancia y el aislamiento. Además, se ha postergado la atención con especialistas y las cirugías.
“Los espacios obesogénicos se reactivaron abriendo centros comerciales, hay problemas con los domicilios, muy pocos hacen de comer en sus casas, no tienen como comer alimentos balanceados por el desabastecimiento y por el alto costo. Las familias están con dificultades económicas” alertó el director de esta Comunidad.
La obesidad no hace parte del plan básico
Las deficiencias en el manejo de pacientes con sobrepeso y obesidad empiezan por una gran falencia y es que, en el Plan de Beneficios en Salud (PBS), llamado antes POS (Plan Obligatorio de Salud), no está incluida la atención integral de la obesidad.
Así lo advierte Gabriel Robledo Kaiser, presidente de la Asociación Colombiana de Obesidad - Funcobes- quien señala que la ruta de atención consiste en ir a la EPS en donde lo atiende un médico general que le pide exámenes básicos para diagnosticar la enfermedad.
Tras este trámite, el médico remite a especialistas. Sin embargo, la autorización para que el paciente pueda ser atendido por un médico internista o endocrinólogo dura entre dos y seis meses.
“No existe un programa establecido, ni medicamentos aprobados, por eso tiene que ser remitido a especialistas. El problema para estos pacientes es acceder a los especialistas. Esperamos que la ley de obesidad funcione y llegue a todos los colombianos afectados por este mal”, anota el médico Robledo.
Plantea el presidente de Funcobes que la persona con obesidad tenga prioridad en la atención, así como las mujeres embarazadas, pacientes con cáncer, entre otros. “Ni siquiera a los de la tercera edad los priorizan”, explica.
Para este galeno la falta de políticas de salud es la que hace que la medicina sea muy lenta en Colombia. “El problema no es del médico sino del sistema”, y mientras la obesidad no esté en el PBS las fallas en la atención van a seguir así.
Expone que, para darle un medicamento al paciente, las EPS ponen muchas restricciones que incluyen hacer comités y juntas, donde no todo son médicos “el paciente con obesidad es costoso para el Estado al darle medicamentos para toda la vida. Si los operan disminuyen costos “.
Sin embargo, para que los operen es otro viacrucis, la mayoría lo logran con tutelas, por ello muchos se cansan de esperar y acuden a atención privada, con los elevados costos que esta decisión conlleva.
“El paciente con obesidad mórbida en Colombia tiene muchas dificultades, tanto en lo personal como en las empresas de salud, ya que los estigmatizan como si la obesidad fuera una decisión personal o una necedad, cuando evidentemente es una enfermedad”, señala Carlos Sarmiento Riveros, médico cirujano general y bariátrico.
Este médico experto en obesidad señala que las cirugías bariátricas son relativamente costosas al utilizar tecnología de punta, por lo que las EPS y el sistema de salud emplean unos protocolos difíciles y tediosos a seguir por parte del paciente, quien termina haciendo muchas vueltas para que lo valoren el nutricionista, internista, nefrólogo, endocrinólogo y neumólogo, entre otros profesionales, uno de los tantos requisitos para autorizar su tratamiento. Toda esta tramitología, hace que el paciente en algún momento desista de continuar con el proceso y así continuar con el ciclo de la obesidad.
Se descuidó con las comidas
Diego Riveros Mojica con 54 años, es un bogotano que a los 16 años se fue a vivir a Cúcuta, en donde confiesa que empezó a abandonar el deporte y se descuidó con las comidas.
A sus 45 años llegó a pesar 115 kilos, y curiosamente empezó a bajar de peso, pero a su vez empezó a ver doble: tenía diabetes tipo 2 y ahí empezó su ruta de atención en la EPS, en donde el endocrinólogo intentaba controlarle los niveles de azúcar, pero el problema de obesidad seguía ahí.
“Seguía comiendo, era de los que repetían (doble seco, doble sopa), de buen comer. No pensaba en las consecuencias. El azúcar no me la controlaban (tres pastillas) y el siguiente paso, era inyectarme la insulina. Me diagnosticaron retinopatía diabética y debían operarme los ojos”.
El médico le advirtió que si seguía así no iba a durar mucho.” Estaba muy descompensado”, señala. Ante este cuadro clínico, le recomendaron hacerse una cirugía bariátrica, pero en la EPS no se la aprobaron por considerar que “no era paciente con comorbilidad extrema”. Ante ello, tuvo que pagar de su bolsillo la intervención y todo el tratamiento post operatorio.
Cabe aclarar que las cirugías, así como otras alternativas de tratamiento están indicados en ciertas circunstancias. No todos los pacientes son candidatos para ser operados.
Le advirtieron que, aunque no se iba a curar de la diabetes, sí iba a mejorar su calidad de vida. Con un acompañamiento de especialistas, hoy pesa 70 kilos, tiene los niveles de azúcar estables.
“Sigo cuidándome en la forma de comer. Ya consumo un 30% menos de alimentos de los que consumía en un almuerzo antes. Así mismo, en la noche no como cosas pesadas. No hay restricciones de nada y he estado muy bien de salud”. De hecho, el médico laboral lo encontró muy bien, en su última entrevista de ingreso a una empresa.
“Todo está en la fuerza de voluntad. Ya me acostumbré y sé hasta dónde comer”, contó a SEMANA este ingeniero civil que hoy lleva una vida mejor.
Llevar una vida saludable es un compromiso diario de cada persona. El autocontrol es clave para evitar el sobrepeso y la obesidad, y para ello, hay que llevar bien las medidas como el peso y otras medidas acorde a la estatura y a otros indicadores. Apoyarse con herramientas y plataformas virtuales como ‘La verdad de su peso’, son de gran ayuda cuando se trata de entender a fondo estas enfermedades y enfrentarlas de la manera correcta.