Los tacones son uno de los accesorios más apetecidos por las mujeres. Desde pequeñas, las niñas prueban los tacones de sus madres y con el paso de los años se vuelve una ilusión llegar a tener uno o varios pares. en lo que refiere a la moda, los tacones son casi una prenda infaltable en el vestuario, toda vez que estilizan las piernas de quien los porta y, además, se les asocia a menudo con la vanidad.

Hay que dejar en claro que no todas las mujeres usan tacones y optan por otras alternativas como el uso de tenis o calzado más cómodo.

En lo que refiere a la historia de los tacones, se dice que empezó en 1553, en el matrimonio de Enrique II de Francia y Catalina de Médici, cuando ella lució unos zapatos altos, reseña el diario mexicano El Universal. Luego de este hecho, muchas mujeres e incluso hombres de la corte imitaron a Catalina de Médici, otorgándole a este tipo de calzado el estatus y poder que hoy por hoy sigue ostentando.

Pese a que es un accesorio cuyo símbolo de vanidad es irrefutable, el uso excesivo de tacones puede conllevar consecuencias negativas para la salud. Son problemas que pueden comenzar en un dolor producto del cansancio y también de los centímetros de alto de los tacones, que pueden desembocar en la aparición de juanetes, callosidades, deformación en los dedos e incluso problemas de la columna cervical.

Los músculos gemelos se acortan con el uso de los tacones y se pierde la flexibilidad de esa zona del cuerpo. | Foto: Peter Cade

Los expertos apuntan a que cuando se usan tacones, la distribución del peso del cuerpo se da de manera irregular, siendo el metatarso el que se lleva la mayor carga. Esto provoca que se produzcan lesiones en los ligamentos, haya una disminución en la capacidad de la rotación del tobillo, aumente de paso la rigidez del tendón de Aquiles y se produzca la aparición de juanetes por la tensión que se ejerce en los huesos, reseña El Universal.

El uso excesivo de esta prenda también puede desembocar en otro tipo de dolencias, como es el caso de la fatiga muscular y las distensiones. Sumado a lo anterior, los músculos gemelos se acortan con el uso de los tacones y se pierde la flexibilidad de esa zona del cuerpo debido a que la postura en la que permanecen las personas es como andar en puntilla durante horas. También se hace una presión excesiva sobre las rodillas, lo que a futuro podría desarrollar una artrosis prematura en esa parte.

Además, cuando se usan tacones, la postura cambia: esta prenda empuja el pecho hacia adelante, desalinea la cadera y, de paso, la columna. Lo anterior sin olvidar que el uso de tacones puede provocar que las personas presenten problemas de equilibrio durante la jornada.

La aparición de callos, ampollas y uñas encarnadas llega cuando se utilizan tacones puntudos por largos periodos de tiempo, varias veces a la semana y sin un adecuado cuidado de los pies.

Se recomienda hacer estiramientos en las piernas antes y después de ponérselos y acompañarlos con masajes en los pies. | Foto: Martin Harvey 2008

Lo anterior no quiere decir que se deba satanizar el uso de tacones, sino por el contrario, generar conciencia sobre el uso adecuado de los mismos y tener en cuenta que este accesorio puede ser alternado con otros tipos de calzado para evitar desarrollar algún problema relacionado con esta prenda de vestir.

De hecho, si por alguna razón es imprescindible el uso de tacones, se recomienda hacer estiramientos en las piernas antes y después de ponérselos y acompañarlos con masajes en los pies. Otro consejo al que aluden los expertos es evitar el uso de tacones que tengan punta estrecha y opten por otras alternativas.

También es importante el uso de plantillas para evitar que los pies se resbalen entre el zapato y darse la oportunidad de probar zapatos altos pero que no necesariamente tengan tacón puntudo sino otros con plataformas o tacón corrido.