Pocos alimentos son tan completos y se pueden encontrar en tantas partes del mundo como los tomates. Además de ser de gran sabor, tienen muchas propiedades nutritivas que los convierten en una atractiva opción para prevenir y controlar ciertas enfermedades. Se puede consumir cocinado o crudo, en salsas o ensaladas. En los procesos culinarios brindan un sinnúmero de ayudas y aportes.
Esta fruta es considerada un súper alimento ya que posee una importante cantidad de vitamina A, C, E, K, complejo B, ácido fólico, tiamina, potasio, manganeso, magnesio, fósforo y cobre.
Como si esto fuera poco, los tomates tienen un alto contenido de agua, fibra dietética y proteínas, así como una serie de compuestos orgánicos como el licopeno, que le da su color rojo y garantiza sus propiedades. A este componente se le atribuye un importante efecto anticancerígeno especialmente de riñón, estómago, páncreas y próstata.
Según un estudio de la Universidad de Harvard, los tomates más maduros contienen más licopeno. Por ello, su consumo en esta etapa puede ser muy útil cuando de aportar a las condiciones de salud se trata.
El tomate también es reconocido por su alto contenido en fibra, cuida el tránsito intestinal y evita la aparición de enfermedades que tengan que ver con los órganos gastrointestinales.
Es un diurético natural. El contenido del potasio y los bajos niveles de sodio ayuda a evitar la retención de líquidos y la eliminación de toxinas.
Las vitaminas antioxidantes ayudan contra el envejecimiento y es un gran aliado para el cuidado no sólo del aspecto de la piel, sino también del cabello y los dientes.
Por estas razones, escoger, manipular y consumir un tomate de la mejor forma será clave en el aporte de sus propiedades al cuerpo humano.
Les contamos algunos de los errores más comunes que comenten las personas a la hora de escoger estos frutos.
1. Alta exposición al sol. Algunas veces se escogen productos que han estado expuestos mucho tiempo al sol. En el caso del tomate se afecta debido a que está compuesto por agua, en su mayoría, y el calor afecta su piel y su contextura general.
2. Escoger aquellos que tienen golpes y manchas. Al estar estropeados pueden perder algunas de sus propiedades.
3. No tener claro en qué se van a utilizar. Los tomates duros son los más adecuados para ensaladas y los blandos o más maduros se ajustan perfectamente a las salsas o cremas.
4. Elegir tomates que tengan cortadas u orificios. Esto puede poner en duda la calidad del alimento.
5. Meterlos a la nevera. Uno de los errores más comunes que se comenten con los tomates es refrigerarlos. El gurú de los alimentos, Harold McGee, en su libro “La cocina y los alimentos”, indica que estos frutos deben manejarse a temperatura ambiente. Su sabor fresco se pierde cuando se meten a la nevera, dice el experto.
6. Elegir cualquier cuchillo para cortarlos. Lo ideal es no dañar el corte. Si no se utiliza un cuchillo con suficiente filo ya sea para cortar un tomate verde o maduro, las características del fruto se perderán.
7. Ponerles mucha sal. Muchas personas aplican demasiada sal a este producto. Cuando se quiere usar un tomate crudo en ensalada o solo, no se debe salar demasiado porque este mineral hace que pierda agua y lo puede secar demasiado. Lo ideal es ponérsela en el momento de servirlo.
Independiente a la variedad que se compre, los expertos recomiendan elegir los tomates más pequeños, porque es más fácil que sean dulces, que no sean muy duros, pero tampoco demasiado blandos. El término medio al momento de realizar la elección es aconsejable.
También es importante escoger tomates carnosos y frescos, más si el objetivo es consumirlos en ensalada o en rodajas.