El uso de vapeadores ha sido altamente cuestionado por los organismos de salud a nivel mundial, quienes indican que podrían legar a ser más nocivos para la salud que el propio tabaco; sin embargo, esa industria viene modificando sus productos y acudiendo a diferentes tácticas para seguir haciéndolos llamativos.
Una de estas estrategias es la de aplicar saborizantes artificiales a las sustancias que son inhaladas por los consumidores, con el fin de hacerlos parecer más saludables, pero la realidad es que, después de varios estudios, se ha encontrado que algunos pueden aumentar el daño que causan al organismo.
Estos cigarrillos electrónicos y sus sabores fueron analizados por la Escuela de Medicina Keck de la Universidad de California, en San Francisco, y se pudo comprobar que tanto los cigarrillos convencionales como los vapeadores son perjudiciales para la salud; la investigación también arrojó que hay tres sabores que superan a los demás en cuanto al daño que causan al ADN de la boca.
El análisis se centró en agrupar a 72 adultos sanos, a los cuales se les dividió en tres grupos: Vapeadores que nunca antes habían fumado; fumadores que nunca antes habían vapeado; y personas que nunca habían consumido ningún tipo de cigarrillo (ni convencional ni electrónico).
Para que el estudio fuera más concreto, también recolectaron información sobre la frecuencia y el tiempo destinado por los participantes para vapear o fumar y que dispositivos y sabores habían preferido.
Para concluir con el análisis, recolectaron las células epiteliales de la boca y lograron trazar el daño que tanto el cigarrillo convencional como el electrónico les había causado.
Los resultados arrojaron que el ADN de la boca de las personas que consumieron tabaco normal tenía 2,2 veces más daños que los no fumadores; esta afectación se incrementó al 2,6 entre los que vapearon. Entre este último grupo lograron identificar que quienes experimentaron con menta, frutas o sabores dulces, presentaron más daño que el resto.
“Los dispositivos y sabores que son más populares y más consumidos por los vapeadores jóvenes, así como por los adultos, son los que están asociados con el mayor daño en el ADN. (...) Cuantos más vapeadores y cigarrillos electrónicos usaban, y más tiempo los usaban, más daño se producía en el ADN de sus células orales”, fue la conclusión de Ahmad Besaratinia, autor del estudio en la universidad de California.
Según la medicina, el cambio en estas células epiteliales de la boca puede representar un riego mayor de sufrir enfermedades crónicas como el cáncer o enfermedades inflamatorias.
Vapeadores: un placer que puede afectar los pulmones y hasta el sistema inmunológico
La posibilidad de combinar un dispositivo electrónico con el placer de personalizar el deseo de fumar eligiendo por ejemplo un sabor determinado ha ocasionado que crezca entre los adolescentes y jóvenes colombianos el uso de vapeadores.
La reciente Encuesta Nacional de Consumo de Sustancias Psicoactivas, realizada por el Dane y el Ministerio de Justicia, la primera de su tipo en Colombia, indica que “un 5 por ciento de los encuestados (de 1,1 millones entre 12 y 65 años) usaron cigarrillos electrónicos y vapeadores alguna vez en la vida, lo que los convierte en la tercera sustancia psicoactiva legal de más uso en el país”.
Para el neumólogo pediatra Miguel Lozano Casas, parte del atractivo que miles de jóvenes encuentran en los vapeadores es la falsa sensación de que su consumo es distinto a fumar cigarrillos convencionales o productos derivados del tabaco y que, por lo tanto, no generan adicción.
Sin embargo, Lozano Castro explica que muchos de sus consumidores desconocen la composición química de los vapeadores y los riesgos que implica para la salud. “Una de las sustancias que los consumidores de vapeadores nebulizan es justamente la nicotina, que tiene varios efectos en el organismo”, asegura.
Además de afecciones pulmonares y cáncer en casos extremos, la nicotina produce un efecto sobre el cerebro. “Al igual que otras drogas, la nicotina estimula la liberación de dopamina en las neuronas que conectan el núcleo accumbens con la corteza prefrontal, la amígdala, el hipocampo y otras regiones del cerebro. Esta señal de dopamina le enseña al cerebro a repetir el comportamiento de tomar la droga, lo que con el tiempo genera adicción”, explica el especialista.
“Para ponerlo en palabras más sencillas –dice el médico–, aunque el término vapor (o vapear) puede sonar inofensivo, el aerosol que sale de un cigarrillo electrónico no es vapor de agua y puede ser perjudicial. El aerosol del cigarrillo electrónico puede contener nicotina y otras sustancias adictivas que causan enfermedades pulmonares, enfermedades cardiacas y cáncer”.