Si es usted de los que todavía hace fila en los bancos para pagar las facturas pertenece al pleistoceno. En Colombia, como en casi todo el mundo, lo pagos pueden hacerse por medios electrónicos con ventajas nada despreciables en seguridad, comodidad y tiempo. No hay razones para resistirse a esta tendencia. ¿Le intimidan las máquinas? No muerden y son cada vez más fáciles de usar. ¿Le preocupa la seguridad? Hay más riesgos en la calle que en el ciberespacio, a pesar de los mitos que hay sobre peligrosos hackers, de los que se dice, roban los números de las tarjetas de crédito. Las tecnologías actuales para pagos electrónicos permiten una variedad enorme de posibilidades. La más básica es el pago telefónico mediante instrucciones de una voz grabada que guía al usuario por un menú de opciones. Es un viejo método bastante familiar entre los colombianos que a través realizan por este medio cerca del 15 por ciento de sus transacciones. El segundo método más común es el pago por Internet, utilizando una página web, que puede ser de un banco o de un establecimiento comercial. Aquí hay que introducir el número de la tarjeta de crédito de la que se descargará el pago, mediante un sistema seguro del que disponen los bancos y que garantiza la absoluta privacidad y encriptación del proceso. No hay hackers que capten esta transacción y ni siquiera funcionarios corruptos del banco que puedan manipularla, como sí suele ocurrir con las transacciones tradicionales.Pero hay más. Las tarjetas de crédito actuales vienen con chip en lugar de banda magnética, así se evita la clonación y, además, el chip almacena información útil para futuras transacciones. En algunos países ya se puede utilizar el teléfono celular como medio de pago, para adquirir por ejemplo refrescos en una máquina dispensadora sin requerir monedas. El comprador marca un número, la máquina dispensadora recibe la información y dispara la lata de cerveza. Se encuentra en fase de experimentación el sistema Rfid (identificación por radiofrecuencia), que sustituirá en breve al viejo código de barras que se les pone a los productos en los supermercados. Con Rfid, un chip que emite señales de radiofrecuencia, los consumidores no tendrán que hacer fila en las cajas registradoras de un supermercado, por ejemplo. Basta que pongan los productos en su carrito para que estos sean cargados a la tarjeta de crédito. En una bodega, con sólo colocar un lector especial se conocerá al instante todo el inventario si cada producto lleva una etiqueta Rfid.Hay fórmulas de dinero virtual y soluciones creativas que vendrían muy bien en un país como Colombia. La empresa filipina Smart Padala abrió hace poco un servicio de envío de giros y remesas a través de una llamada celular. Un colombiano en Miami podría hacer una simple llamada y su pariente en Manizales recibirá un mensaje en su celular con el que puede dirigirse a la oficina de su banco para retirar el dinero. En Latinoamérica, este tipo de servicios a través de los teléfonos celulares no es posible porque las regulaciones nacionales están obsoletas y la interoperabilidad entre empresas de comunicación móvil es apenas un anhelo.Julio Camacho, gerente de Pagosonline.net, uno de los cuatro servicios de pagos sobre Internet disponibles en el país, piensa que el sistema financiero colombiano no está del todo listo para facilitar las cosas. "El cobro de 6.8 por ciento sobre transacciones con tarjetas de crédito que imponen los bancos a los comerciantes afecta la evolución de las transacciones en línea", sostiene. Pagononline.net soporta las operaciones de las tiendas virtuales de Carulla, DeRemate.com, Mercado Libre y Tiendas Olímpica, entre más de 400 clientes. En el último año el número de colombianos que recurre a este medio para realizar sus pagos ha crecido exponencialmente ya que hoy una pequeña o mediana empresa puede vender por Internet sin necesidad de invertir cuantiosas sumas en sistemas de encriptación y seguridad informática. Puede acudir a los servicios de empresas como Pagosonline.net, Todo1, Mis pagos al día o PSE, que cuentan con el sistema de transacciones seguras y por un costo muy bajo, no mayor al 2 por ciento del valor de la mercancía, efectúan la transacción en línea en la modalidad outsourcing.En realidad el país se encuentra en la fase prehistórica en cuanto a pagos en línea se refiere. Menos del 1 por ciento de los establecimientos comerciales colombianos realiza ventas por Internet, según estimaciones de Camacho, lo que resulta comprensible para un país que no ha entrado en la onda del comercio electrónico. Para avanzar en esta materia se requiere que las entidades financieras ablanden las condiciones para el uso de las tarjetas de crédito y que la población pierda el miedo a realizar transacciones digitales; de esta manera, los consumidores se sentirán animados a abandonar definitivamente el arcaico sistema de filas y ventanillas.