El 12 de agosto de 1.999, Jaime Garzón aceptó la invitación del periodista peruano Álamo Pérez Luna del canal América Televisión para participar como entrevistado en un documental sobre el conflicto armado en Colombia que por esos días trasegaba por sus momentos más violentos y sombríos. Por coincidencias del destino, el joven caucano Luis David Ledesma grabó aquel documental en una máquina VHS.Lesdesma decidió compartir en Youtube y redes sociales la entrevista que concedió Garzón. Y cómo si hubiera sido una decisión del destino, las palabras del humorista calzan en este histórico septiembre de 2016. Jaime Garzón vislumbró esta etapa reconciliatoria de Colombia. Sin que le tiemble la voz, expresa que la única forma de acabar con el conflicto armado era mediante una negoción. Garzón dejó una frase que hoy podría ser definitiva: “Hay que darse la pela por la paz”.El documento inédito hasta ahora retrata la lucidez de Jaime Garzón. Sus declaraciones se daban en un contexto violento y convulsionado. El entonces presidente Andrés Pastrana adelantaba las primeras fases de lo que sería un proceso de paz fallido con las FARC, mientras que las fuerzas paramilitares tomaban una fuerza insospechada en grades territorios del país. En medio de ese momento violento y oscuro, Garzón insistía en que la única vía para llegar a la paz era mediante la negociación.“No se pueden parar de la mesa de conversación hasta que lleguen a un acuerdo”, decía. Después de 16 años y de miles de víctimas, el deseo de Jaime Garzón está a punto de volverse realidad. Como pocos, el humorista conocía las entrañas de un conflicto que el mismo explicaba que se había degenerado en negocio y financiado mediante el flagelo del narcotráfico.El video de Jaime Garzón se conoce cuando el avance de la tecnología permite viralizar los contenidos y cuando la polarización es cada vez más profunda, el video de Jaime Garzón ha caído muy bien. El discurso en favor de la paz, que siempre fue una de las banderas de sus icónicos personajes, se multiplica en redes sociales como una soplo de serenidad y calma en un momento convulsionado.