El Library Bar del hotel The Lanesborough, uno de los epítomes del lujo de la hotelería en Londres, tiene una de las colecciones de coñacs y de whiskies de maltas más aclamadas de Europa. Una de las botellas más preciadas ?de la que sirven el shot más costoso de la lista, cuyo costo es de 6250 libras (aproximadamente 24 millones de pesos) ?, es la de The Macallan 65 años en botella Lalique. Esta anécdota sirve para percibir que no se trata de cualquier whisky de malta escocés, sino uno de los más reputados en el mundo, de esos que no tiene consumidores, sino adeptos y coleccionistas. Habría que empezar por hablar de la versatilidad de esta casa de whiskies de malta. La tradición se mezcla con la innovación, pues siempre están pensando en ofrecer novedades a sus clientes. Poder descifrar cuántas referencias hay es casi tarea imposible pero lo que sí sabe es que hay 26 bases principales las cuales tienen distintas vertientes para crear la variada gama que existe. Dentro de las exclusividades se encuentran las botellas limitadas de las series Fine & Rare, las cuales dominan las subastas alrededor del mundo batiendo récord de precios. Por eso no es extraño encontrar referencias de este whisky en la gran pantalla. Raoul Silva, el malo interpretado por Javier Bardem en Skyfall (2012), le ofrece a James Bond un Macallan 1962 y le dice: “Un 50 años Macallan, entiendo que es uno de sus favoritos”. Si bien se habla de años, la clave de Macallan no se encuentra sólo en el tiempo, sino en la madera y en el uso que le dan a las barricas. Cabe resaltar que utilizan el 90 % de las barricas de Jerez en el mundo para añejar el whisky, las cuales son las más costosas de la industria. La destilería se encuentra rodeada por esos paisajes escoceses que tienen sello registrado, sinuosas colinas de verdes profundos con ovejas que parecen puntos blancos a lo lejos y que son las responsables del suave cashmere escocés de paños y pashmninas. También se ven vacas pelirrojas y peludas, autóctonas de las tierras altas, que hacen su pastoreo al lado de los campos dorados de cebada. En Macallan utilizan un porcentaje de una variedad llamada Minstrel, la cual es cultivada por unos 40 campesinos exclusivamente para la casa. También utilizan Concerto, otra variedad que, mezclada con la anterior, contribuye a generar un licor con cuerpo, ideal para que añeje por años. El río Spey, conocido por sus aguas cristalinas y por ser el hogar del fino salmón que se consume en la zona, también delimita parte de la casa The Macallan aunque el agua con la que fabrican el whisky proviene del subsuelo que es calcáreo y perfecto para una filtración natural. Dentro de nuestra visita, tuvimos la grata coincidencia de conocer a Bob Dalgamo en su laboratorio. En este corto pero intenso encuentro con el master blender de Macallan, en medio de tubos de ensayo y de miles de botellitas que contienen muestras de las múltiples barricas, Dalgamo nos confiesa con genuina humildad que él no entiende cuál es todo el bullicio, que lo suyo es solo un trabajo como cualquier otro. Quizá no dimensiona el efecto que tienen sus bebidas sobre la gente. Lleva trabajando en el mundo del whisky 32 años y nadie sospecharía que es uno de los hombres más importantes de la destilería pues parece el vecino anodino de la finca adyacente a de The Macallan. Con ingenuidad le pregunto sobre cuántos whiskies debe probar al día. Y me responde asertivo: ¡Ninguno! yo solo los huelo. Confiesa que casi no bebe, pero que puede pasar hasta dos horas escribiendo sobre un ejemplar. Para este hombre no hay sábados ni domingos, es un trabajador nato, una nariz como pocas que logra a partir de aromas y fragancias crear unos de los whiskies más reputados en el mercado. Para el, cada barril le habla y es así como logra crear botellas excepcionales, únicas, entendiendo las personalidades de sus bebidas. Le pregunto por el barril más antiguo de la bodega. Sin hesitar, se dirige a una de los miles de botellitas y hace que probemos un 1946. ¡Un whisky de 70 años! Creo que ninguno había probado algo tan particular, tenía notas ahumadas y dulces, y su color, un dorado pálido y no un ámbar como se esperaría. Esta destilería es de las únicas que no utiliza colorantes en su proceso. La coloración de cada botella es natural y es el producto del añejamiento en cada barrica. De hecho, entre más añejo no necesariamente el color será más profundo. Hace poco menos de un año esta marca llegó al mercado colombiano y todo parece indicar que había un público sediento que la estaba esperando. Emocionante que Colombia se vuelva tierra fértil para más variedad de destilados y que el público esté listo para explorar uno de los single malt más prestigiosos. ¡Slainte Mhath! (salud en escocés). Los aromas que desprenden las barricas Españolas de jerez: chocolate con naranja, frutas secas y especias. Americanas de jerez: cítricos dulces, vainilla y ligera madera. Americanas de bourbon: coco, madera y cítricos dulces.