Cuando tenía apenas cinco años, José Guillermo Moreno conoció por primera vez al perezoso de dos dedos, un mamífero con pelaje largo de color marrón y blanco, nariz protuberante similar a la de un cerdo y extremidades superiores del doble de tamaño de las inferiores. Su papá encontró al animalito deambulando de noche cerca a su casa en la vereda Pueblo Viejo, sector Goteras, del municipio de Zipacón (Cundinamarca). No tenía la intención de agarrarlo, pero los ladridos de los perros del sector, cada vez más cercanos, lo alertaron. Sabía que si lo dejaba a la deriva, buscando algún árbol de gran porte para trepar, podría ser presa fácil de los canes. Entonces lo llevó aferrado a un palo hacia su vivienda, donde estaban su esposa e hijo. “Parecía un peluche. Era café, con mucho pelo y bastante inofensivo. No hacía ruidos y no trató de atacarnos con sus grandes garras. Pasó la noche en la casa y al día siguiente lo llevamos al bosque. A paso lento pero seguro fue subiendo por el tronco de un árbol hasta lo más alto. Ahí estuvo como ocho días, después se camufló entre lo espeso de la vegetación y no lo vimos más”. José Guillermo, hoy con 49 años de edad, sigue viviendo en la misma casa donde quedó enamorado de la nobleza del perezoso de dos dedos, un mamífero nocturno y solitario, casi ciego, sordo, sin cola y que con el olfato busca su alimento: rebrotes de las hojas y frutas. Asegura que desde ese momento no ha parado de toparse con estos mamíferos, que alcanzan a vivir más de tres décadas, dan una cría al año y en edad adulta miden hasta 72 centímetros de largo y pesan nueve kilogramos.   Te puede interesar: El ‘gran hermano’ de la fauna silvestre  

Zipacón es uno de los municipios con mayor cantidad de registros de perezoso. José Guillermo ya ha salvado varios de morir atropellados en las vías. ©Jhon Barros Habitante del bosque húmedo “Los bosques húmedos que aún sobreviven en las veredas de Zipacón y Cachipay están llenos de perezosos. Al mes me encuentro en promedio con cinco de estos animales, cuando me da por recorrer las zonas boscosas de Pueblo Viejo en los sectores Goteras y Puerto Rico. A veces los ayudo a que trepen más fácil en los árboles, ya que como son lentos pueden demorarse mucho y quedar vulnerables ante los perros. Jamás los he maltratado”, dice este hombre que actualmente trabajaba como conductor. La vía que conduce de Cachipay a Zipacón, de aproximadamente diez kilómetros de largo, le afana bastante a este zipaconense padre de dos hijos. “Esa vía es una gran amenaza para los perezosos, ya que partió en dos su hogar: el denso bosque. Cuando salen de noche en busca de alimento, atraviesan esa carretera por donde pasan vehículos a una velocidad superior a los 60 kilómetros por hora. Los animales no alcanzan a reaccionar y terminan atropellados”. Hace pocas semanas, José Guillermo le salvó la vida a uno de ellos. Eran las 10 de la noche y se dirigía en su camioneta desde el centro de Zipacón hacia su casa, donde vive con su mamá. Como es conciente de que bajo la luz de la luna transitan muchos perezosos por la vía, nunca va a más de 40 kilómetros por hora. En un sector conocido como la hacienda Nebraska vio a uno de ellos en la mitad de la carretera, dirigiéndose hacia la frondosa montaña.   

En horas de la noche, los perezosos bajan de sus árboles en busca de alimento. Hace pocos, José Guillermo encontró uno colgando de una señal de tránsito ©José Guillermo Moreno “Esa vía es una gran amenaza para los perezosos, ya que partió en dos su hogar: el denso bosque. Cuando salen de noche en busca de alimento, atraviesan esa carretera por donde pasan vehículos a 60 kilómetros por hora” José Guillermo Moreno “Me detuve enseguida y orillé la camioneta. Lo alumbre con las luces del carro para que tuviera una mejor visión. Pero él decidió trepar en una de las señales de tránsito. Seguramente la confundió con un árbol. Entonces decidí darle una mano. Con mucha calma para que no se sintiera acorralado, lo cargué y llevé hasta un sitio con muchos árboles. Poco a poco fue subiendo por el tronco hasta que lo perdí de vista. Era bastante blanco y peludo. Es una de las experiencias más bonitas y tiernas que he vivido”. Sin embargo, considera que a la mayoría de los habitantes de la zona les falta tomar conciencia para evitar que el perezoso disminuya su población. “Los conductores, ya sea de camionetas, motos o camiones, deberían ser más prudentes al pasar por la vía. La media hora que hay entre Zipacón y Cachipay es un alto riesgo tanto para los perezosos como para las personas. Es demasiado curva y no cuenta con buena señalización”. En cuanto a los perros, José Guillermo cree que se trata de un problema de voluntad. “En los pueblos todos tenemos perros. Lo único que debemos hacer es tenerlos amarrados, en especial en horas de la noche, que es cuando los perezosos bajan de los árboles a buscar alimento y reproducirse. He visto muchos animalitos con heridas y el pelaje maltratado por los canes. Estamos en la obligación de protegerlos”.      

Así fue el encuentro de José Guillermo con un perezoso en la vía principal de Zipacón. ©José Guillermo Moreno Una especie que depende de los árboles Desde 2015, la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR) cuenta con un plan de manejo y conservación del perezoso de dos dedos (Choloepus hoffmanni), un trabajo que le ha permitido estudiar sus características, comportamientos, distribución y amenazas, además de realizar campañas de divulgación y sensibilización a las comunidades. En estos cuatro años, la CAR ha registrado presencia de este perezoso en 47 municipios de Cundinamarca, que hacen parte de las cuencas hidrográficas de los ríos Seco, Magdalena, Sumapaz y Bogotá. Allí, la entidad aúna esfuerzos con las autoridades municipales, fundaciones, ONG y la misma comunidad para defenderlo. Diana Paola Romero, zootecnista del grupo de biodiversidad de la dirección de recursos naturales de la CAR, se ha convertido en el ángel guardián de esta especie. A su teléfono y correo electrónico no paran de llegar mensajes sobre casos de perezosos, tanto en peligro como simples registros en las vías, bosques y viviendas. “Aunque la especie está catalogada en la categoría de preocupación menor, es una de las principales víctimas del tráfico ilegal de fauna, por lo cual el Ministerio de Ambiente creó una estrategia para protegerla. Ese llamado nos permitió consolidar un plan de manejo en Cundinamarca, que incluye monitoreos, líneas de atención para denuncias de caza y avistamientos y siembras de árboles nativos. Antes se desconocía que el departamento contaba con presencia de esta especie”, aseguró Romero.  

El municipio de Zipacón es considerado como uno de los territorios con mayor presencia de perezosos. ©CAR Para la experta, la pérdida del bosque es el primer paso para la afectación de la especie. “Es arborícola, es decir que depende de los árboles. Por eso, la deforestación, quemas y ampliaciones de las fronteras agrícolas figuran entre sus principales amenazas. Los corredores viales han causado una fragmentación del paisaje, por lo cual se ven obligados a descender de los árboles y atravesar las carreteras para buscar alimento. Tenemos una gran pérdida por atropellamiento, al igual que por perros ferales o domésticos, los cuales al percibir su olor los atacan”.  En Zipacón y Cachipay, con una alta tasa de presencia de perezosos en Cundinamarca, la CAR ha logrado varios avances para disminuir sus impactos. En la vía que conecta a ambos municipios fueron instaladas dos señales de tránsito, las cuales les informan a los conductores que en la zona habita esta especie. También ha realizado retenes en la carretera para sensibilizarlos y que disminuyan la velocidad.  Estos mamíferos, que alcanzan a vivir más de tres décadas, dan una cría al año y en edad adulta miden hasta 72 centímetros de largo y pesan nueve kilogramos. “El perezoso tiene sus extremidades superiores el doble de largas que las inferiores, por eso cuando está en tierra, no se ve de pie o erguido sino arrastrando el abdomen con el suelo, como si estuviera gateando. En la noche, que es cuando está despierto para alimentarse y aparearse, baja de los árboles y atraviesa las vías cercanas. Por el exceso de velocidad y falta de conocimiento de los conductores, muchos son atropellados, ya que se quedan quietos en medio del cemento”, apuntó la zootecnista. La CAR también realiza jornadas de sensibilización sobre el perezoso con niños y jóvenes de las escuelas rurales y colegios, al igual que con la comunidad adulta, para que aprendan sobre la importancia de esta especie. “Con las autoridades municipales, como alcaldías y juntas de acción comunal, estamos conectados. Cada vez que hay un registro me llaman para atenderlo: si está herido lo llevamos a los centros de recepción para que los expertos lo atiendan y si está en buen estado seleccionamos un lugar para reintroducirlo a su hábitat”.  

Esta es la vía que conecta a Zipacón con Cachipay, más de 10 kilómetros fatales para los perezosos. La CAR instaló dos señales que advierten su presencia ©Jhon Barros Te puede interesar: Animales atropellados, otra amenaza a la biodiversidad en Colombia   Clave el trabajo con la comunidad Para Romero, el trabajo con la comunidad ha sido fundamental. “Lo primero que hacemos es enseñarle a la gente sobre la especie. Por ejemplo que no es un oso, sino que hace parte de la familia de los armadillos y descendiente de los megaterios, antiguos dinosaurios americanos de dos metros de altura. Nos enfocamos mucho en los niños, ya que ellos reportan todo lo que ven en sus casas y sitios cercanos. Les llevamos cartillas para colorear y hacemos talleres para que le cojan amor a la fauna. Con las juntas de acción comunal hacemos recorridos y tenemos campañas de divulgación en las redes sociales”. Con los adultos, la CAR hace énfasis en la situación de las vías. “Les hemos recalcado que lo primero que deben hacer es bajarle a la velocidad cuando transiten por ahí. Si los llegan a encontrar, es necesario evitar pitar, cogerlos y esperar a que ellos mismos encuentren el bosque. En el caso de que se queden quietos, lo mejor es buscar un palo para que se enganchen y llevarlos hacia un árbol de gran porte. Si están heridos, el paso a seguir es comunicarse con la policía o alcaldía, quienes luego nos llaman para atenderlos”. Otros municipios con alta presencia de perezosos en Cundinamarca son Silvania y Sasaima. En el primero abundan por el corredor de árboles alrededor del río Subia, que atraviesa el casco urbano; y en el segundo en el parque central del pueblo.   

La comunidad es fundamental para proteger al perezoso. La CAR realiza capacitaciones para que la población aprenda sobre la importancia de la especie y qué hacer si encuentran alguno. ©CAR “En 2017, en el parque de Sasaima, identificamos cerca de siete perezosos, los cuales reubicamos en un bosque. El año pasado en Silvania reportaron un perezoso que estaba colgado de uno de los cables de la luz del pueblo. Llegaron bomberos, entidades y mucha gente de la comunidad, quienes extendieron cobijas y sábanas para evitar que la caída lo matara. Pero el animalito no quería soltarse. Con una vara larga o cañuela movieron el cable durante todo el día, hasta que decidió dejarse caer. Como no estaba herido, lo llevaron a una zona boscosa en la vereda”, anotó la experta. Otros municipios con alta presencia de perezosos en Cundinamarca son Silvania y Sasaima. En el primero abundan por el corredor de árboles alrededor del río Subia, que atraviesa el casco urbano. En promedio, Romero recibe al mes tres casos de presencia del perezoso en Cundinamarca, es decir más de 30 al año. Sin embargo, esta cifra ha disminuido porque las alcaldías y autoridades ya saben cómo actuar. “Eso demuestra que el trabajo con la comunidad y los municipios sí ha servido. Muchas veces me llaman cuando ya lograron reubicarlo”. Insignia de Zipacón Los habitantes de la vereda Pueblo Viejo en Zipacón se han convertido en los principales defensores de los peresozos, en especial de los que transitan por la trágica vía que los tiene amenazados.  Roque Galindo, de 43 años, es uno de ellos. Los ha visto desde niño, encuentros que le sembraron un amor profundo por estos mamíferos que sólo aparecen en multitud cuando una hembra está en celo y predominan en los bosques tropicales húmedos donde hay presencia de ríos.  

El bosque húmedo es el hogar del perezoso. Duermen de día en lo más alto de los árboles y en las noches descienden a buscar alimento. Su pelaje es de color blanco con café. ©CAR “Cuando era pequeño vi un animal raro colgado entre unas ramas. Llamé a mi papá y me dijo que era un perezoso, un animal que abunda por los bosques y que es la insignia del pueblo. Me advirtió que podía mirarlo pero no tocarlo, para así evitar que se sintiera amenazado”, recuerda este hombre que actualmente trabaja en la Alcaldía municipal. Con el paso de los años ha aumentado el tránsito de vehículos por la carretera, en un minuto pasan más de diez a toda velocidad, además de la cantidad de perros ferales en las montañas. Por eso cada vez es más difícil divisarlos, asegura Roque, quien toma medidas para evitar tragedias y le habla a la gente del pueblo sobre la necesidad de protegerlos. Para ir desde su casa hasta su sitio de trabajo debe pasar por la carretera de los perezosos, razón por la cual le baja la velocidad a su moto y así evitar atropellar alguno. “Siempre estoy muy atento, en especial en horas de la noche, que es cuando salen. Voy muy despacio y si veo alguno me paro en la carretera así los conductores me echen pito. Es una especie muy tierna, tranquila y no le hace daño a nadie”. Recientemente tuvo un encuentro con uno de estos animales. Eran las 8 de la noche y acababa de salir de su oficina, ubicada en el parque central de Zipacón. Pasados cinco minutos de viaje lento en la moto vio un perezoso en la mitad de la vía. Frenó de inmediato y atravesó su vehículo con las luces encendidas en la carretera, ya que se percató que un carro venía cerca.  

Roque es otro de los habitantes de Zipacón que le ha salvado la vida a más de un perezoso. En julio evitó que uno de estos animales fuera atropellado en horas de la noche. ©Jhon Barros “Venía a gran velocidad y lo iba a atropellar. El dueño del vehículo se bajó y quedó maravillado con el animal. Esperamos como diez minutos hasta que el perezoso logró adentrarse en el bosque. Alcancé a grabar ese encuentro y de inmediato le envié el video a la encargada de ese tema en la Alcaldía, para que tuviera conocimiento del registro. Es fundamental que los conductores tomen conciencia sobre bajar la velocidad y hacer algo con la cantidad de perros que hay”, concluye Roque. Casos como este le llegan seguido a Adriana Campos, apoyo técnico de la oficina de desarrollo económico y ambiental de la Alcaldía de Zipacón, quien es conocida en el municipio como la gran defensora de los perezosos.  “El bosque húmedo que predomina en la zona rural de Zipacón es ideal para la vida del perezoso, ya que allí encuentra la alimentación que necesita, el espacio para reproducirse y un clima ideal para su supervivencia. Contamos con especies de árboles nativos como roble, mano de oso, corono, arrayán y aliso, perfectos para su nutrición y desarrollo. A pesar de esto, muchos factores lo tienen en peligro”. Según Campos, con algunas cámaras trampa instaladas con ayuda de la CAR, ya han identificado cazadores interesados en adquirir su carne y pelo. “Algunos los matan para hacer rituales espirituales con sus uñas y dientes. Las vías y los perros complementan las principales amenazas para la especie”.   

En los 47 municipios de Cundinamarca con registros de perezoso, la CAR trabaja con las comunidades y alcaldías para proteger la especie. ©CAR Te puede interesar: El peso de la sexta extinción en un país biodiverso como Colombia Los perros, un problema de dueños y perezosos La funcionaria denunció que varios habitantes de Bogotá, Facatativá y otros municipios aledaños ingresan a Zipacón a abandonar sus perros, una situación que tiene en jaque la vida del perezoso. “Estos perros abandonados han conformado manadas superiores a los 10 individuos, las cuales aprovechan los movimientos lentos del perezoso para atacarlo. Esta problemática está descontrolada en el municipio, necesitamos ayuda de otras entidades para solucionarla”. La Alcaldía de Zipacón, la CAR, la Fundación Cosmomimesis, el Proyecto de Conservación de Agua y Tierras (Procat) y el consorcio Devisab, pusieron en marcha una campaña para cuidar al perezoso, la cual en los últimos años ha realizado socializaciones con los conductores en las vías y campesinos de las zonas rurales, entrega de cartillas y talleres en los colegios y canales de denuncias sobre maltrato o presencia de la especie. En Zipacón, el perezoso es llamado el jardinero del bosque, ya que una de sus funciones es esparcir semillas. “Desde el año pasado he recibido cerca de 30 reportes, ya sea por accidentes, avistamiento o personas que se los llevan en costales para traficarlos. En las escuelas de las tres veredas donde más tenemos registros, El Chuscal, Pueblo Viejo y Paloquemao, hicimos talleres donde los niños aprendieron a identificarlo por su color, tamaño y uñas, y cómo deben ayudarlo si lo ven en una vía”.   

El perezoso tiene una sola cría al año. Cuando madre e hijo descienden de los árboles, quedan a la deriva de perros, cazadores y vehículos que transitan por las vías cerca a sus hogares. ©Andrés Camilo Gaitán (CAR) Campos propone crear una red de apoyo con varias entidades municipales y nacionales para su conservación, “algo que nos permitiría hablar el mismo idioma, actuar adecuadamente cada vez que se presente un caso e identificar los sitios donde más habitan. También sería fundamental construir arcos en guadua sobre las vías para que los animales atraviesen sin ocasionar accidentes”. En Zipacón, el perezoso es llamado el jardinero del bosque, ya que una de sus funciones es esparcir semillas. Por eso, la Alcaldía declaró el 22 de octubre como el día de esta especie, fecha en la cual realiza diversas actividades encaminadas hacia su protección. “Los perezosos hacen sus necesidades fisiológicas una sola vez por semana. En la noche descienden del árbol sin soltarse, abren un hueco en el suelo, defecan y vuelven y lo tapan. Ese proceso se lo enseñan las madres a las crías en sus primeros meses de vida, cuando están totalmente aferrados a los cuerpos de sus progenitoras. Por eso son jardineros del bosque, ya que hacen la siembra de las semillas que han consumido. Son fundamentales para que la flora no desaparezca”, apuntó la experta de la CAR.  

Cuatro perezosos han sido liberados en las tupidas montañas de Cachipay en los últimos meses. Unos fueron encontrados en vías y otros colgando de los cables de la luz. ©Jhon Barros Cachipay, hervidero del perezoso Luis Neftalí Leguízamo llegó a Cachipay hace 33 años, proveniente de Miraflores, territorio del departamento de Boyacá. Un amigo lo convenció de hacerlo y asegura que fue la mejor decisión de su vida.  “Llegué a un paraíso. Tenía escasos 21 abriles y enseguida quise trabajar en algún proyecto que me permitiera defender el medioambiente. Como en esa época tenía una larga cabellera rubia y ondulada, y unos rasgos parecidos a los del protagonista de una serie de televisión norteamericana, me empezaron a llamar MacGyver, apodo que hoy conservo”, comenta. Primero fue celador, cultivó mora y manejó un carro haciendo expresos por las diferentes veredas del pueblo. Hace tres años, el alcalde de Cachipay le propuso un trabajo que le sacó lágrimas de emoción. “Me dijo que sí quería convertirme en el primer guardabosque del municipio. No lo dudé ni un segundo, es la profesión más linda del mundo”.  MacGyver siembra conciencia ambiental entre los pobladores. Todos los días recorre el pueblo uniformado con pantalones militares y botas negras recogiendo basuras y colillas de las calles, las cuales deposita en bolsas biodegradables que carga en los bolsillos de su vestimenta. Siempre lo acompaña una billetera que tiene un bordado con la siguiente frase: “General Guardabosque MacGyver de los Ángeles Leguízamo Sierra”.  

MacGyver, el guardabosque de Cachipay, es el encargado de liberar los perezosos en las montañas del municipio. También recoge basura por todas las calles de su pueblo. ©Jhon Barros Recientemente, un perezoso bebé encontrado en la vía entre Cachipay y Zipacón le sacó lágrimas a MacGyver. Le dijeron que lo habían encontrado aferrado al cuerpo de su mamá, quien murió atropellada por un vehículo. “Parecía un peluche. Un animalito como esos solo inspira ternura y felicidad. Es muy triste que por la falta de conciencia de los seres humanos pasen este tipo de accidentes. Le arrebataron a su madre y quién sabe si logre sobrevivir sin ella”, comentó el guardabosque de Cachipay. La buena nueva es que el perezoso bebé fue enviado a la Fundación Aiunau de Antioquia, dedicada al rescate, rehabilitación y liberación de estos animales, donde recibirá toda la atención necesaria hasta que crezca y pueda regresar a su hábitat natural. Jefferson Flórez, secretario de desarrollo económico, agropecuario y ambiental de la Alcaldía de Cachipay, cuenta más detalles del caso que estremeció al municipio. “Un conductor que presenció el accidente llamó a los Bomberos y les dijo que una persona de la vereda Calandaima había recogido a la cría y se la había llevado a su casa. Luego de averiguar con la comunidad logramos dar con el señor que tenía al animal, quien nos lo entregó. La Policía de Carabineros de la Gran Vía en Tena pasó por él para finalmente dárselo a los expertos de la CAR”.  

El bebé perezoso encontrado recientemente en la vía entre Cachipay y Zipacón fue enviado a la Fundación Aiunau, experta en el cuidado de esta especie ©CAR Este no ha sido el único caso reciente de perezosos en Cachipay. Flórez tiene presentes otros tres en las veredas Cayundá, Agua Regada y La Capilla, que afortunadamente llegaron a un feliz desenlace. “Uno de estos era un perezoso que estaba colgando de un cable de electricidad en la vereda Cayundá. La comunidad nos llamó e inmediatamente fuimos con Bomberos, Policía y nuestro guardabosque. Logramos bajarlo y como estaba en buen estado de salud, lo liberamos en una zona boscosa del municipio. Los otros dos animales también fueron reubicados en su hábitat natural. No son un peluche, son animales silvestres que necesitan estar en lo alto de los árboles para sobrevivir”, dijo el ingeniero agrónomo. MacGyver ha estado en las tres liberaciones de perezosos en Cachipay, realizadas en un área de 23 hectáreas del Parque Natural Los Panches.  “Fueron transportados en canastillas de plástico tapadas. Los dejamos bien metidos en el bosque. Cuando los dejamos en el piso, primero observaron los árboles a su alrededor. Con total calma fueron arrastrándose hacia sus hogares y treparon hacia lo más alto. Es una experiencia muy linda. A mis 54 años nunca había sentido esa energía tan pura, la energía de la vida”.  

Los perezosos son llamados los jardineros del bosque, ya que con sus escrementos disperarsan semillas para que crezcan nuevos árboles. ©CAR