En el panel, donde participaron expertos en desarrollo rural y en planeación, se analizó cómo divergen los conceptos que tienen las comunidades, las entidades gubernamentales y la academia.  El conversatorio buscaba profundizar en el diseño de políticas públicas teniendo presente la visión de los territorios y las complementariedades entre mediciones de desarrollo.   “Bienestar es tener una vida digna, no en lo personal, sino en el territorio. La vida digna significa desarrollo integral, económico y hasta emocional”,  dijo  Laura Cerón, una joven líder de Popayán, al empezar el conversatorio.    Es precisamente a partir de lo propuesto por la lideresa que se pueden empezar a sopesar las posturas presentadas por los diversos panelistas que asistieron al foro. De hecho, Daniel Gómez, subdirector sectorial del Departamento Nacional Planeación (DNP), reconoció que lo expuesto por la lideresa es clave en un país que ha buscado entender la heterogeneidad del territorio, para así abarcar una mirada más amplia del desarrollo.  

Al ser un país tan diverso, es necesario tener un enfoque diferencial en las políticas públicas. ©Archivo Semana Rural   Ese concepto propuesto por Gómez se abordó a lo largo de todo el conversatorio. A pesar de las diversas posturas frente a las medidas tanto cuantitativas como cualitativas de lo que significa desarrollo, todos los panelistas resaltaron la importancia de incorporar una mirada más innovadora y transversal.    En la última década se ha producido un cambio fundamental frente al concepto de desarrollo, en el que se han incorporado nuevas medidas para entender lo que significa bienestar, explicó Olga Lucía Acosta, economista experta de la Oficina de CEPAL Colombia.   Te puede interesar: "Ganó nuestro modelo de desarrollo": líderes en Tribugá   “Hoy sabemos más de la producción que del bienestar. Tenemos que pasar de la empresa, de la producción, hacia las personas y las familias. Los hogares son las fábricas más importantes de bienestar. Tenemos muchos matices culturales que le exigen a las políticas públicas una diferenciación y una flexibilidad que no siempre se logra”, agregó Acosta.   Este mismo aspecto lo resaltó Ángela Penagos, directora de la Iniciativa Agroalimentaria  de la Universidad de los Andes. “Hay un tema clave en las mediciones de bienestar como son la relación entre individuo, hogar y territorio. Es clave pensar mediciones que tengan en cuenta estas interacciones para tener un módelo más amplio de medición”.   

El panel resaltó los avances dados por la academia y las mismas entidades gubernamentales, como el Dane, para tener una medición más amplia. ©Archivo Semana Rural   Precisamente por eso es fundamental tener una mirada en la que las mediciones más tradicionales de desarrollo, como las encuestas del Dane, con índices como pobreza multidimensional o necesidades insatisfechas, se articulen con mediciones más subjetivas de desarrollo. Como menciona Olga Lucía Acosta: “el desarrollo lo hacen las personas y las políticas públicas son las catalizadoras de ese desarrollo”.   Esta postura fue también expuesta por Lina Martínez, directora del Observatorio de Políticas Públicas (POLIS) de la universidad ICESI en Cali. Martínez en su intervención resaltó la importancia de tener en cuenta medidas subjetivas como la felicidad y las emociones. “La gente es feliz con su esfera privada, con su familia, su trabajo, su entorno más próximo. Pero esa felicidad no se transforma en proyectos colectivos. Nuestra felicidad no tiene nada que ver con las acciones y la gestión gubernamental. No hay confianza institucional”, recalcó Martínez.   La política pública en ese sentido se debe entender de manera simétrica. No se le da desarrollo a una comunidad, sino que la comunidad es quien construye ese desarrollo. “Los indicadores de aspectos cotidianos son un poderoso complemento a las mediciones más tradicionales. Es por las dos rutas que vamos a tener una medición mucho más profunda de la realidad”, complementó Peter Dixon, investigador principal en Everyday Peace Indicators, quien también recalcó esa necesidad de que las comunidades participen de la construcción de las políticas públicas.  

©Archivo Semana Rural   En muchas ocasiones, el concepto de bienestar en las comunidades es percibido de una manera disímil a cómo es entendido por la academia. Se entiende más desde un sentido cotidiano del buen vivir, como explica una mujer campesina de Almaguer, Cauca, que intervino a través de un video. “En mi opinión el bienestar es estar bien físicamente, económicamente, emocionalmente. En el campo es la alimentación, la naturaleza, lo que nos da bienestar”, dijo.   Los modelos de desarrollo deben entenderse de forma diferencial. Por eso Carlos Córdoba,  director de la oficina Rimisp Colombia, es enfático en la necesidad de tener observatorios territoriales que participen de esos debates de desarrollo y bienestar rural en los territorios. No a partir de una mirada urbana, como se ha dado históricamente, sino a partir del diálogo con las miradas de desarrollo que existen en los territorios.   "El nuevo enfoque para entender el desarrollo no se puede mirar solo de modo tecnocrático, donde hay unos expertos que hacen unos estudios, sino que los expertos deben tener un diálogo con las comunidades. Una institucionalidad que permita ese diálogo y esos procesos para recoger información es clave para generar política pública”, concluyó el director sectorial del DNP.   Esa es precisamente la gran conclusión que deja el panel propuesto por Semana Rural y Rimisp Colombia: que el desarrollo se debe entender de manera integral, tomando en consideración tanto datos cualitativos, como cuantitativos. Es articulando estos conceptos que se puede tener una política pública que sea consciente de los cambios que hay en el territorio y de las realidades particulares de cada comunidad. “Debemos partir de lo identitario a lo económico”, finalizó Olga Lucía Acosta.                           

Si quiere revivir el conversatorio puede hacerlo en este video. Te puede interesar: Abren nueva convocatoria para proyectos de innovación agrícola