A sus 15 años, Maribeth Becerra trabaja cada día contra la violencia de niños, niñas y adolescentes en su departamento, Chocó. “Yo decidí pertenecer al comité de convivencia que creó la fundación Plan en mi colegio, para aprender más acerca de los derechos que tenemos y desde allí hemos generado cambios”, dice. Maribeth fue una de las invitadas al III Seminario Pensamiento Latinoamericano sobre Derechos de la Infancia: Desafíos y respuestas frente a la violencia contra las niñas en escenarios de conflicto armado y crimen organizado, convocado por REDLAMYC (Red Latinoamericana y Caribeña por la Defensa de los Derechos de los Niños, Niñas y Adolescentes) y organizado por la Alianza por la Niñez Colombiana, integrante de esta red de redes, en el marco de #TejiendoRedesInfancia, proyecto co financiado por la Unión Europea, en el que participaron profesionales de diferentes áreas y de 19 países. Esta adolescente estuvo en Bogotá para contar la experiencia positiva que genera la educación y el acompañamiento en los niños, niñas y adolescentes. Maribeth no ha sufrido la violencia y asegura que sus padres la apoyan en lo que ella quiera construir, sin embargo, sabe que no todos los niños en Colombia tienen su misma suerte, motivo por el cual fue invitada al seminario. El programa al que se refiere la menor es Usa tu Poder para Construir Paz y ha permitido que los más de 30 jóvenes vinculados en Quibdó sean multiplicadores de los derechos de los niños, niñas y adolescentes. Durante el 2018 se incrementaron los casos de violaciones a niños, niñas y adolescentes por parte de grupos armados desmovilizados, paramilitares, grupos armados locales, el Ejército de Liberación Nacional (ELN), Ejército Popular de Liberación (EPL) y las disidencias de las FARC-EP, en los que las niñas llevaron la peor parte. “Cuando tenemos educación y nos hablan de nuestros derechos, sabemos qué hacer en casos de violencia. En el colegio quienes hacían bullyng han cambiado. Sabemos que no nos debemos maltratar entre nosotros y tampoco permitir ningún maltrato por parte de las demás personas”, aseguró Maribeth.  

A sus 15 años, Maribeth Becerra trabaja cada día contra la violencia de niños, niñas y adolescentes en su departamento, Chocó Foto: Angélica Guzmán Más propuestas para generar cambio En el evento se habló de lo que está sucediendo en América Latina y Colombia. La Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas de Colombia confirmó que en 2018 se registraron 243.547 víctimas en el país por los diferentes hechos generados por el conflicto, de las cuales  77.107 son niños, niñas y adolescentes entre los 0 y 17 años. “Tenemos que decir que los niños, niñas y adolescentes más expuestos para ser víctimas no son los de las ciudades, son los de las zonas en donde no hay presencia del estado y donde la impunidad es algo cotidiano”, dijo Esmeralda Arosemena de Troitiño, presidenta de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la Organización de Estados Americanos (OEA), quien además explicó que “son los grupos al margen de la ley los que le ofrecen la ‘seguridad, protección y poder’, eso que en sus familias y el Estado no pudieron brindarles”. Los expertos que convocó el III Seminario Pensamiento Latinoamericano sobre Derechos de la Infancia: Desafíos y respuestas frente a la violencia contra las niñas en escenarios de conflicto armado y crimen organizado, fueron muy puntuales acerca de lo que se debe hacer para frenar esta situación: Generar sistemas de información para identificar los casos de violación de derechos a menores asociados al conflicto armado y la ilegalidad. Educar a las comunidades bajo la premisa de que niñas, niños y adolescentes son sujetos de derechos e interiorizar el concepto de igualdad de género. Crear estrategias de protección y reparación para las niñas víctimas del conflicto, de acuerdo con el contexto y la región en la que viven.

«Tenemos que decir que los niños, niñas y adolescentes más expuestos para ser víctimas no son los de las ciudades, son los de las zonas en donde no hay presencia del estado y donde la impunidad es algo cotidiano».   Esmeralda Arosemena Juan Martín Pérez García, secretario ejecutivo de REDLAMYC dijo que  “tenemos un debilitamiento del estado que se refleja en el poco control territorial, la violencia y la destrucción del tejido social. La fragilidad del estado es lo que genera dinero, no la hoja de coca”. El experto aseguró que la única forma de luchar contra estos flagelos es teniendo más gobernanza en las poblaciones vulnerables. Maribeth, al igual que los expertos invitados considera que la educación y el acompañamiento son algunas de las herramientas más importantes con las que deben contar tanto los niños, niñas y adolescentes como sus familias. “Yo no sé de los casos de violencia puntuales que puedan existir entre mis compañeros. Lo que sí hemos notado es que muchos han cambiado su comportamiento para bien: dejaron de ser maltratadores con los demás”, manifestó la menor.