Aunque había música, colorido y baile, las más de 150 personas que asistieron ayer a la Casa de la Cultura de Arauca (Arauca) se mantenían en silencio. La impotencia y la tristeza eran las que tenían la palabra. Se trataba de las honras fúnebres de Mauricio Lezama, el cineasta caleño que fue baleado la tarde del jueves en La Esmeralda, a unos 20 minutos de Arauquita, mientras trabajaba en el cortometraje ‘Mayo’ en compañía de otro cineasta de la región. El adiós estuvo acompañado de presentaciones de arpa y joropo, y de la presencia de colectivos de artistas plásticos y pintores. Estos últimos se reunieron el viernes en la noche para empezar a trabajar en un retrato de Lizama en una de las paredes de la Alcaldía. Durante las honras fúnebres, la impotencia y la tristeza fueron las que tuvieron la palabra.
“Más que recordarlo a él, queremos que a Arauca nunca se le olvide su legado. Él combatió la violencia con arte. Y eso es lo que nunca tenemos que dejar de hacer”, dijo uno de los gestores culturales de la región. Además de cineasta –era el consejero departamental de cine-, Lezama era titiritero y pintor. Uno de sus cuadros, justamente, fue exhibido junto al ataúd. Al finalizar la tarde del sábado, sus dos hijos, su ex pareja y una centena de amigos y conocidos -incluido un grupo con el que Lezama practicaba ciclo montañismo- se agolpó frente a la iglesia Santa Bárbara de Arauca para acompañar los restos del artista hasta su última morada, en el cementerio municipal.
El colectivo de artistas empezó a hacer el mural el viernes en la tarde a partir de una fotografía reciente de Lezama. ©Alfonso Giraldo.