El periodismo nacional está en deuda con las regiones más apartadas de Colombia. De acuerdo con un estudio de la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP), del 2015, en 92 municipios de ocho departamentos que han sido escenario del conflicto armado hay dificultades para acceder a la información local. Esto significa que al menos 1.730.000 ciudadanos no saben qué ocurre en sus territorios o no cuentan con fuentes de información de calidad. Hasta ahora, la Flip ha mapeado 871 de los 1.122 municipios del país para revisar si existen medios locales y qué tipo de información producen. Los últimos datos muestran que en el país hay una clara desigualdad en el acceso que las personas tienen a información sobre lo que sucede en su entorno.

 Hace un año y medio SEMANA RURAL comenzó a circular. © CÉSAR GARCÍA   Una apuesta ambiciosa Los medios locales son los llamados a mostrar las realidades de sus regiones. Su aporte es invaluable para la democracia. Los periodistas suelen decir que han aprendido de geografía por la violencia. En la práctica, eso se traduce en que una masacre o un desplazamiento son los hechos que han sacado del anonimato a cientos de veredas y municipios del país. Por eso no es extraño encontrar testimonios como el de Rosenberg Sánchez, líder comunitario de Piñalito –un corregimiento de Vista Hermosa– quien afirma que “por aquí no se había visto un medio de comunicación”, al referirse a la década que ha transcurrido desde que este municipio del sur del Meta dejó de ser zona de distensión, por lo que esa población también dejó de atraer a la prensa. A falta de medios que produzcan noticias locales, los habitantes de estas regiones han encontrado otras maneras de llenar ese vacío. “La radio comunitaria ha servido para que la gente hable de lo que pasa en su vereda. Y a medida que internet avanza, han surgido otros canales donde circula la información local. Ahora el campesino se entera por WhatsApp”, subraya María Paula Martínez, profesora de Los Andes y coautora de la investigación ‘Así nos informamos en Internet’.   «El artículo sobre la amenaza de la deforestación nos puso el dedo en la llaga. Es distinto leer un reportaje con información local y testimonios de gente conocida a verlo en un noticiero nacional».   JUAN PABLO DE LOS RÍOS RAMÍREZ, Director de Pastoral Social San Vicente del Caguán  1 de cada 3 colombianos viven en zonas donde no hay medios de comunicación locales.  131municipios  del total mapeados están en silencio. 509municipios  del total mapeados están en silencio. Pero hoy, cuando el país está mirando hacia estas zonas, está quedando en evidencia el déficit de información de poblaciones enteras. “Al tener distintas versiones de una noticia tengo más elementos para armar mi criterio y evaluar lo que pasa”,   comenta la académica. Resulta entonces evidente que una ciudadanía mejor informada, toma mejores decisiones. Fue esta la razón que llevó a Usaid, a través de la organización Acdi/Voca, a apoyar a SEMANA RURAL para poner en marcha un medio  cercano que visibiliza temas hiperlocales y da voz a líderes y comunicadores para contar la realidad de sus municipios. “ Una ciudadanía informada no solo participa activamente y es agente de transformaciones, sino que exige y hace veeduría de los compromisos de sus gobernantes”, dice Lawrence Sacks, director en Colombia de esta agencia.  

Actualmente, la versión impresa de SEMANA RURAL circula en 13 municipios del país. © CÉSAR GARCÍA Hoy, cuando se cumple el primer ciclo del proyecto luego de 17 meses, el reto continúa siendo que esta iniciativa permanezca fiel al propósito por el que nació, pues la necesidad sigue estando ahí. Esto último lo resume Dione Patiño, directora de la emisora comunitaria La Esquina Radio, que emite cada mes una franja radial de SEMANA RURAL. “No es para que me cuente qué está pasando en el país, sino para que me escuche y mi realidad sea narrada con el respeto que se merece”. Financiar esta apuesta intangible es un desafío de grandes proporciones. En esta etapa que el proyecto está cerrando, Usaid ha sido un catalizador, ya que “la empresa privada es el motor” de esta iniciativa, asegura Sacks.  «Por medio del periódico, la comunidad se enteró de que Cortolima había dado luz verde para construir la hidroeléctrica. Luego, organizaron una reunión para debatir el tema».   DAIANA GONZÁLEZ, Colaboradora de SEMANA RURAL

POR: Bibiana Mercado | Editora general @BibianaMercado