Ronald Sadbel, de 35 años, salió de Haití acompañado de su esposa en busca del sueño americano. No obstante, el cierre de la frontera con Panamá desde el pasado 20 de marzo de 2020 por cuenta de la pandemia lo dejó varado en Colombia junto a otros 300 migrantes, entre ellos 67 niños y 10 mujeres embarazadas. La nueva extensión de la cuarentena, anunciada recientemente por el Gobierno nacional, agrava su estadía en el municipio costero. “Esa comidita que nos están dando no es suficiente, hay mucha gente, la cantidad que entregan es como para niños y necesitamos más cosas”, señaló el migrante haitiano a SEMANA RURAL.   Por su parte, el alcalde de Necoclí, Jorge Tobón, pidió ayuda del Gobierno nacional dada la escasez de recursos para seguir atendiendo a los extranjeros que, según dice el mandatario, le cuestan al municipio unos 4 millones de pesos cada día. "Para atender la emergencia, y con los pocos recursos que poseemos, la administración ha venido entregando alimentos, frazadas y atención en salud para los migrantes", dijo. Agregó el alcalde que atender a los migrantes le ha generado hoy al municipio un desgaste económico y logístico que pone en riesgo la entrega de ayudas para los necoclicenses en medio de la emergencia por la covid-19. Mientras tanto, en un escenario deportivo acondicionado como albergue temporal, pasan la cuarentena adultos, niños y mujeres embarazadas que advierten que lo único que esperan es poder salir de Necoclí lo más pronto posible. Le puede interesar Gutiérrez, el primer municipio que despierta de la cuarentena    Cabe recordar que desde el 14 de marzo pobladores de Capurganá (población limítrofe con la selva del Darién) cerraron el ingreso al puerto fluvial impidiendo la llegada de migrantes por temor a una propagación del coronavirus. Desde entonces, los viajeros quedaron vatados en Necoclí.  Aunque las autoridades locales han enviado cartas a la gobernación de Chocó, a la alcaldía de Acandí y a la comunidad afro de Capurganá estos últimos se niegan a permitir el paso de los migrantes porque se presume que en la selva del Darién hay un número indeterminado de migrantes con síntomas de coronavirus. Por su parte, el Servicio Nacional de Fronteras de Panamá ha entregado ayudas en la estación de recepción de migrantes confinados en la comunidad indígena de Peñitas y en la de Bajo Chiquito, provincia del Darién